Cuando hace un año escribí mi anterior artículo “Elecciones en
Iberoamérica 2011 y 2012: Las que fueron y las que vendrán” lo inicié diciendo que
la primera década del siglo xxi en Latinoamérica
fue, con mucho, la del regreso de las consignas de la izquierda —encabezado por
Chávez Frías en Venezuela, Lula da Silva en Brasil y Kirchner en Argentina—, casi
todas ahora bajo el manto del denominado “Socialismo del Siglo XXI” y la Revolución
Bolivariana. Sin embargo, este bloque antiimperialista —al que se sumaban los liderazgos
de la dinastía Castro Ruz (Fidel primero y Raúl después) en Cuba, Daniel Ortega
Saavedra en Nicaragua, Rafael Correa Delgado en Ecuador, Fernando Lugo Méndez en
Paraguay y Evo Morales Ayma en Bolivia, mientras se le acercaban José Mujica Cordano
en Uruguay y, en parte, Mauricio Funes Cartagena en El Salvador por la afinidad
ideológica mientras que por la economía lo fueron el destituido Manuel
"Mel" Zelaya Rosales de Honduras y países anglófonos del CARICOM
mientras, en una posición poco definida, estaba Álvaro Colom Caballeros en Guatemala y
mucho menos comprometida Michelle Bachelet Jeria en Chile—, cuyo equilibrio estuvo
hasta 2010 en escasos gobiernos de centro y de derecha, como Álvaro Uribe Vélez
en Colombia y en México Vicente Fox Quesada y después Felipe Calderón Hinojosa,
con Alan García Pérez de Perú en una cercanía, empieza a tener nuevos divergentes
cuando ese año son elegidos Sebastián Piñera Echenique en Chile y un poco antes
Porfirio Lobo Sosa en Honduras y se refuerza con la elección, ese mismo año, de
Juan Manuel Santos Calderón en Colombia, no muy distante aunque menos beligerante
que su antecesor Uribe Vélez. Por su parte, la entonces recién estrenada gestión
de la Presidente de Brasil, la ex guerrillera Dilma Vana Rousseff, parecía que iba
a mantener la continuidad del lulismo —con su permanente apoyo a las acciones de
la Revolución Bolivariana, su acercamiento a Irán y África y su poca gravitación
latinoamericana— y el poder del Partido dos Trabalhadores.
Al año siguiente (2011) triunfaban Ollanta Humala Tasso en Perú
—con un discurso que pasó del etnocacerismo furibundamente nacionalista de su padre
Isaac Humala Núñez a un pragmatismo desarrollista que, con más o menos ideología,
habían seguido sus antecesores Valentín Paniagua Corazao, Alejandro Toledo Manrique
y García Pérez (e, incluso, antes aunque su final manchado por su continuismo y
corrupción, Alberto Fujimori Fujimori)—, Cristina Fernández Wilhem de Kirchner (CFK)
en Argentina, Otto Pérez Molina en Guatemala, Ortega Saavedra en Nicaragua y cerraba
el ciclo la victoria del Partido Popular en España —a diferencia de los liderazgos
personalizados que mencioné, no voy a personalizar este triunfo en quien accedió
a la Presidencia del Gobierno español, Mariano Rajoy Brey, un político tan gris
como los tiempos que vive España pero, quizás por ello mismo, el adecuado para el
momento.[1]
De ellos, CFK y Ortega Saavedra ganaron por mayoría en primeras vueltas mientras
Humala Tasso y Pérez Molina tuvieron que competir en segundas.[2]
Con ellos, aunque las etiquetas a veces pueden ser ambiguas y falsas, el panorama
político latinoamericano[3]
quedaba 8 países a la derecha y centro derecha,[4]
3 al presunto centro[5]
y 10 con posiciones de centro izquierda e izquierda[6]
de ese espectro, con lo que el péndulo político latinoamericano se mantenía claramente
a la izquierda —aunque el rechazo electoral manifiesto a los anteriores gobiernos
de izquierda en las elecciones de ambas orillas de la costa europea (Portugal y
España), a los que se sumaban los cambios de tendencia política en Guatemala y Chile
y poco antes en Honduras y Panamá,[7]
le hacía describir una cierta oscilación alejándose de ella.
¿Qué pasó en 2012?
Con este panorama, se inició 2012.
Era el año de varias elecciones presidenciales: En mayo se iniciaba
con las de la República Dominicana; en julio se producían las de México; octubre
eran las de Venezuela, y cerraba en noviembre con las de gobernador para Puerto
Rico. También fueron muy importantes en la definición del panorama político regional
las elecciones regionales venezolanas de diciembre.
Del merengue a la bachata
Los comicios dominicanos del 20 de mayo dieron como ganador al
candidato gubernamental Danilo Medina Sánchez, del Partido de la Liberación Dominicana
(PLD), mientras su compañera de fórmula era Margarita Cedeño Lizardo de Fernández,
la esposa del hasta ese momento presidente.
Medina Sánchez ganó en primera vuelta a su oponente,
el ex Presidente Hipólito Mejía Domínguez del Partido Revolucionario Dominicano
(PRD), con el apoyo de la tercera fuerza política del país, el Partido Reformista
Social Cristiano (PRSC) —aliado de Fernández Reyna— que no presentó candidato.
Manteniéndose en el centro político actual, los últimos meses no han sido tranquilos para
la gestión de Medina Sánchez: Por una parte, la eclosión de amplias
protestas sociales por las medidas de austeridad que el gobierno consiguió aprobar
en el Congreso Nacional para paliar el aparente despilfarro y presunta corrupción
del anterior gobierno de su partido —acusación de la que Fernández Reyna ha tratado
de desvincularse— y por otra, aún poco visibilizada, las críticas provenientes de
la Vicepresidente Cedeño Lizardo de Fernández —quizás desde los sectores afines
a Fernández Reyna.[8]
El regreso de (los herederos de) la Dictadura Perfecta[9]
Las elecciones del primero de julio en México tuvieron tres resultados
muy importantes: El primero, que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) —y
sus alianzas, algunas que fueron en la anterior junto a Acción Nacional (PAN)— regresaba
al Poder con Enrique Peña Nieto después de dos sexenios fuera; la segunda, el descalabro
de las candidaturas del PAN, que de gobernar pasó a ser la tercera fuerza electoral;
y la última y no menos importante —quizás la más con perspectiva de tiempo—, que
por otra vez la candidatura de Andrés Manuel López Obrador (conocido por su acrónimo
AMLO) no llevaba al Partido de la Revolución Democrática (PRD) a obtener la victoria,
a pesar del make up estratégico del candidato
—que, como mencionaba Rubén Aguilar Valenzuela en su análisis “Campañas y comunicación
política: 25 preguntas y respuestas” (Etcétera,
07/06/2012), pasó “de rijosos a pacífico”— y cuyas bravuconadas post electorales[10]
estaban ya afectando al PRD y llevaron a su “voluntaria” salida del PRD —un alivio
para su dirigencia.
Del primer resultado, el regreso del PRI a la Presidencia de
los Estados Unidos Mexicanos —que gobernó ininterrumpidamente entre 1929 y 2000,
cuando perdió frente al PAN con Fox Quesada— plantea la interrogante si es un “nuevo
PRI”, como proclama Peña Nieto, o es el retorno al mismo PRI de siempre, sólo maquillado.
Por lo pronto, las primeras medidas de gobierno de Peña Nieto apuntan a una renovación
del hacer política en el Partido, principalmente por la firma del Acuerdo[11]
por México, que concilia las tres principales fuerzas políticas mexicanas —en el
caso del PRD y PAN, al menos la gran mayoría de sus líderes— y el presidente Peña
Nieto, para lograr las reformas estructurales prioritarias y, a su vez, poner fin
a la violencia. Asimismo, hasta el momento ha dado gestos simbólicos para enfrentar
la corrupción —con el nombramiento de personalidades reconocidas como nuevas autoridades
responsables—, los que deberán traducirse en hechos frente a la ciudadanía.[12]
El descalabro del PAN tiene varias causas pero las resumiría
en tres: La primera, resultado de la gestión de Calderón Hinojosa en el combate
al narcotráfico —un compromiso fundamental de su Administración— y el consecuente
crecimiento significativo de la violencia.[13]
La segunda sería la pobre campaña electoral de la candidata presidencial del PAN,
Josefina Vázquez Mota, a medio camino entre distanciarse de políticas de Calderón
Hinojosa pero sin establecer su diferencia. La tercera, la imposibilidad de avanzar
en el proceso de alianzas PRD-PAN; las circunstanciales que se dieron en varias
elecciones estatales a partir de 2010 —fomentadas por el PAN y direcciones locales
del PRD y el PAN— habían dado resultados favorables o, al menos, interesantes,[14]
pero la oposición frontal de López Obrador a cualquier alianza con el PAN —y otras
internas del PAN, menos mediáticas— frustró esta posibilidad.
Para el PRD, se dio un doble resultado: A pesar de las alianzas
que logró antes de los comicios y de haber variado su estrategia de confrontador
a conciliador y recorrer todo el país, AMLO no logró alcanzar la victoria. Sin embargo,
el PRD logró mejorar sus resultados, tanto en el Congreso como en Gobernaciones.
Por ello, el Partido se fue distanciando rápidamente del pedido de AMLO de anular
las elecciones y, a la corta, López Obrador se separó del PRD con algunos sectores
radicales —sin dudas los menos significativos electoralmente— afines. En ese momento,
ya estaba abierto el camino para el Acuerdo por México.
La recomposición del posicionamiento electoral después de las
elecciones fue el siguiente: en el Gobierno Nacional, el PRI obtuvo la Presidencia
frente a la pérdida del PAN; en Gobernaciones, el PRI tiene 20 Estados (tenía antes
19), el PAN 5 (antes 8), el PRD mantiene la misma cantidad (4) y la alianza PAN-PRD
gobierna en 3. En el Congreso, el PRI y sus aliados tienen 60 senadores (tenía 39)
y 241 diputados (262), el PAN tiene 38 senadores (tenía 52) y 114 diputados (142)
y el PRD y sus aliados obtienen 28 senadores (tenía 36) y 135 diputados (83).[15]
En resumen, el PRI obtiene el Gobierno Nacional, aumenta en Gobernaciones y en Senadurías,
disminuyendo en Diputaciones; el PAN pierde el Gobierno Nacional pierde Gobernaciones,
Senadurías y Diputaciones, mientras el PRD mantiene el número de Gobernaciones,
disminuye Senadurías y aumenta significativamente Diputaciones; no hay dudas de
que el PAN fue el gran perdedor.
Si bien el regreso del PRI a la Presidencia —Francisco Labastida
Ochoa había perdido las de 2000 frente a Fox Quesada y Roberto Madrazo Pintado quedó en un pobre tercer
lugar en las de 2006 con menos de la cuarta parte de los votos— fue significativo
para estos comicios y lo que pueda representar en el orden interno —descartando
la corrupción, frente a la que será evaluado permanentemente por la Sociedad Civil;
la nueva estrategia contra las drogas, ya esbozada (al menos, confirmado que no
va a ser la continuación de la del sexenio anterior); y la casi improbabilidad de
regresar al centralismo vertical, prevenido por el Acuerdo por México (imprescindible
para la gobernabilidad, no por deferencia neoideológica del PRI) y la supervisión
civil—, otro fenómeno cívico que surgió en la etapa preelectoral abre nuevas expectativas:
el Movimiento #YoSoy132.
Desde meses antes de las elecciones, la Universidad Iberoamericana
—universidad privada de la Compañía de Jesús y considerada una de las más elitistas—
invitó a debatir con sus miembros tanto a los candidatos presidenciales y los aspirantes
al Gobierno del Distrito Federal por los distintos partidos, dándoles la opción
de presentar sus Programas de Gobierno. Antes y después de Peña Nieto —le siguió
Vázquez Mota, para concluir el ciclo—, con independencia de la afinidad o rechazo
político y de la intensidad de los debates, los invitados no encontraron un rechazo
manifiesto; con Peña Nieto era distinto, pues gravitaban sobre él, además de la
memoria de las 7 décadas de gobierno ininterrumpido del PRI, la violenta y fatal
represión de 2006 en San Salvador Atenco —municipio del Estado de México, cuando
Peña Nieto era el Gobernador—, que revivía la Matanza estudiantil de Tlateloco[16]
en 1968, ordenada por el gobierno priista de entonces y las denuncias de compra
indiscriminada de espacios en Televisa desde 2006. La suma de estos factores generó
un rechazo muy fuerte por los estudiantes a Peña Nieto, que fue muy mal manejado
por su equipo y que derivó en un fuerte movimiento juvenil espontáneo que aglutinó
a diversos sectores de la sociedad mexicana —principalmente jóvenes universitarios—
descontentos con la forma de hacer política y los políticos. Posicionado en las
Redes Sociales, las manifestaciones, marchas y plantadas de #YoSoy132 tuvieron un
éxito inmediato, tanto mediático como de movilización social, incorporando a amplios
sectores juveniles a la discusión política. Lamentablemente, otros intereses —radicales
de izquierda o de sectores de AMLO— fueron mediatizando al Movimiento; no obstante,
fue un hito muy importante en la cultura y accionar político mexicano.
Venezuela: o todo o nada
Con ese mismo subtítulo, me referí a las elecciones que denominé
la más importante de la Región: por la Presidencia –y el Poder– en la República Bolivariana de Venezuela
el 7 de octubre pasado.
Sin dudas las más mediatizadas de las realizadas en la Región
en largos años —medios de todo el mundo las estuvieron cubriendo desde antes de
las primarias opositoras de febrero de ese año, que gana Henrique Capriles Radonski,
joven Gobernador del Estado Miranda—, más allá de la dinámica propia estas elecciones
eran un plebiscito sobre el Presidente Hugo Chávez Frías.
Desde 1999 –inicio de su primer mandato–, el Presidente Chávez Frías
había avasallado electoralmente a la oposición, triunfalismo sólo opacado por los
resultados adversos para el Gobierno en el Referéndum Constitucional de 2007 —mucho
de su contenido fue implementado posteriormente por otras vías legales— y las parlamentarias
de 2010, donde la oposición obtuvieron mayoría de los votos pero, por el sistema
electoral de distribución de escaños, quedaron en minoría en la Asamblea Nacional.
Sobre toda la elección pesaban dos elementos importantes: por
una parte la existencia de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) agrupación de
30 partidos y organizaciones opositoras surgida en 2008. Por otra, la enfermedad
de Chávez Frías.
Desde el 30 de junio de 2011, cuando Chávez Frías confirmó
en un discurso televisado desde La Habana que diez días antes le habían extirpado
un tumor con células cancerosas, la enfermedad presidencial, sus recuperaciones
y recidivas han sido fundamentales en la política bolivariana, más aun por el secretismo
y compartimentación con las que han sido rodeadas. Lo más importante para los comicios
fue que Chávez Frías hizo hincapié en su recuperación y —aunque lejos de su capacidad
de desplazamiento habitual— participó activamente en la campaña electoral.
Permeados el período electoral por denuncias de abuso de recursos
gubernamentales a favor del oficialismo y su uso irrestricto de los medios de comunicación
—no observadas por la Corte Nacional Electoral (CNE) venezolana—, los resultados
del 7O son muy conocidos: más 80% de participación —sin dudas, la más alta de la
historia reciente del país—, triunfo de la reelección con más de 55% y el candidato
opositor a más de 10% de Chávez Frías. En los entretelones de desarrollo, el sprint en las horas finales que la maquinaria
gubernamental y del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) para convocar y
llevar a sus simpatizantes —incluyendo beneficiarios de las Misiones que no habían
votado— a los recintos electorales y revertir la aparente tendencia de triunfo opositor,
incluyendo alargamiento de las horas de cierre. En mi opinión, no un fraude —ni
técnico ni físico— sino una utilización de la flexibilidad que le permitía la aparente
permisividad de la CNE.
Para la oposición, esta derrota —admitida el mismo día por el
candidato Capriles Radonski— fue desmoralizadora después del triunfalismo que había
acompañado la campaña electoral. Desde denuncias de traición por parte de los líderes
de la MUD —incluido Capriles Radonski— hasta acusaciones de fraude y la consecuente
desmoralización de sectores opositores, la derrota creo un difícil escenario para
sus candidatos en las siguientes elecciones: las regionales del 16 de diciembre
de este mismo año, donde la participación bajó casi 30% —más de 46% de abstención—
y la coalición gubernamental y la oposición reprodujeron resultados parecidos a
los del 7O: el Gran Polo Patriótico[17]
obtuvo poco más de 56% de los votos —alrededor de 1% más que en octubre— y la MUD
casi 45%; sin embargo, la oposición perdió 5 de las Gobernaciones en su poder, quedando
sólo en su poder Amazonas (Liborio Guarulla Garrido, indígena), Lara (Henri Falcón
Fuentes) y Miranda (Capriles Radonski). Esto trae dos lecturas fundamentales: La
primera, la imperiosa necesidad que tiene la MUD de no sufrir desgajamientos —significativos,
al menos—, de recuperar la motivación de sus electores y de crear un espíritu y
estructura políticos más allá de las coyunturas, si quiere enfrentar exitosamente
las elecciones municipales de abril de 2013. La otra, que con la derrota
de la mayoría de los candidatos a gobernador opositores —entre ellos Pablo Pérez
Álvarez, hasta entonces Gobernador del Zulia y segundo en las primarias
de febrero de 2012— y por su propia reelección, Capriles Radonski se consolida como
la cabeza de la oposición —lo que le hubiera sido muy difícil de haber perdido también
esta segunda elección.
Sin embargo, otro suceso está transformando el panorama político
en Venezuela: el pasado 8 de diciembre, Chávez Frías anunció una recidiva de su
cáncer y proclamó a su Vicepresidente y Canciller Nicolás Maduro Moros como el candidato
chavista para unas nuevas elecciones presidenciales y solicitando el apoyo popular,
en caso de que él no pudiera asumir la Presidencia el 10 de enero de 2013, que deben
realizarse 30 días después de su impedimento como establece la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela en su Artículo 233.
Ya se han dado versiones contradictorias —algunas, muy alarmistas—
sobre la salud del Presidente Chávez Frías, además que figuras gubernamentales —lideradas
por Diosdado Cabello Rondón, Presidente de la Asamblea Nacional— han sugerido lecturas
interpretativas distintas de la Constitución.[18]
También se han manifestado diferentes posiciones al interior del chavismo —ha ocupado
lugares principales en los medios un agrio debate entre Heinz Dieterich Steffan[19]
y Cabello Rondón referido al respeto a las instrucciones del Presidente, debate
mediático con matizaciones y duras alusiones personales— e, incluso, se habla de
posiciones divergentes entre importantes sectores oficialistas —reforzadas en el
argumento de que 14 de las 20 gobernaciones ganadas el 16D están en manos de militares.
Tres lecturas internas extraigo de todo el panorama descrito
y de las informaciones existentes —sobre todo: de la escasez e incoherencia entre
muchas de ellas— la salud de Chávez Frías
y las posibilidades de que ejerza su nuevo mandato electo: Primero, que las posibilidades
que Chávez Frías lo ejerza son casi nulas; segundo, que el carisma de Maduro Moros
—o de cualquier otro líder chavista— dista enormemente del que HChF posee, lo que
atenta contra cualquier liderazgo supletorio; y tercero, que la oposición venezolana,
en este momento, está en peor situación que antes de febrero de 2012 y significativamente
disminuida —en apoyo y motivación— para un nuevo evento electoral.
A nivel externo, tengo cinco: La primera es que la exportación
de la Revolución Bolivariana sufrirá un retroceso —una ralentización, al menos—
sin la figura de Chávez Frías y sin los recursos de que éste dispuso; que ya el
liderazgo de izquierda regional está siendo ocupado por el mandatario ecuatoriano
Rafael Correa Delgado —hábil político pero sin el carisma de Chávez Frías—;[20]
que el gobierno cubano de los Castro Ruz, por necesidad de supervivencia, hará todo
lo posible a su alcance —y eso puede ser mucho, por su penetración política y militar
en Venezuela— para que Maduro Moros se afiance en el poder y no otro líder chavista
menos afín con Cuba (de la oposición, ni hablar); cuarta, que países muy cercanos
a la Venezuela chavista —la Argentina de CFK y la Nicaragua de Ortega Saavedra,
inclusive la Bolivia de Morales Ayma— sufrirán importantes recortes en el apoyo
venezolano, así como los países del CARICOM integrantes de PetroCaribe; y última,
que el liderazgo más beneficiado en la Región será el de Brasil, cuyo gobierno no
necesitará ya equilibrar su liderazgo con el de Venezuela, disminuido sin HChF.
Puerto Rico y la estatidad
El 6 de noviembre
fueron las elecciones en Puerto Rico, coincidiendo con las presidenciales de EE.UU.
Aunque, como
mencioné en mi artículo de análisis electoral al inicio de 2012, estas elecciones
no tienen repercusión significativa en la política regional, sus resultados son
importantes como una visión del futuro de la Isla: el candidato del Partido Popular Democrático de Puerto Rico (PPD) —defensor del autonomismo
actual—, Alejandro García Padilla,
fue elegido Gobernador electo de Puerto Rico, derrotando a Luis Fortuño Burset, hasta ese momento
Gobernador del
Estado Libre Asociado de Puerto Rico, candidato del Partido Nuevo
Progresista (PNP) —miembro del Partido Republicano de los EE.UU. y postulante de que la Isla sea el Estado
51 de la Unión.
Sin embargo,
el Referéndum no vinculante sobre qué estatus prefería la población para Puerto
Rico —estatidad, Estado Libre Asociado Soberano o independencia— demostró
una preferencia manifiesta sobre la estatidad: más de 61% de los votantes optó por
esta opción, que ahora queda en consideración del Congreso de los EE.UU.
Conclusiones de 2012
Hasta fines
del año, los cambios del péndulo político aparentemente no eran significativos respecto
al año anterior: 8 países seguían estando entre la derecha y centro derecha
—salía México hacia el centro pero se acercaba Paraguay—,[21]
4 se establecían en el presunto centro —de 3 el año anterior—[22]
y 9 mantenían posiciones de centro izquierda e izquierda —migrado Paraguay—.[23]
El péndulo pareciera
que se sigue moviendo del bolivarianismo al centro —y un poco hacia la centro derecha. Sin embargo,
el movimiento dentro de las posiciones de izquierda es más profundo: Brasil pasa
del lulismo a una izquierda más tecnocrática —hacia el centro— y Venezuela
es una incógnita hoy.
Lo que vendrá
Una nuevo año,
nuevos retos electorales. ¿Qué pasará?
Seis elecciones
—legislativas y presidenciales— marcarán el panorama de este año: en Cuba, Ecuador, Paraguay, Argentina,
Honduras y Chile. Los dos países que defenestraron a sus Presidentes electos —Honduras
en 2009 y Paraguay en 2012— tendrán elecciones, reafirmando sus procesos democráticos. Queda en la duda si habrá necesidad
de convocar a elecciones presidenciales en Venezuela.
Sigámoslas.
Cuba: nada será nuevo
El 3 de febrero,
en Cuba se realizarán elecciones para su Asamblea Nacional del Poder Popular, de
la cual saldrá su Consejo de Estado y su Presidente.
Considerando
que el sistema político y electivo en el país es corporativo y de elección indirecta
de las principales autoridades; de partido único desde hace muchos años: el Partido
Comunista de Cuba (PCC) —al estilo soviético—; que los candidatos deben ser miembros
o avalados por el PCC; que antes de las elecciones ya se sabe quién va a presidir
el país —el Primer Secretario del PCC, Raúl Castro Ruz, quien heredó el cargo
de su hermano Fidel— y quiénes serán sus más inmediatas autoridades, las elecciones
en Cuba estarán, sin duda alguna, entre las más tranquilas y formales del mundo.
Sólo dos factores pueden variar este panorama: internamente,
la avanzada edad de sus dirigentes políticos —promedio de 80 años—, y externamente
—el más importante— lo que vaya a pasar en Venezuela en 2013: la disminución del
apoyo venezolano —peor la pérdida— puede ser mucho más significante que lo que fue,
20 años atrás, la desaparición de la Unión Soviética y su padrinazgo.
¿Habrá nueva elección presidencial en Venezuela?
Según el ya mencionado Artículo 233 de la Constitución venezolana,
en caso de “la falta absoluta del Presidente electo o Presidenta electa antes de
tomar posesión, se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro
de los treinta días consecutivos siguientes” y aclara que en el interregno “se encargará
de la Presidencia de la República el Presidente o Presidenta de la Asamblea Nacional”.
Por lo tanto, si el 10 de enero —apegados al texto constitucional
y lo declarado por el Presidente Chávez Frías en su declaración televisada del 8
de diciembre— el Presidente electo no puede tomar posesión del cargo, el Presidente
de la Asamblea Nacional Cabello Rondón ocuparía el cargo y convocaría a nuevas elecciones
presidenciales para el 10 de febrero.
Los acontecimientos nos confirmarán o negarán esto.
Resultado cantado
El segundo país iberoamericano
que tendrá elecciones en 2013 será Ecuador: El 17 de febrero está convocada la primera vuelta de sus elecciones presidenciales y legislativas.
Los candidatos serán: el
actual Presidente Correa Delgado por su Movimiento Alianza PAIS - Patria
Altiva i Soberana (Alianza PAIS), con Jorge Glas Espinel de acompañante; Norman
Wray Reyes por Ruptura 25, ex aliado del Gobierno; el pastor evangélico Nelson Zavala Avellán con Denny Cevallos Capurro por el Partido
Roldosista Ecuatoriano (PRE) del expresidente Abdalá Bucaram Ortiz, quien fue imposibilitado
de postular; Mauricio Rodas Espinel con Inés Manzano por el Movimiento
Sociedad Unida Más Acción (SUMA); el expresidente Lucio Gutiérrez Borbúa
por el Partido Sociedad Patriótica 21 de Enero (PSP); el banquero Guillermo Lasso
Mendoza con Juan Carlos Solines por el Movimiento Creando Oportunidades (CREO); el empresario
Álvaro Noboa Pontón —el hombre más rico del país y por quinta vez candidato presidencial—por
Partido Renovador Institucional Acción Nacional, (PRIAN);[24] Alberto Acosta Espinosa, ex
presidente de la Asamblea Nacional
Constituyente y ex dirigente de Alianza PAIS, con Marcia Elena Caicedo
por la Unidad Plurinacional de las Izquierdas - Coordinadora Plurinacional de las
Izquierdas.
Aunque las candidaturas cubren todas las opciones políticas,
la disgregación de las candidaturas opositoras de acuerdo con sus tendencias divergentes,
sin dudas favorece la reelección de Correa Delgado.
Colateralmente, desde el comienzo de la enfermedad de Chávez
Frías y su alejamiento paulatino de la política regional, Correa Delgado ha ido
apareciendo como Vocero de los países bolivarianos y la ALBA, preparando su liderazgo
en caso de incapacidad permanente del Presidente venezolano. Sin embargo, Correa
Delgado tiene en contra de que carece del carisma y los petrodólares del líder venezolano,
aunque a su favor concitan que ninguno de los otros dirigentes de los países bolivarianos
tiene su proyección ni formación.
¿Se repetirá México?
Si México en 2012 impresionó
por algo un década atrás impensable: el regreso del PRI, Paraguay está a punto de
dar otra sorpresa con el regreso de la Asociación Nacional Republicana (ANR), el
Partido Colorado, sólo a la distancia de una elección. La ANR había gobernado
61 años continuados y como también gobernó entre 1887 y 1904, sumados ambos períodos
lo hacen más longevo gobernando que el PRI mexicano y el PCC cubano.
Las elecciones presidenciales
y legislativas del 21 de abril en Paraguay serán las más importantes después del
regreso a la democracia, no por definir el regreso o no de la ANR al Poder sino
porque serán las que permitan consolidar el proceso democrático paraguayo, afianzar
su personalidad nacional,[25]
y romper estigmas que le han impuesto. Con esas elecciones, Paraguay superará el
relativo —y decreciente— aislamiento impuesto por UNASUR/MERCOSUR cuando el 21 de junio la Cámara de Diputados paraguaya aprobó por amplia
mayoría —76 a 1— un Juicio Político, amparado en el Artículo 225 de la Constitución
“por mal desempeño de sus funciones”, contra el entonces Presidente Fernando Lugo
Méndez y ex obispo católico
por su presunta responsabilidad en la masacre de una veintena de campesinos y policías
la semana anterior durante el desalojo de campesinos sin tierra, posiblemente infiltrados
por el guerrillero Ejército Popular del Pueblo —del que se acusó antes a Lugo Méndez
de mantener vínculos, al igual que con Patria Libre, el otro grupo guerrillero.
Para el proceso sumarísimo, 39 senadores votaron por la destitución, 4 en contra
—1 menos que el pronóstico— y 2 estuvieron ausentes, más de los 30 requeridos.
Lugo Méndez había ganado las elecciones en 2008 con la Alianza Patriótica
para el Cambio —asociación de una decena de partidos y movimientos de centro e izquierda
creada para lanzar su candidatura, encabezados por el Partido Liberal
Radical Auténtico (PLRA), el otro partido más tradicional del país—;
entre sus promesas electorales estaban: reforma agraria,
mejoramiento de la justicia, salud universal gratuita y recuperación
de la soberanía energética. Si bien avanzó en la mejora del sistema de salud con su gratuidad para toda la población, en la
educación pública y en mayores tarifas de Brasil por la energía de Itaipú —además favorecido por récords de 14,5% de crecimiento económico en 2010 y 2011—, sus peores aplazos fueron el tema agrario y no
poder hacer funcionar la alianza de gobierno con el Partido Liberal Radical Auténtico;
todo esto llevó a que fuera un Gobierno ambivalente, además marcado por los
escándalos de paternidad del ex obispo que se destaparon. A nivel internacional,
Paraguay tuvo una fuerte alineación con los países bolivarianos y con el PT de Brasil.
A estas próximas elecciones podrán concurrir 30 partidos hasta
el momento reconocidos legalmente —entre ellos el Frente Guasú (FG),[26]
concertación de partidos minoritarios de izquierda y centro-izquierda
vinculados con Lugo Méndez y que ha rechazado unirse a las otras agrupaciones de
izquierda en proceso de alianza para participar en la campaña: Avanza País y Kuña
Pyrenda—, pero los principales contendientes van a ser la ANR —con el empresario
Horacio Manuel Cartes Jara y Juan Afara Maciel como vicepresidencial— y el PRLA
—con Efraín Alegre Sasiain junto con Rafael Filizzola
Serra, del Partido Democrático Progresista (PDP)—; aunque sin posibilidades presidenciales,
también deberán obtener resultados importantes los Partidos Patria Querida (PPQ)
y Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE).
Para confirmar la transparencia de estos comicios, ANR, PRLA, PDP
y PPQ realizaron elecciones internas nacionales con amplia cobertura informativa
que permitieron seleccionar a sus diversos candidatos, confirmando con ello lo que
ya había adelantado el Informe del Premio Nobel por la Paz y ex Presidente de Costa
Rica, Óscar Arias Sánchez, a cargo de una
misión de observación electoral de la Organización de Estados Americanos
(OEA) sobre los comicios de abril de 2013, en el que se elogió el proceso político
y electoral del país.
La milonga de CFK
En octubre de 2013, sin
definir fecha aún, están programadas las elecciones legislativas nacionales
en Argentina —las provinciales en noviembre—, aunque se ha especulado que el Gobierno
trata de adelantarlas, incluso a mayo, para aprovechar la poca cohesión actual de
la oposición, sólo cohesionada por los problemas económicos cada vez mayores que
atingen al país, y evitar que una posible profundización de la crisis aumente el
descontento y mejore las posibilidades opositoras.
Aunque en la vida política argentina coexisten decenas de partidos,[27]
en este momento, el Frente para la Victoria (FpV, también conocido
como kirchnerismo y base de CFK) es el movimiento
político que domina en la Cámara de Diputados con casi la mitad de los escaños,
seguido por Unión Cívica Radical (UCR) y sus alianzas (casi 16%), el Frente Peronista
(o Peronismo Disidente, contrario a CFK: 8%) y el Partido Propuesta Republicana
(PRO: poco más de 4%), recién constituido oficialmente en 2010 y cuyo eje es el
Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, Mauricio Macri.
Contra CFK y el kirchnerismo
—en honor del Presidente Néstor Kirchner Ostoic y, por extensión, de su viuda, la
actual gobernante CFK— están volviéndose su poco eficiente política económica de
los últimos años y el populismo que ha sido motor de su política social. Ya en 2008
—dos años antes de las anteriores legislativas de medio término y aún en vida del
el gobierno kirchnerista sufrió una fuerte oposición del agro
—conocido como el “paro agropecuario”— que duró más de cuatro meses y terminó con
la derogación de las medidas gubernamentales (impositivas) que lo habían provocado;
entre las consecuencias de ese enfrentamiento están el extrañamiento del vicepresidente
Julio Cobos
con la Presidente y la guerra declarada con el Grupo multimedio
Clarín
—principal objetivo de la Ley de Medios recién vigente y en una ardua batalla judicial
contra el Gobierno. Más cerca están el enfrentamiento cada vez mayor de Hugo Moyano
—fue Secretario General de la Confederación
General del Trabajo (CGT) e importante aliado del kirchnerismo;
actualmente es el líder del ala opositora de la CGT— con el Gobierno, la desdolarización
del país, la política de desinversiones extranjeras —promovida por el poderoso y
joven economista Axel Kicillof y que tiene su momento cumbre en la expropiación
de las acciones que tenía REPSOL en YPF—, la inflación —que cada vez opone más a
la clase media con el gobierno, expresados en los “cacerolazos” de noviembre pasado—
y los difundidos escándalos de corrupción —como los del Vicepresidente Amado Boudou.
Todos estos antecedentes van a tener su importancia en las próximas
elecciones legislativas nacionales. La posibilidad de reacomodo y unión dentro de
la oposición puede ser otro factor importante para sus resultados.
El capítulo catracho
El 28 de junio de 2009 fue un momento de quiebre
en la institucionalidad hondureña: El Presidente Constitucional Zelaya Rosales,
rico hacendado y miembro del Partido Liberal —uno de los dos tradicionales,
junto con el Nacional—, fue destituido por órdenes de la Suprema Corte de Justicia
del país centroamericano debido a la supuesta comisión de delitos graves, como traición
a la patria y otros, y expeditamente —de la cama a un avión— fue sacado del Palacio
Nacional y expulsado del país; la causa directa fue la convocatoria presidencial
de un plebiscito
para levantar los límites al período presidencial impuestos por la Constitución,
a lo que el Tribunal Supremo Electoral, la Fiscalía General, la Corte Suprema de
Justicia y el Congreso de la República habían declarado ilegal y el propio partido
de Zelaya Rosales se había opuesto. Con ello se cerrada un capítulo conflictivo
de la democracia hondureña, marcado por la abrupta migración de un político de derecha
que asume la presidencia en enero de 2006 —Zelaya Rosales— y que en 2008 anuncia
su conversión en izquierdista y socialista,
solicitando el ingreso de Honduras en la ALBA y convirtiéndose en firme aliado de
la Revolución Bolivariana.[28]
Inmediatamente, las diferentes organizaciones internacionales
—OEA, NN.UU.— condenaron la ruptura y sancionaron al gobierno interino de Roberto Micheletti Baín. En noviembre de ese mismo
año se realizaron las elecciones presidenciales ya programadas desde ante de los
sucesos de junio y ganó Lobo Sosa del Partido Nacional —quien había perdido las
de 2005 frente a Zelaya Rosales—; entre esa fecha y 2011, el gobierno de Lobo Sosa
se esforzó por reincorporar a Honduras a las relaciones internacionales, devolviendo
la normalidad institucional al país, a la vez que permitió el regreso irrestricto
al país de Zelaya Rosales.
Con este panorama de fondo, el 10 de noviembre de 2013 los hondureños
elegirán Presidente, legisladores y munícipes. Con este objetivo, a finales de noviembre
de 2012 se realizaron elecciones primarias e internas —no eran obligatorias— de
los principales partidos que se enfrentarán en las elecciones de 2013, definiéndose
las candidaturas: por el Nacional (PN, derecha) participarán Juan Orlando Hernández
Alvarado, por el Liberal (PL, derecha) Mauricio Villeda Bermúdez y por el nuevo
Libertad y Refundación (LIBRE, izquierda) la candidata de consenso Xiomara Castro
Sarmiento de Zelaya, ex Primera Dama —su esposo, Zelaya Rosales, está impedido constitucionalmente
de ser reelegido.
En las elecciones de 2013 también participarán otros seis partidos,
menores: Demócrata Cristiano de Honduras (PDCH, centro), Unificación Democrática
(UD, izquierda), Innovación y Unidad Social Demócrata (PINU-SD, centro), Anticorrupción (PAC, derecha), Frente Amplio Político Electoral
en Resistencia (FAPER, izquierda) y Alianza Patriótica Hondureña (Alianza, derecha).
Chile en cuenta regresiva
El 17 de noviembre de 2013, los chilenos elegirán Presidente,
diputados, senadores y, por
primera vez, consejeros regionales;
en caso de segunda vuelta electoral, será el 15 de diciembre
siguiente.
Aparte de sus novedades —las primeras con elección presidencial
mediante voto voluntario y con primarias voluntarias pero vinculantes, entre otras—,
esta elección se caracteriza porque, a diferencia de anteriores, no hay aún definiciones
de precandidatos “oficiales”: de parte de la oposición, la derrota en 2009 de la
centroizquierdista
Concertación de Partidos por la Democracia
(CPD, de centroizquierda) tras 20 años consecutivos gobernando, conllevó su autoevaluación
interna; para la gubernamental Coalición por el Cambio (CC, de centroderecha),
el exitoso rescate tras el derrumbe de la mina San José —en lo positivo—
y los conflictos estudiantil y mapuche, las demoras en la reconstrucción de lo afectado
por el terremoto de 2010 y la promoción gubernamental de proyectos conflictivos
para el medio ambiente, aparte de la forma “gerencial” de gobierno del Presidente
Piñera Echenique —uno de los empresarios más exitosos de Chile—, todas éstas en
lo negativo, han marcado el desenvolvimiento de expectativas.
No obstante, entre las posibilidades está que la ex Presidente
Bachelet Jeria —actualmente Directora Ejecutiva de la Entidad de la ONU para la
Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU Mujeres)—, quien se retiró
de la Presidencia con la más alta aprobación ciudadana registrada para un Jefe de
Estado chileno (84%) del último período democrático al momento de concluir su mandato
—a pesar de las deficiencias de su Administración durante el terremoto de ese año—,
se presente a la reelección, lo que ha sido promovido por el Partido Socialista y el Partido Por la Democracia aunque Bachelet Jeria se ha abstenido de manifestarse
hasta el momento. Aparte de Bachelet Jeria, dentro de la Concertación han sido
mencionados para participar en las primarias: José Antonio Gómez Urrutia del Partido Radical Social Demócrata
(PRSD), Ricardo Lagos Weber por el Partido Socialista (PS, hijo del ex
presidente Ricardo Lagos Escobar), Andrés Velasco Brañes (miembro de la CPD pero
sin partido), Claudio Orrego Larraín y Ximena Rincón González del Partido Demócrata
Cristiano (PDC); mientras que por la Coalición
se han adelantado Laurence Golborne Riveros (independiente),
Evelyn Matthei Fornet del Partido Unión Demócrata Independiente, y Andrés Allamand Zavala de Renovación Nacional
(RN, el partido de Piñera Echenique). También se menciona a Marco Enríquez-Ominami del Partido Progresista (PRO), que en 2009 fue
el candidato revelación, superando al de la CPD.
De todas formas, sea cual fuera el futuro candidato y
partido —o coalición— que obtenga la Presidencia en 2013, los cambios a partir
de 2014 no serán profundos para el país, basados en su estable democracia —una
de las más sólidas de Iberoamérica— y su exitosa economía.
Concluyendo
De las elecciones para 2013 —Cuba, Ecuador, Paraguay, Argentina, Honduras y
Chile—, las de Paraguay
y Honduras ayudarán a terminar de posicionar sus instituciones y eliminarán
cualquier duda sobre sus democracias, mientas que las de Cuba, Ecuador y Chile —por sí y por razones
distintas— no traerán cambios fundamentales a sus países.
Pero, sin duda alguna, la más trascendente regionalmente es
la que aún no está definida: Venezuela. Pero eso el tiempo nos lo confirmará.
¿A dónde va a moverse el péndulo? Este año, creo que no
mucho, pero no será a la izquierda.
Referencias
http://www.reporteconfidencial.info/noticia/3183478/diosdado-cabello-llama-chulo-a-heinz-dieterich-/
http://www.visionofhumanity.org/wp-content/uploads/2012/06/2012-GPI-Map-with-Rankings-and-Scores.pdf
[1]
Los liderazgos
“providenciales” y mesiánicamente arrolladores en situaciones de crisis llevan
a populismos cada vez más desbocados y a casi bordear —y sin “casi”— las
tentaciones caudillistas totalitarias, de los que Iberoamérica ha dado tantos
ejemplos —aunque algunos positivos, como Gaspar Rodríguez de Francia en
Paraguay, Simón Bolívar y Palacios en gran parte de Sudamérica y Miguel Hidalgo
y Costilla, José María Morelos y Pavón (ambos en México) en el siglo xix, mientras en el xx Emiliano Zapata Salazar, José Doroteo
Arango Arámbula (conocido como Pancho Villa) y Lázaro Cárdenas del Río (los
tres en México y sólo gobernó el último), mientras dejo en la interrogación a Juan
Domingo Perón Sosa en Argentina y Víctor Paz Estenssoro en Bolivia.
[2]
En España no hay segundas vueltas
porque es una elección parlamentaria.
[3]
No considero los países no
iberoamericanos del Hemisferio Occidental. De los países iberoamericanos, no
considero en este espectro a Puerto Rico, por su asociación con los EE.UU.,
aunque sí analizo sus elecciones.
[4]
México, Guatemala, Honduras, Panamá,
Colombia, Chile, España y Portugal.
[5]
Costa Rica, República Dominicana y Perú.
[6] El Salvador, Nicaragua, Cuba, Venezuela, Ecuador,
Brasil, Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay.
[7]
Presidente Ricardo Martinelli
Berrocal.
[8]
Quien podría optar por una cuarta
elección en 2016 si evita una gestión exitosa de la Administración Medina
Sánchez, con independencia del Partido. Es posible que la decisión de Fernández
Reyna de no presentarse a una reelección consecutiva este año (2012) esté
vinculada a no comprometerse con las medidas para solucionar la situación
económica que ha eclosionado.
[9]
Como el escritor peruano Mario Vargas
Llosa denominara en 1990 al sistema político instaurado en esa época por el
PRI.
[10]
Ya en 2006, AMLO había
desconocido la elección de Calderón Hinojosa y se había autoproclamado
Presidente. En ésta, volvió a desconocer la elección presidencial y se oponía
al triunfo de Peña Nieto, solicitando la anulación de las elecciones; lo
paradójico era que el más afectado por esa solicitud, de haberse satisfecho,
era el mismo PRD porque había crecido significativamente en congresales que
serían desconocidos. No es de mucha imaginación concluir que la dirigencia del
PRD y sus electos fueron los más favorecidos con la salida de AMLO de sus
filas, aunque no podría afirmar que fue explícitamente obligado a hacerlo.
[11]
También algunos medios lo han difundido
como Pacto por México.
[12]
Sugiero leer el artículo que al
respecto publicó Aguilar Valenzuela en : http://eleconomista.com.mx/columnas/columna-especial-politica/2012/12/02/pena-nieto-16-compromisos
[13]
El mencionado crecimiento de la
violencia en México tiene 2 componentes: uno absoluto y otro relativo. El
absoluto está conformado por el estimado de 60 mil víctimas —algunas fuentes mencionan
hasta 150 mil— relacionadas con la violencia del narcotráfico y de su guerra
entre diciembre de 2006 y enero de 2012, que han colocado a México en uno de
los últimos lugares del ranking incluido en el Índice de Paz Global (IPG, o GPI en inglés) que anualmente elabora el
australiano Instituto para la Economía y la Paz a partir de 23 indicadores
—entre ellos: gasto de defensa, conflictos
internos, nivel de militarización, terrorismo, derechos humanos, grado de paz social,
muertes por conflictos, percepción de la criminalidad en la sociedad, aumento en
el número de homicidios, acceso a las armas, persecución política, aumento en el
crimen y violencia en actos terroristas—; considerando 153 países, con
una datación desde el más pacífico (1: Islandia) al más violento (153:
Somalia), México ha involucionado en el período: 2007: lugar 78; 2008: 93; 2009: 108; 2010: 107; 2011: 119, y 2012:
135 —Colombia está en el 144—, muy cerca del Top Ten de la violencia en el mundo (Somalia, Afganistán,
Sudán, Iraq, República Democrática del Congo, Rusia, Corea del Norte, República
Centroafricana, Israel y Pakistán). Por su parte, el relativo es consecuencia
del deficiente —pésimo podría ser más justo calificativo— manejo que se hizo de
esta comunicación: el Presidente Calderón Hinojosa se convirtió en el Vocero
principal de su campaña contra el narcotráfico y las acciones punitivas —sobre
todo, las víctimas resultantes— recibieron mucho destaque mediático, cada vez
mayor mientras más violentas eran las consecuencias; también el darle el peso
fundamental de la estrategia de enfrentamiento a las FF.AA. conllevó consecuencias
adversas; apoya mi afirmación del mal manejo comunicacional que en otro
análisis sobre tasa de asesinatos anuales por cada 100.000 habitantes (según la
Organización Mundial de la Salud) dentro de la Región México (18 asesinatos)
estaba por detrás de Honduras (82), Jamaica (52), Venezuela (49), Guatemala (41),
Colombia (33) y Brasil (23) —paradójicamente, Iraq tendría tasa de 12—; a pesar
de estos últimos datos, el IPG coloca a México sólo por delante de Colombia.
[14]
En mi anterior artículo mencionaba que el
propio Calderón Hinojosa, en 2011, creó expectativas adelantó la posibilidad de
que el PAN llevara un candidato “prestado”
(no militante) para 2012. A partir de ello, se mencionó la posibilidad de esta alianza
PAN-PRD para las nacionales y se mencionó a Marcelo Ebrard Casaubón —entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal
y precandidato presidencial por el PRD— como el posible candidato.
[15]
El cuarto partido que compitió con Gabriel Quadri de la Torre como candidato presidencial,
el Partido Nueva Alianza (PANAL) obtuvo 1 senador (tenía antes la misma cantidad)
y 10 diputados (8)
[16]
También conocida como la Matanza en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco.
[17]
Integrado por: PSUV, Partido Comunista de Venezuela
(PCV), Unidad Popular Venezolana (UPV), Movimiento Electoral del Pueblo
(MEP), Patria Para Todos (PPT), Movimiento Revolucionario Tupamaro de
Venezuela (MRT), Juventud Organizada de Venezuela (JOVEN), Independientes Por La Comunidad Nacional
(IPCN ) y Redes Revolucionarias
Sociales de Acción Comunal (REDES).
[18]
La más mencionada es la propuesta de Cabello
Rondón de postergar el juramento presidencial en caso de que el Presiente
electo no pueda estar disponible el 10 de enero, la que ha sido apoyada incluso
por Capriles Radonski. También Cabello Rondón ha interpretado que la
Constitución no obliga a juramentar en determinado lugar, por lo que el
Presidente electo podría asumir su cargo en cualquier lugar del territorio
venezolano —lo que le permitiría hacerlo, en una interpretación muy libre, en
la Embajada venezolana en La Habana.
[19] Sociólogo y analista político de izquierda alemán,
residente en México.
Junto con el político y escritor británico Alan Woods —a pesar de diferencias
manifiestas entre ambos— y otros sociólogos: el norteamericano James Petras, la
chilenocubana Marta Harnecker y el argentino Norberto Ceresole, ha sido uno de
los pensadores principales del Socialismo del Siglo XXI.
[20]
Como migró en la década anterior de
Castro Ruz al líder venezolano.
[21]
Guatemala, Honduras, Panamá, Colombia,
Chile, Paraguay, España y Portugal.
[22]
México, Costa Rica, República Dominicana
y Perú.
[23] El Salvador, Nicaragua, Cuba, Venezuela, Ecuador,
Brasil, Bolivia, Argentina y Uruguay.
[24]
En sus inicios, las siglas PRIAN
significaban Partido Renovador Institucional Álvaro Noboa. Posteriormente, las
letras AN se convirtieron en Acción Nacional porque las leyes electorales ecuatorianas
no admiten emplear nombres de personas vivas en las denominaciones de partidos
políticos.
[25]
No olvidemos que Paraguay fue, en buena
parte del siglo xix, uno de los
países con mayor desarrollo de Latinoamérica al que varias guerras —sobre todo
la de la Triple Alianza, de sus vecinos Brasil, Argentina y Uruguay—
destruyeron, diezmando abrumadoramente su población. Todo esto conduce a su
identidad nacional.
[26]
El FG ha denunciado continuamente la
presunta “ilegalidad” y “falta de garantías” de los comicios pero, a la vez, ha
insistido en participar —Lugo se lo aseguró a la reciente Misión Observadora de
la OEA—, paradójicamente con uso de amplios recursos.
[27]
Partido Justicialista (PJ, con sus dos
divisiones: Frente Para la Victoria y Peronismo
Federal o Peronismo disidente), Unión Cívica Radical (UCR), Frente Amplio Progresista (FAP),
Partido Socialista (PS),
Partido GEN (GEN),
Libres del Sur (LdS), Propuesta Republicana (Pro), Coalición Cívica-Afirmación para una República
Igualitaria (CC-ARI), Movimiento de Integración y
Desarrollo (MID), Partido Demócrata Cristiano (DC),
Partido Intransigente (PI), Partido Federal (PF),
Partido Demócrata Progresista (DP), Partido Comunista (PC),
Partido Obrero (POA), Partido Conservador Popular (PCP),
Unión del Centro Democrático (UCeDé),
Partido Humanista (PH),
Partido Unión Popular (UP), Partido Socialista Auténtico (PSA),
Partido
Nacionalista Constitucional (UNIR), Partido Autonomista (PA), Partido del Campo Popular, Movimiento Socialista de los
Trabajadores (MST), Frente Grande (FG),
Política Abierta para la Integridad
Social (PAIS), Acción por la República (AR), Partido de los Trabajadores
Socialistas (PTS), Partido Unión y Libertad (PUL),
Partido de la Victoria (PdV), Movimiento de Acción
Vecinal (MAV), Movimiento Independiente
de Jubilados y Desocupados (MIJD), Izquierda Socialista (IS),
Es Posible (EP), Partido
Solidario (PSOL), Corriente de
Libración e Integración Nacional (KoLiNa), Nueva
Izquierda (NI), Partido del
Trabajo y del Pueblo (PTP), Encuentro por
la Democracia y la Equidad (EDE), Instrumento
Electoral por la Unidad Popular (IEUP), Memoria y
Movilización Social (MEMOS), además de muchos otros menores o
provinciales.
[28]
Hay un dato curioso provisto por WikiLeaks
al difundir el cable del
Departamento de Estado de los EE.UU. N° 210866 del 23 de junio de
2009 elaborado por la embajada de ese país en Honduras, Zelaya Rosales
medió y logró el apoyo de los líderes cubanos Ruz y del venezolano Chávez Frías
y demás líderes de la ALBA a una propuesta para el regreso de Cuba a la OEA sin
que comunicarles que el origen del borrador era de los Estados Unidos, con lo
cual hubiera actuado como doble agente: de los EE.UU. y de la ALBA; el cable
menciona que el acercamiento del presidente hondureño a la ALBA y la firma de
acuerdos con Venezuela a través de PetroCaribe buscaba dar a Zelaya Rosales
liquidez para concluir exitosamente su
mandato y reelegirse. En 2011, Zelaya
Rosales criticó a WikiLeaks y desmintió el contenido.
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