martes, 28 de diciembre de 2010

El amor nunca falla (1Cor)

Este domingo, en la iglesia de los Vicentinos del hermoso distrito limeño de Miraflores, asistí a la celebración del Tercer Domingo de Adviento, el “de la Alegría” cuando los creyentes católicos nos regocijamos por la cercana venida (la llegada, que eso es Adviento) del Señor.

Porque ya se acerca la Navidad y todos los que en Él creemos–no importa la denominación que profesemos– nos alegramos de Su llegada y los esperamos de muchas formas –según la liturgia profesada– pero con un único Mensaje: Amor. Y ese Amor nos permea todos los actos y expectativas, nos impele al diálogo y a la concertación, a ser más comprensivos y encontrarnos en nuestros prójimos. Pero también es el de la conversión, cuando rectificamos nuestras acciones; por eso es tan importante este tiempo, porque darnos la opción y disposición a entendernos y corregir los errores.

En nuestra América Latina, dialogar, comprender, concertar y rectificar son las etapas de un proceso que nos cuesta aceptar. Siglos de autoritarismo –en las grandes culturas precolombinas, en la Colonia y en la República– nos dificultan aceptar que la infalibilidad no existe fuera de los dogmas religiosos. Sin embargo, nuestras actuales democracias van avanzando –con tumbos y desaciertos, con eventuales retrocesos pero también con mucho esfuerzo y loables aciertos– en este camino que no es privativo ni de gobernantes ni de gobernados, sino de todos.

Y hablando de democracia y del Perú, ya recién se definieron las coaliciones que irán en las elecciones generales de 9 de abril de 2011. Con opciones o sin opciones, armónicas o disparejas, cuatro coaliciones y tres partidos en solitario irán en busca del poder y de la herencia democrática que se reinició con Paniagua, siguió con Toledo y continuó con García, manteniendo y mejorando un modelo económico efectivo y que ha incorporado, paulatinamente, aspectos necesarios de justica social.

Como las autoridades que gobiernen Perú desde 2011 serán muy importantes para el equilibrio político e ideológico regional –y, también, por la creciente gravitación económica peruana–, empecemos a acercarnos a su conocimiento.

Con Pedro Pablo Kuczynski, expremier y ministro de economía de Alejandro Toledo como candidato, se unen en la Alianza para el Gran Cambio varios partidos y movimientos –entre ellos el PPC de la eterna finalista Flores y el Humanista. También está el expresidente Toledo con Perú Posible y otras adhesiones. Fuerza Social aprovecha el impulso obtenido con la recién elegida alcaldesa metropolitana de Lima, Susana Villarán, para tratar de armonizar un amplio espectro de izquierdas tras Manuel Rodríguez Claros. Y el cuarto y más variopinto, Solidaridad Nacional del exalcalde limeño Luis Castañeda.

Solos: el Partido Nacionalista con Ollanta Humala –la economía en auge y las mejoras sociales le restan votos desconformes–, el APRA con Mercedes Araoz, –con pocas posibilidades sin el carisma de García– y Fuerza 2011, con Keiko Fujimori.

Recién empiezan las especulaciones y las encuestas. Dejemos avanzar para volver a comentar.

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