domingo, 26 de enero de 2025

José Rafael Vilar: “La batalla es por el continuismo o contra el continuismo”

 Profesor del Instituto de Estudios Teológicos del Seminario San Lorenzo y la Universidad Católica Boliviana, coordinador general en la Escuela Complutense Latinoamericana (UCM) para Bolivia en 2019, 2022 y 2024, autor de más de diez libros y analista político en varios países, José Rafael Vilar es columnista de Correo del Sur y El Potosí, entre otros periódicos, un pensador de los nuevos tiempos. En la siguiente entrevista, se refiere a la ascensión al poder de Donald Trump y al movimiento de las ideologías en el mundo; a la situación en Venezuela; a las próximas elecciones en Bolivia; y, como añadido, responde a una pregunta sobre una de sus especialidades: ¿Por qué se equivocan tanto las encuestas?

CORREO DEL SUR (CS). El presidente de EEUU, Donald Trump, dijo en su primer día de mandato que cuando los encuestan, muchos dicen: “eso no te incumbe”. Y de inmediato se preguntó: “¿Por qué las encuestas se equivocan tanto?”. José Rafael, ¿por qué las encuestas se equivocan tanto?

José Rafael Vilar (JRV). Diferenciemos las encuestas. Hay las que se pueden equivocar por emplear una base menos confiable, o desactualizada, al hacer la distribución aleatoria de encuestados. En cierta medida, puede que la encuesta N° 2 auspiciada por Marcelo Claure tenga “disonancias” con la primera porque la primera utilizó como base el Censo 2024 y la nueva utilizará el Padrón Electoral, que es lo que se utilizará para las elecciones.

Hay otras que no tienen una distribución aleatoria adecuada urbano-periurbano-rural.

También sucede que no se hace un muestreo previo para ver si hay disonancias entre un territorio y otro. Por ejemplo, se aplica en el barrio A y en el C; ambos tienen niveles socioeconómicos distintos y niveles educativos diferentes; si no se tiene en cuenta, es probable que pueda haber confusiones en los resultados.

Algunas veces, por ahorrar, se obvian aspectos importantes, incluido el buen entrenamiento del personal de campo o el tamaño de la muestra, que es resultado de un algoritmo.

No poco usual es que haya una tendencia del encuestador hacia uno u otro tema de investigación o candidato. Eso crea una distorsión y es una encuesta mentirosa de inicio.

Por último, al diseñarse una encuesta puede provocarse una respuesta inducida. Es una grave falta de ética si se hace o no se evita.

CDS. ¿Qué cree que cambie en el mundo a partir de la nueva llegada al poder de Trump (y de Elon Musk y de los demás CEO de los gigantes tecnológicos)? ¿Cambiarán las relaciones de EEUU con China y Rusia? ¿Es el momento de la derecha? ¿De la “ultraderecha”?

JRV. Derecha-izquierda, ultraderecha-ultraizquierda son antípodas bastante en desuso. Daré un ejemplo: Trump es un nacionalista conservador con rasgos populistas e ideas liberales (no en el sentido estadounidense que asocia con lo ‘woke’) en el país; también mantiene esas ideas liberales en el plano internacional, pero es un proteccionista decidido (lo que lo haría no liberal en esa área). ¿Complicado? Es el mundo postMuro.

Otro ejemplo es Putin: es un ultranacionalista conservador, pero se vende de Brics y se asocia con las dictaduras venezolana, nicaragüense y norcoreana.

Los dos, ¿cómo los categorizaría? Se ha dicho que es el Gobierno (o Tiranía en el sentido griego) de los Súper Tecnológicos. No lo creo ni remotamente posible con los infinitos (sí: infinitos realmente) medios de comunicación inmediata e irrefrenables que tenemos: la censura total, estilo dictaduras, sigue en autocracias pretecnológicas o que intentan convertirse en ellas.

Por último, China y Rusia. En el caso de Rusia, aparte de su chantaje nuclear (real), la guerra en Ucrania (es mucho más que con Ucrania) revela cuán débil y prepotencia es Rusia (herencia del fracaso comunista). China es un país capitalista con un sistema de gobierno monárquico: como capitalista siglo XXI en transición a imperialista (como lo hicieron Inglaterra y Francia y lo quiso hacer Alemania y lo ha hecho EEUU), su ambición es mercado, ya sea materias primas o dónde colocar sus capitales. “La recuperación de Taiwan” es parte de un discurso hegemónico que no creo pase a mayores bullies mientras la pulseta entre China y EEUU siga en stand by.

CDS. ¿La resistencia de Maduro y las disímiles reacciones de sus aliados debilitaron al Socialismo del Siglo XXI? ¿Y se debilitó la oposición en Venezuela? ¿Qué se puede sacar en limpio de lo que ocurre en ese país y que se prolonga durante tanto tiempo?

JRV. Voy a empezar simple: el Socialismo del Siglo XXI es un refrito de Heinz Dieterich Steffan del “socialismo democrático” de la Alemania oriental casado con “la exportación revolucionaria” de Castro el Viejo y con el populismo de izquierda de Venezuela (y sus petrodólares): Nadie los debilitó, su misma absurda concepción mix de ideología ya fracasada y guevarismo (“infantilismo de izquierda”, le hubiera llamado Lenin), su improvisación al gestionar sus países y su caudillismo totalitarios los hundieron.

Haré un aparte por Venezuela. A pesar del colapso autoprovocado de la industria petrolera y de la destrucción que el chavismo-madurismo llevó al resto de la economía y Trump 1.0, Biden y (pareciera que) Trump 2.0 están presionando fuerte al madurismo, el lobby petrolero del Golfo de México (texano, principalmente) han presionado para no cerrarle todo el grifo a Pdvsa. ¿Por qué? Porque las refinerías de esa parte de EEUU se construyeron para procesar el petróleo de Maracaibo, con características muy pesadas y ácidas y sólo pueden procesar ese petróleo. Y ese lobby es un gran aportante a las campañas políticas, sobre todo republicanas.

Respeto mucho la oposición venezolana y, sobre todo, a Machado. La lucha es contra enemigos… y algunos “amigos”.

CDS. ¿Sigue pensando que el gobierno de Venezuela no es “totalitario”, sino “autoritario”?

JRV. En época de Chávez, algunos analistas hablaron de que era una “dictadura electoralista” o “dictadura democrática” [sic]. Hoy nadie dudaría que es una dictadura totalitaria (cooptó todos los poderes del Estado) tan feroz como la de los Somoza o Trujillo.

CDS. En Bolivia, el MAS atraviesa por una división interna y en la oposición hay una búsqueda de unidad. Todo está por verse, pero, ¿qué les conviene a unos y otros? ¿Qué opina de los primeros movimientos de los precandidatos?

JRV. Hoy acabo de escribir que en el MAS hay tres candidaturas: dos aventadas (Morales, inhabilitado, y Arce, que sí puede) y una repetida por vox populi pero no anunciada (Andrónico Rodríguez).

Del otro lado, podemos hablar de dos grupos: opositores y no oficialistas (al menos declarados); entre los opositores están los que públicamente se han unido (un arco de tendencias donde aún aparecen dos ya candidatos) y los que aún no, lo que lleva a las preguntas: ¿saldrá un candidato único de alguna primaria interna u otra selección consensuada? (¿O será por abandono de sus precandidaturas?, como ya hizo Ballivián, Böhrt y De Mesa y tácitamente Cuéllar), ¿cómo armarán las demás candidaturas? Queda camino.

CDS. ¿La clave de las próximas elecciones está en la definición de los candidatos, o los partidos deberían concentrarse más en una propuesta o programa? (El consultor político ecuatoriano Jaime Durán Barba dice que los partidos hace mucho que no elaboran programas de gobierno).

JRV. Concuerdo en general con Durán Barba pero, teniendo en cuenta que en Bolivia los precandidatos –sobre todo en la oposición– son conocidos y poco amados, ¿en qué se podrían diferenciar? En lo que propongan (cuidando el atractivo populista de proponer para no cumplir).

CDS. Durán Barba también dice que cambiaron los paradigmas y que la gente ya no vota POR políticos, sino CONTRA los políticos, que la palabra fue relegada por la imagen y el espectáculo. ¿Eso mismo ocurre en Bolivia y debería ser tomado en cuenta para estas elecciones?

JRV. Son dos preguntas; voy por la primera. En 2019 se votó contra el continuismo masista: se votó contra Evo. En 2020 no se votó contra el candidato: se votó contra la crisis de 2019, se votó contra la crisis de la pandemia, se votó contra los errores de la Transición y se votó por paz y estabilidad: un fracaso.

En 2025 se votará desde un sector importante –el de las oposiciones– contra el fracaso del veinteno masista porque los dos candidatos masistas “destapados” –el habilitado y el no habilitado– son los más rechazados.

Respecto de la segunda, sí nos bombardearán las imágenes y los espectáculos… (los posibles a pesar de la crisis) y las sempiternas presencias edulcoradas (las más) y machaconas de los candidatos por cuanto medio alcancen hacerlo. Pero no olvidemos que la batalla es por el continuismo o contra el continuismo, no importa tanto el quién como cuál es la posición que tome.

CDS. El TSE dice que piensa reponer el TREP, ¿esto es bueno? Y a eso tenemos que sumar las eternas suspicacias por el Padrón Electoral, ¿hay posibilidades de fraude, como en 2019?

JRV. El TREP es positivo: gracias a su “caída” se entendió enseguida el fraude en 2019. Del Padrón, habrá suspicacias mientras no se haga otro postMAS.

Las posibilidades de fraude las hay, siempre. Pero con el antecedente de 2019, la ciudadanía –sobre todo opositora– estará más susceptible y, por ende, mucho más alerta, y si hay verdadera UNIDAD se repetirá la vigilancia de 2016 que fracasó el fraude entonces. Además, los “expertos en fraude” tendrían que ser más… expertos y menos burdos que en 2019 y esos no cobran en los bolivianos de la maquinita sin respaldo del Banco Central de Bolivia. Para tenerlo en cuenta.

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