domingo, 24 de junio de 2018

Donald Trump rema contra su propia corriente



El aislamiento no es ninguna nueva política en los EEUU. Extraña mezcla en un país de inmigrantes —desde el Mayflower hasta los reprimidos de ahora— y proteccionista. Desde la Doctrina Monroe de John Quincy Adams —originalmente aislacionista pero luego extendida como intrusionista y expansionista— e incluso desde Washington hasta hoy con el America First: A Budget Blueprint to Make America Great Again (Estados Unidos Primero: un Plan Presupuestario para Hacer que Estados Unidos Vuelva A Ser Grande) —el primer presupuesto federal de Trump—, el proteccionismo ha estado firme en el imaginario de la política del vecino norteño.

Después del fracaso integrador y pacifista del presidente demócrata Wilson cuando en 1920 el Senado (con mayoría republicana) se negó a firmar el Tratado de Versalles y el Pacto de la Sociedad de Naciones —ambos promovidos por Wilson y fundamentales en su proyecto mundial—, el siguiente hito fue cuando los EEUU entran en la II Guerra Mundial tras el ataque de Pearl Harbor —callando al aislacionista American First Comitee de Charles Lindbergh y sus simpatías progermanas— y Franklin Delano Roosevelt pudo sentar las bases de la ONU y el sistema financiero mundial actual a partir de Bretton Woods —y luego la OTAN—, convirtiendo a los EEUU en la primer potencia y líder occidental… hasta ahora.

Donald Trump recuperó esa tradición aislacionista y, a diferencia de Ronald Reagan —que también utilizó el eslogan American First!—, busca acabar con la globalización promoviendo el proteccionismo —a riesgo de desatar una guerra comercial a pesar de la débil hegemonía económica del país—, obliterando lo que precisamente hizo poderoso al país.


Información consultada

https://es.wikipedia.org/wiki/Franklin_D._Roosevelt

1 comentario:

  1. Hola José Rafael, le felicito por su iniciativa que me parece bien lograda.
    Exito!
    Saludos, Willi Noack willi@noack.be

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