domingo, 31 de octubre de 2010

De Victorias y Obituarios

De Victorias. El domingo 31, Brasil fue a su segunda vuelta electoral. Y triunfó Dilma Rousseff pero la victoria llegó demorada y con sabor a advertencia.

Demorada, porque –aunque las encuestas lo preveían– no pudo ganar en la primera vuelta porque Marina Silva, del Partido Verde –ex ministra de Lula– demostró que los pronósticos se equivocan. Con sabor a advertencia porque Lula no pudo traspasarle su popularidad –83%– a su heredera, que alcanzó 56% en la segunda vuelta.
La era Rousseff se inicia y la de Lula concluye –por ahora. Éxitos.

De Obituarios. Esta semana, trajo dos desapariciones: La de Néstor Kichner y la de Ana María Romero. Si bien ambas trascendencias son distintas, los unen sus compromisos sociales y trayectorias con más luces que sombras –que de éstas, ningún mortal nos libramos.

Kichner llegó al poder en la peor crisis argentina. Crisis económica muy profunda –resultado de la criolla mezcla de liberalismo con corrupción desenfrenada– que llevó a una mayor crisis política, con 5 presidentes (De la Rúa, Puerta, Rodríguez Sáa, Camaño y Duhalde) en 2 semanas y que fue expresión de una muy profunda crisis conciencial: “¡Que se vayan todos!”

El 25 de mayo de 2003, Néstor Carlos Kichner Ostoić asumió la Presidencia de la República Argentina. Justicialista –ideología y partido creados por Juan Domingo Perón y que desde 1947 ha ocupado espacio primordial de la política local, con tendencias desde derecha hasta izquierda radical–, Kichner frenó la crisis económica y recuperó el país, con una gestión de sentido muy social que le atrajo muchos adherentes, pero con ejecución centralista y anti contestataria, posiblemente justificada en sus inicios por la crisis.

A su fallecimiento, después de Perón era el político más importante de Argentina –más significativo que Alfonsín por exitoso– y su proyección internacional se afianzaba desde la Secretaría General de UNASUR, perfilándose como el seguro sucesor democrático de su esposa, la Presidente Cristina Fernández.

Su deceso deja un vacío en la política actual rioplatense y un panorama electoral sin un liderazgo tan preciso –Fernández podría aprovechar la ola solidaria tras su muerte para posicionar su liderazgo, pero la ausencia del peso y habilidad de Kichner pesarán.

En Bolivia, Romero Pringle de Campero ya era reconocida cuando trabajaba y luego dirigió el periódico católico “Presencia” en los años 70-80. Este posicionamiento se consolidó como la primera Defensora del Pueblo (1998-2003), al intervenir como mediadora en los múltiples conflictos sociales del período –que, a posteriori, el Presidente Morales reconoció, durante la Clausura del IV Congreso Mundial de Mediación, como “siempre parcial hacia los movimientos populares”.

En 2004, Romero fundó UNIR para promover un mejor relacionamiento de la sociedad y el Estado con interculturalidad y equidad, desempeño que fue reconocido por la mayoría de los actores sociales.

En 2009, fue candidata por el MAS a Primera Senadora de La Paz. En enero siguiente, asumió la Presidencia del Senado, cargo que sólo pudo ejercer un mes.


A ambos, mi oración.

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