El viernes pasado, el departamento de Santa Cruz celebró su
cuarto cabildo del siglo 21. Vale recordar que los cabildos están reconocidos
en la Ley del Régimen Electoral que en su Artículo 35 define que «los Cabildos
son mecanismos constitucionales de democracia directa y participativa por los
cuales las ciudadanas y ciudadanos, mediante reuniones públicas, se pronuncian
directamente sobre políticas y asuntos de interés colectivo» y en el mismo
aclara que «sus decisiones no son de carácter vinculante, pero deberán ser
consideradas por las autoridades y representantes». (Para quienes,
suspicazmente, le resten validez porque no estuvo el Órgano Electoral, el
Artículo 37 de la mencionada Ley aclara que éste «es competente para la
observación y acompañamiento» pero sin obligatoriedad de ello.)
El Cabildo hereda una historia de otros importantes: en
1561, fundando la ciudad; en 1568, eligiendo a su primer Gobernador; en 1621,
decidiendo el traslado de la ciudad; en 1810, rebelándose contra la corona
española, y en 1876, aprobando el “Acta del Pueblo” y eligiendo prefecto a
Andrés Ibáñez. Saltando el siglo 20, en el 21, entre otros, el “Cabildo del Millón”
reafirmó la autonomía.
El viernes fueron tres las principales decisiones tomadas:
La primera sobre la Chiquitanía, con clara vocación medioambiental y en pro de recabar
toda la ayuda internacional para terminar los incendios y recuperar los bosques,
se aprobó una Declaratoria Ciudadana de Desastre Nacional (no contemplada
jurídicamente pero que sustituye a la que el Gobierno se ha negado a declarar).
La segunda decisión reclamó la abrogación de la Ley 741 y el Decreto Supremo
3973 que sustentaron los chaqueos y provocaron las quemas y reclamó al INRA
para desalojar las dotaciones y asentamientos humanos en tierras fiscales y
áreas protegidas que no cumplan los requisitos de ley.
La tercera decisión fue la más trascendente: trabajar por
una propuesta federal real, solidaria y unificadora. Ya se han aventado
fantasmas conocidos de “separatismo” (Brasil y México son federales hace décadas
y no se fragmentaron), “racismo” (es el departamento con más inmigración
integrada), “oligarca” (no pude encontrar a ninguno pero sí muchísimo pueblo)...
Lo curioso es que no los leí del MAS, sino de Revilla y en redes, y entendí por
qué rezumaban miedo.
Entre 1898 y 1899, el Poder político se desplazó desde Sucre
(la oligarquía de la plata) a La Paz (del estaño y del comercio) porque el
económico se había trasladado hacía años, tras la Guerra del Pacífico. Hoy, el
Poder económico fue desplazado de La Paz a Santa Cruz; la participación de
ambos departamentos en el PIB entre 2006-2018 fluctuó entre el 24% y casi el 28%
(La Paz) y el 29% (Santa Cruz), con una diferencia fundamental: la alícuota
paceña fue por contribución del desborde del estatismo masista (El Alto, como
polo industrial y manufacturero colapsó tras el fin de la ATPDEA) y la cruceña
por actividad productiva creadora de riqueza, mientras que en demografía La Paz
decreció en el período del 27,6% al 24,4% (-3,2%) del país y Santa Cruz creció
del 25,5% al 29,9% (4,4%).
La defensa de Revilla y entorno es muy plausible: suponen de
la pérdida del Poder político colapsará los ingresos. Pero federalismo es
retirar arbitrariedades del
Termino citando la homilía del Obispo Emérito de Santa Cruz,
Mons. Braulio Sáez: «[el cabildo] ha hecho un acto de fe, sí, fe en la defensa
de la vida, fe para salvar los valores de la democracia, fe que nos
impulsa a la reafirmación de los valores humanos […] la solidaridad, la
hospitalidad, la alegría y sobre todo la paz y la justicia».
Información consultada
https://ahoradigital.net/2019/10/06/apuntes-de-ivan-arias-sobre-el-cabildo-realizado-este-4-octubre/
https://www.reduno.com.bo/nota/cabildo-aprueba-trabajar-por-el-federalismo-y-control-de-tierras-201910416410
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