miércoles, 15 de mayo de 2013

Campañas sin fin


 “El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones.” [Winston Churchill]

Desde octubre de 2005, Bolivia está en Campañas electorales sin descanso ni fin.
2005: Elecciones generales y de Prefectos. 2006: Asamblea Constituyente y Referéndum Nacional Vinculante. 2008: para Prefecto (Chuquisaca) y Referéndum Revocatorio. 2009: Referéndum Dirimidor y Constituyente, Generales y Referéndum Autonómico. 2010: Departamentales y Municipales. 2011: Judiciales y Municipales (Sucre, Quillacollo y Pazña). 2012: Municipales (Chua Cocani y Huatajata) y Consulta en el TIPNIS. 2013: para Gobernador en el Beni… Sólo 2007 sin proceso electoral.

Todos estos procesos se han ido convirtiendo en plebiscitos gobierno-oposición y elecciones locales (municipales, consultas y departamentales) se han dado como estandartes proyectivos para 2014. Apoyados en encuestas profusamente difundidas (la mayoría correctamente hechas pero mal interpretadas, voluntaria o involuntariamente), tirios y troyanos (gobierno y oposición) se han adjudicado el triunfo en 2014 desde que después de abril de 2010 empezaran a hacer campaña para los siguientes cuatro años. Con un candidato definido gubernamental (más allá de la decisión del Tribunal Constitucional) desde el primer momento y un espectro opositor sin candidato reconocible que no acaba de unirse (aún como la mayoría de los países bolivarianos, a pesar del ejemplo de la MUD venezolana) y cuyos éxitos locales (Sucre y Beni, principalmente) no serían extrapolables, al menos hasta ahora, los comicios de 2014 pueden convertirse en una diferenciación manifiesta entre preferencias urbanas y rurales y, además, llevar a la desaparición de sectores opositores que se encasillen en consignas falladas, ya sea por superadas o por falta de atractivo para la población.

Hasta ahora en Bolivia, como también ha pasado en otros bolivarianos, la pelea para captar preferencias electorales se resume en estar de acuerdo o desacuerdo con el proceso de cambio (personalizándolo) y adolece de ideas programáticas más allá de las coyunturales urgentes. Los 19 meses que faltan hasta las elecciones serán fundamentales para conocer si la unidad opositora fructifica y si el voto duro de migrantes (progubernamental excepto en EEUU y que por primera vez incidiría) determina los resultados.

Dos: Cada vez que vengo a Costa Rica, admiro más este país (al margen de su medio ambiente conservado patrimonialmente): Sin ejército; con una policía con buena percepción ciudadana; donde a dos expresidentes los han condenado por corrupción (uno fue aceptar una consultoría); políticos que debaten con insultos que pueden parecernos leves cortesías. Le debo una columna.

Tres: Días atrás, murió Evelio Leiva en Madrid. Para los que lo conocieron en Bolivia, sus clases en el INMAE les quedarán en su recuerdo. Vivió entre Cuba, Argentina, Bolivia, España y Francia y siempre derrochó alegría. Hoy debe estar haciendo reír a los ángeles.

Referencias

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