¿Qué sucedió? Dieciséis
días de bloqueos de carreteras, principalmente en la troncal de Cochabamba a
Santa Cruz y algunas, hacia el final, dentro de este departamento. Pérdidas económicas
al país por más de un mil millones de dólares (IBCE) —amén
de la destrucción de carreteras a puro vandalismo de dinamitazos, algo que
pagaremos todos excepto los bloqueadores—, cuatro fallecidos y la permanente
constatación de «la calidad de país
inviable que terminó de mostrar Bolivia al mundo» (Herrera: “¿Quiénes
ganaron en el conflicto de los 16 días?”, Publico.bo,
8/2/2024).
¿Quién convocó los bloqueos? El
expresidente Morales Ayma, irritado con sus anteriores amanuenses del TCP que
en épocas de su Poder le obedecían y adulaban pero que ahora le viraban la
espalda (y otras honduras) a favor de los nuevos vientos… y billeteras; el
mismo Morales Ayama que amenazó como una «verdadera
rebelión indígena campesina» para después negar —versión altoperuana de la
dieciochesca y limeña Gatita de
Mari-Ramos— que los bloqueos fueran por su convocatoria, repitiendo a quien
quisiera oírlo el “¡Yo no fui!” pero
en ritmo de lacrimoso huayño.
¿Quiénes perdimos? Todos los que siempre sufrimos por los
bloqueos: los empresarios —grandes, medianos y chicos,
los exportadores sobre todo pero también los importadores—, los asalariados,
los cuentapropistas y los comerciantes, la población que no bloquea —violentada por desabastecimiento secuestrado, por inmovilización
forzada, por exclusión impuesta de la atención de salud… Pero también los
bloqueadores (chapareños y sus extensiones similares en San Julián) y sus
movilizadores inmediatos porque (aunque cobraron ambos el diario ejercicio de
“sus servicios”) se ganaron la oposición y la crítica del país.
Y Morales Ayma también perdió, y mucho.
Primero, porque su falaz discurso “por la Justicia” sólo es de
autoconvencimiento —que siempre haya dado muestras de supina ignorancia no le
obliga a creer lo que algún oscuro asesor le sugiera decir y hacer—; segundo,
porque constató que su convocatoria está disminuida y, por eso, su imagen
desgastada: leído en votos, un varapalo doloroso; tercero, porque el MASEvo
cada vez más regresa a los orígenes y se recircunscribe a un MAScocalero.
Después del exJefazo, el siguiente perdedor
mayoritario fue el vicepresidente, intentando bloquear —con la complicidad de
los genuflexos arcistas que dirigen Diputados— la Ley de Convocatoria de
Elecciones Judiciales y la discusión de las autoprórrogas. Pero no debe hacerle
mucha mella con los descréditos que ha ido cosechando con sus fantasiosas
sugerencias “ancestrales” y, también, con sus interpretaciones racistas e
indianistas (sinónimas en sí).
El tercero, Arce Catacora, quien para unos
fue pusilánime al no utilizar las fuerzas del Estado para romper los bloqueos —quizás
temiendo que su debilitada imagen de “buen gobernantes providencial” se
desgastara más con el recuerdo de posibles Chaparinas o Sacabas— y para más
aplicó “la solución del avestruz” para ganar tiempo mientras manipulaba a sus digitados
en la InJusticia y en Diputados. Al final, la necesidad de inyectar liquidez al
Estado aupó el temor de que la creciente furnia en la economía se llevara sus
aspiraciones prorroguistas —y no por Evo—, “lo obligó a oír”.
Por último, las oposiciones que —en
conjunto y a pesar de algunas posiciones y actuaciones positivas y coherentes,
no comunes entre todos— no supo aprovechar ni el momento ni la tendencia.
¿Alguien ganó? Sí lo creo: el presidente
del Senado quien, a pesar de la forzada renuencia del presidente nato de la
Asamblea, mantuvo la coherencia constante para hacer ley de las Elecciones
Judiciales y, para ello, construyó en su Cámara una mayoría favorable para
lograrlo, se manejó positivamente en la reunión multipartidaria que abrió la
vía de lograrlo y todo ello sin estridencias ni insultos, robando protagonismo
a quien fuera su mentor (¿seguirá siéndolo?).
El viernes, en el acto en homenaje del
fallecido Presidente Sebastián Piñera Echenique en el Senado de la República de
Chile, el actual Presidente Gabriel Boric Font —en sus antípodas ideológicas y
uno de sus principales contrarios en los sucesos de 2019— destacó los aportes manejados
«con liderazgo y con audacia» del
difunto Presidente para la consolidación de la democracia chilena, lo describió
como un político «que nunca se dejó
llevar por el fanatismo ni por el rencor» y citó al mismo extinto
Presidente: «Podemos
pensar distinto y es bueno que así sea, pero al mismo tiempo tenemos que
aprender a caminar y a construir juntos».
Como muchos hombres y
mujeres de nuestra Bolivia —espero que cada vez más—
gloso a Gabriel Boric:
«¡Ya es hora que aprendamos a respetarnos en
nuestras legítimas diferencias, a pactar treguas y acuerdos a pesar de
historias y aspiraciones que nos separen […] poniendo el bien superior de
nuestra patria por delante de nuestras discrepancias! [...] Reivindicar el legado de Sebastián Piñera es
reivindicar los acuerdos, abrazar el entendimiento […]».
Referencias
https://www.youtube.com/watch?v=6A1eZGz3PGw
https://es.wikisource.org/wiki/La_gatita_de_Mari-Ramos_que_halaga_con_la_cola_y_araña_con_las_manos
https://publico.bo/opinion/quienes-ganaron-en-el-conflicto-de-los-16-dias/
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