martes, 28 de diciembre de 2010

Si no tengo amor, nada soy

Con esta frase de la Primera Epístola de San Pablo a los Corintios, había redactado otro comentario para hoy terminar mis artículos de este año. En ése, continuaba la idea del de la semana anterior, donde ponderaba que el amor –expresado en comprensión y aceptación– es la base armónica en las relaciones humanas y reflexionaba, desde mi punto de vista, sobre algunas opiniones que aparecieron en los medios en los últimos días.

2010 nos fue un año pródigo en sucesos principales, con elecciones –en diciembre anterior y en abril–, nuevas leyes fundamentales, redistribución del panorama social. Sin embargo, entre los muchos que hubo –positivos unos y negativos otros–, me preocuparon los enfrentamientos entre sectores religiosos –principalmente la Iglesia Católica– y el Estado; al margen de las diferencias ideológicas –porque ideología es la base de cualquier religión y no la política, aunque algunos actores pudieran serlo, como Lugo en Paraguay–, la Fe está presente en los seres humanos, en muchísimos expresada en un culto –ya sea católico, evangélico, protestante u otra religión–, mientras en otras personas la Fe es una creencia individual. Por todo ello abogo, una vez más, por el entendimiento y no por la confrontación.

El domingo pasado, un nuevo suceso me hizo variar el eje de mi artículo: la subida del precio de los hidrocarburos. Comparto plenamente el concepto de que la subvención a sus precios fomentaba el contrabando y distorsionaba la economía; recuerdo que desde que se instituyeron esas subvenciones, en la década de los 90, se denunció esa distorsión, aunque el fin era mantener estable la economía de los que tenían menos recursos.

Sin embargo, en la campaña sobre los precios de hidrocarburos en la región –denominada de “concienciación”– difundida días anteriores a la medida y en la que se destacaba que en Bolivia eran los menores entre los vecinos, fomentando el contrabando, deja sin mencionar un factor importante: el salario mínimo en esos países. Como ejemplos: en Perú, el hidrocarburo analizado costaba el doble que en acá, mientras nuestro salario mínimo es de alrededor de USD 97 –Bs 679– (redondeo las cifras, con datos oficiales de cada país) y el de Perú de USD 211 –NS 600–; en Chile, costaba más del doble, y el salario mínimo es de USD 333 –$ 165.000–, y en Brasil era alrededor del triple, mientras su salario mínimo es de USD 297 –R$ 510.

Este factor –salario mínimo– es importante que las autoridades lo tengan prioritariamente en consideración y no esperen hasta el 01 de Mayo, como en años anteriores, para modificarlo, con carácter retroactivo. Sin dudas, hubiera sido mucho menos impactante que ambas medidas –el alza de hidrocarburos y la fijación del nuevo salario mínimo– hubieran sido simultáneas o, incluso, que antes se hubiera mejorado el salario mínimo.

Después de este análisis, nos queda desear medidas proactivas para 2011 que contengan un alza de la inflación y una reducción del poder adquisitivo de la población.

Esos, junto con mis felicitaciones para todos, son mis mejores deseos para el próximo año.

p.s.: La información sobre salarios mínimos puede confirmarse en












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