martes, 3 de agosto de 2010

Varias opiniones que no quiero dejar pasar

José de Mesa. Si Von Humboldt mereció que lo denominaran Segundo Descubridor de América, Don Pepe –con Doña Teresa– también ayudaron a descubrir Bolivia. Uno de los historiadores más importantes del país, una buena parte del conocimiento sobre el arte colonial altoperuano se debe a esta incasable pareja. Colega mío como docente en los primeros años de “Nuestra Señora de La Paz”, era estimulante ver cómo despertaba el interés de sus alumnos, que siempre le rodeaban fuera de clases. Escritor erudito, formó una sólida familia intelectual. Su obra de recuperación cultural de Bolivia sigue viva y será largamente perdurable.

Fútbol y política: todos somos expertos. Pero no hace falta serlo para darse cuenta que el fútbol boliviano –más allá de los amores que se tengan– castiga hoy, con mucho, la honrilla de todos. Lejos –verdaderamente muy lejos– están las Eliminatorias para el Mundial 2004, cuando un equipo de todos despertaba el orgullo de propios y extraños: Un gran equipo (¿recuerdan la primera derrota de un equipo brasilero en eliminatorias mundialistas? ¿El Prado paceño lleno hinchas bolivianos que esperaban ver llegar a los poderosos vencidos? Y después celebrar, merecidamente, a los triunfadores), un entrenador exitoso y comprometido (con sus bigotes hirsutos como banderolas) y una dirigencia unida. Después de los bochornos de los últimos años –a pesar de que siempre hay quienes se consuelan en probabilidades estadísticas que van desapareciendo con la ilusión–, hay un plan propuesto y una mencionada voluntad gubernamental; nos falta –al menos, hasta ahora– sumar la unidad dirigencial, desprovista de mezquindades y parcelamientos. Ojala resulte.

Leyes fundamentales. Ya la Asamblea Legislativa Plurinacional se estrenó aprobando las Leyes que eran imprescindibles para el funcionamiento de la Nueva Constitución Política del Estado de 2009. Criticadas por unos, celebradas por otros, es verdad que la oposición parlamentaria no aportó –o no pudo o no tuvo el tiempo de llegar a hacerlo– mucho a sus contenidos, pero lo que nadie duda es que completan el andamiaje constitucional que se inició en 2006. Ahora faltan sus Reglamentos, y es en esa práctica que se podrá conocer el valor y la efectividad de esas leyes y en esa fase operativa es donde se podrán enmendar divergencias, siempre que exista la voluntad común. Pero, como leyes promulgadas que son, aunque no se compartan por quienes la critican, son de estricto cumplimiento mientras otras no las sustituyan o enmienden.

Ideas y no insultos. Se le atribuye a Karl Marx la frase “cuando se acaban las ideas, buenos son los insultos”. No lo comparto y lamento que en los últimos años cada vez haya menos debate de ideas y más se discuten eslóganes reiterativos aderezados de insultos, con pocas excepciones. De toda la nueva clase política –porque la anterior a diciembre de 2005 desapareció–, la gubernamental y la opositora, la Opinión Pública espera mucho más en nuevas ideas. El país las necesita.

Espero –como todos los que me leen hoy– que mi próxima opinión sea menos quejumbrosa.

Dios lo quiera.

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