«Nada decidido, no hay ganador.»
[Carlos
Valverde, “Así decidimos 2019”, UNITEL 08/09/2019]
Sí, la elección será de a tres, no de dos ni de nueve. Más
allá de los anhelos válidos de unos u otros, de las elucubraciones aritméticas
—a
las que somos tan afectos en fútbol— y de las encuestas divergentes, diferentes
e, incluso, de las increíbles —como aquella de una empresa desconocida sin
avales locales pero aprobada por el TSE sin cumplir los requisitos que el
Órgano impuso, incluida “experiencia”—, se confirma que hay un pelotón de
candidaturas que arrastra al 72% de las intenciones definidas de votos: MAS,
Comunidad Ciudadana y la Alianza Bolivia Dice NO, repartiéndose el 7% restante entre
las otras seis candidaturas: UCS y MTS (2% cada una), MNR, PAN-BOL y PDC (1%) y
FpV (menos aún), lo que los convertiría en potenciales perdedores de personería
al no rebasar el umbral del 3%.
Aunque la encuesta de CIES Mori difundida el domingo en
UNITEL deja espacios vacíos (no aclara en cuántas localidades se aplicó) y
tiene incongruencias numéricas (como que la suma total da ¡102,2%! y que Valverde,
y también Ricardo Paz,
demostró que el porcentaje de intenciones de votos obtenido por el MAS en
poblaciones terciarias no aporta la diferencia necesaria para que, sumado a las
de las ciudades principales y secundarias, el oficialismo tenga una ventaja del
11% sobre su siguiente), permite algunas observaciones necesarias. La primera
es obvia: las intenciones para Morales y Mesa se redujeron en un punto
porcentual respecto a la anterior similar del 22 de julio y Ortiz creció dos,
aunque todos dentro del margen de error (2,07%).
Una segunda observación es que entre seis partidos (UCS, MTS,
MNR, PAN-BOL, PDC y FpV) suman ahora 7,2%, muy semejante del 7,6% de julio, lo
que confirma sus resultados como marginales. La tercera —quizás la más
importante porque es de donde se nutrirán los crecimientos de adhesiones— es sobre
los que no se manifestaron, con resultados globales casi similares: 20,4%
ahora, 20,8% en julio; descartando el porcentaje de los que mantuvieron su voto
en secreto (1% ahora, 2% en julio) que, obviamente no van a ser oficialistas,
hay más del 19% de intenciones para crecer. No coincido con Valverde que sería
por prorrateo la redistribución de esos aún no confirmados beneficiando a todas
las candidaturas, menos con la senadora Salvatierra de que favorecerían
mayoritariamente al MAS dándole el añorado 40% de los votos válidos con el 10%
de diferencia, por la misma razón del voto secreto, pues en ese supuesto
hipotético ya hubieran decidido mayoritariamente por el MAS.
Leyendo históricamente, el MAS ahora ha caído 27 puntos
porcentuales en intenciones desde el poco más del 63% en 2014: hoy
pierde casi la mitad (43%) de lo obtenido ese año. Una consecuencia es que en
ninguno de los departamentos que la encuesta le atribuye el primer lugar
alcanzaría con seguridad los dos senadores: Oruro (39%), Potosí (34%),
Cochabamba (48%, quizás el único que le dé dos senadores, aunque voto opositor
en la capital valluna pareciera significativamente mayor que el rural proMAS),
Beni (25%, un primer lugar dudoso), Pando (41%) y La Paz (43%). Según esto, al
menos en número de senadores y diputados plurinominales, el MAS perdería la
holgada mayoría actual, aunque amerita aplicar d’Hondt.
En resumen, el MAS presuntamente ganaría en cinco
departamentos (Oruro, Potosí, Pando, Cochabamba y La Paz)
y disputaría dos (Beni y Santa Cruz) con la Alianza Bolivia Dice NO mientras
Comunidad Ciudadana ganaría dos (Chuquisaca y Tarija).
Es hora de alianzas; la de retiros para uniones acabó el 28 de noviembre de 2018.
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