“El
político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas
generaciones y no en las próximas elecciones.” [Winston Churchill]
Desde octubre de 2005,
Bolivia está en Campañas electorales sin descanso ni fin.
2005: Elecciones
generales y de Prefectos. 2006: Asamblea Constituyente y Referéndum Nacional
Vinculante. 2008: para Prefecto
(Chuquisaca) y Referéndum
Revocatorio. 2009: Referéndum Dirimidor y Constituyente, Generales y Referéndum
Autonómico. 2010: Departamentales y Municipales. 2011: Judiciales y Municipales
(Sucre, Quillacollo y Pazña). 2012: Municipales (Chua Cocani y Huatajata) y
Consulta en el TIPNIS. 2013: para Gobernador en el Beni… Sólo 2007 sin proceso
electoral.
Todos estos procesos
se han ido convirtiendo en plebiscitos gobierno-oposición y elecciones locales
(municipales, consultas y departamentales) se han dado como estandartes proyectivos para 2014. Apoyados en encuestas profusamente difundidas (la mayoría correctamente hechas pero mal
interpretadas, voluntaria o involuntariamente), tirios y troyanos (gobierno y
oposición) se han adjudicado el triunfo en 2014 desde que después de abril de
2010 empezaran a hacer campaña para los siguientes cuatro años. Con un
candidato definido gubernamental (más allá de la decisión del Tribunal
Constitucional) desde el primer momento y un espectro opositor sin candidato
reconocible que no acaba de unirse (aún como la mayoría de los países bolivarianos, a pesar del ejemplo de la
MUD venezolana) y cuyos éxitos
locales (Sucre y Beni, principalmente) no serían extrapolables, al menos hasta
ahora, los comicios de 2014 pueden convertirse en una diferenciación manifiesta
entre preferencias urbanas y rurales y, además, llevar a la desaparición de
sectores opositores que se encasillen en consignas falladas, ya sea por
superadas o por falta de atractivo para la población.
Hasta ahora en Bolivia, como también ha pasado en otros bolivarianos,
la pelea para captar preferencias electorales se resume en estar de acuerdo o
desacuerdo con el proceso de cambio (personalizándolo) y adolece
de ideas programáticas más allá de las coyunturales urgentes. Los 19 meses que
faltan hasta las elecciones serán fundamentales para conocer si la unidad opositora fructifica y si el voto duro de migrantes
(progubernamental excepto en EEUU y que por primera vez incidiría) determina
los resultados.
Dos: Cada vez que
vengo a Costa Rica, admiro más este país (al margen de su medio ambiente conservado patrimonialmente): Sin ejército; con una policía con buena
percepción ciudadana;
donde a dos expresidentes los han condenado por corrupción (uno
fue aceptar una consultoría); políticos
que debaten con insultos que
pueden parecernos leves cortesías. Le debo una columna.
Tres: Días atrás,
murió Evelio Leiva en Madrid. Para los que lo conocieron en Bolivia, sus clases
en el INMAE les quedarán en su recuerdo. Vivió entre Cuba, Argentina, Bolivia,
España y Francia y siempre derrochó alegría. Hoy debe estar haciendo reír a los
ángeles.
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