Bolivia es un país cautivo de la violencia y los bloqueos
del MAS en caminos y avenidas y en la Asamblea, del coronavirus y de un azaroso
proceso electoral que, en medio de las tensiones de ambos, justificadamente se
ha dilatado.
¿Por qué cautivo del MAS? Amén de los 14 años de manejo del
país y de sus bloqueos y enfrentamientos la década anterior, porque desde que
el 21 de octubre fracasó en consumar su fraude, ha intentado recuperar el
Poder, ya sea por métodos violentos en noviembre pasado y cada vez que oportunistamente
creyera lograrlo (boomerangs para el
mismo MAS, incluso acusando fracturas) y desde la Asamblea, bloqueando al Ejecutivo
y proponiendo festinada y malintencionadamente.
Cautivo del coronavirus, que trastocó al país (y el mundo)
porque detuvo la economía y agravó la ya muy precaria sanidad pública, objeto
de demagogia pero permanente abandono del MAS y falta de inversión de gobiernos
precedentes.
Cautivo de la “oposición democrática” porque desde el fracaso
de la unidad en enero y la proclamación como candidata de la presidente Añez
Chávez, los partidos y frentes con candidaturas se distanciaron del gobierno, sin
colaborarle efectiva ni discursiva. El intento de acercamiento en febrero,
promovido por el Comité Pro Santa Cruz, tuvo tibios resultados que pudieron
mejorarse en una segunda cita para abril que la endemia frustró.
Y, por último, cautivo del propio gobierno, tanto porque la
pandemia y el doble traspaso de fecha de las elecciones han sido una combinación
lógica pero perversa para un gobierno surgido para puente transitorio como por errores
propios, no pocas veces consecuencia de inexperiencias e improvisaciones de
gestión tras muchos años sólo en oposición activa (como el haber facilitado la corrupción
de masistas y oportunistas: caso respiradores) y otros que han sido vicios “heredados”
de años de otros gobiernos hacer la política.
La candidatura de la presidente Añez Chávez, totalmente
legal desde nuestro ordenamiento constitucional, le ha impedido mantener una
posición de árbitro respecto al resto de los partidos y conllevó que todo
anuncio de su gestión se pudiera interpretar (maliciosamente o no) como
“campaña”. La decisión de terciar en las elecciones, impelida tanto por el
fracaso del llamado a la unidad (frustrado previo de su proclamación) como por
la necesidad de su fuerza política de mantener el Poder electoralmente, ha
sufrido los embates de la crisis sanitaria, del masismo (hoy en visible
fractura como cuestionada la guía de Morales y el grupo exiliado en Argentina)
y el cerco “distanciador” de la “oposición democrática”.
Por lo demás, asumo que, a pesar de desaciertos, anuncios
incumplidos e improvisaciones consecuentes del calamitoso estado sanitario
nacional y del bloqueo legislativo masista, la gestión de la pandemia, sin ser
excelente, ha logrado evitar el colapso sanitario del país y gestionar la
crisis mejor que otros países de la Región, evitando niveles catastróficos, lo
que ha redundado que (si no hay recontagios) algunos departamentos ya estén
saliendo de la fase aguda y entrando en estadios de meseta, aunque otros (con mucho
por consecuencia de las últimas violencias masistas) estén subiendo sus niveles
de contagio.
El mensaje “Esperanza en medio de la adversidad” de la reciente
CVII Asamblea de Obispos de Bolivia marca urgencias que, al margen de la
confesionalidad, son prioridad para todos los bolivianos: la solidaridad, la
educación de calidad y la sanidad para todos, el bien común y el respeto a la
libertad, entre otros. Importante como todo ello es su constatación de «heridas sociales aún no sanadas,
polarizaciones en nuestra sociedad», y su prédica para todos de solidaridad
y esperanza, reales desarmes espirituales entendidos sin sectarismos ni
egoísmos. Asumamos ese reto como bandera.
Información consultada
https://www.vaticannews.va/es/iglesia/news/2020-08/mensaje-al-pueblo-de-dios-en-bolivia.html
Salud y educación despriorizada hacen 14 años. Recordamos la cínica propuesta masista del Segururo Universal SUS. Defendido a raja tabla cínicamente por Gabriela Montaño ex ministra de salud pública. Esta "dignataria" no pudo ante semejante mentira y además por que el sector médico con su prolongado paro hizo ver la cruda realidad del sistema de salud en el país.
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