El envenenamiento del doble agente ruso-británico Sergei
Viktorovich Skripal y su hija Yulia en el Reino Unido pareciera que ha
detonado una nueva Guerra Fría que alinea a toda la OTAN contra Rusia. Pareciera
pero, aparte de que May no es Churchill —el ultimátum de May a Rusia no es el
discurso de Churchill en Fulton— ni Trump es Truman: Churchill fue el artífice del
tozudo enfrentamiento británico a los nazis y Truman compartió con Eisenhower las
victorias frente al Eje —la muerte anticipada de Roosevelt le dejó el mérito.
May podría quedar como la peor líder conservadora desde Chamberlain y
arrebatarle a Cameron el estigma del Brexit, mientras Trump podría quedar
marcado por la injerencia rusa en 2017 y las fake
news —más sus presuntas orgías moscovitas— y, en poco, dañar más a los republicanos
que Hoover hace 8 décadas.
La Rusia de Putin no es la superpotencia que sus despliegues
militares darían a creer porque el país aún no ha podido crear una sólida
economía pero con Putin es campeona en propagandear esa
imagen (Crimea fue la mejor estrategia de propaganda interna, a la
vez que desnudó la inefectividad del denominado Occidente). La intervención
rusa en el conflicto sirio —muy visibilizada y activa contra
ISIS— parte de su geopolítica de ocupar los nichos que los aliados
occidentales —encabezados por EEUU— no activan, así como China —más fuerte
económicamente— se muta de proteccionista a campeón del libre comercio y la
globalización tras el recule en ambos liderazgos de EEUU tras Trump.
A Putin y la “democracia controlada” rusa les conviene, para
imagen interna y externa, que les enfrenten otros con propios conflictos porque,
como el oso de The Revenant, Rusia “hiere pero no mata”.
Información consultada
http://www.portafolio.co/internacional/rusia-ayudo-a-trump-a-ser-presidente-de-estados-unidos-514350
Excelente análisis sobre lo que ha resultado como la Guerra Fría II con el resurgimiento de Rusia como la heredera de la ex URSS, con el aditamento de que Putín es jefe de todas las mafias rusas especializadas en espionaje, guerra sucia, armas nucleares y vaya uno a saber si también tiene que ver con narcotraficantes, terroristas y traficantes de seres humanos, órganos y otros ilegales con los que el ex KGB simpatiza. Habrá que ver si las armas de destrucción masiva de Rusia realmente son tan efectivas como Putin dice y si su nueva política provoca un nuevo mundo bipolar pos moderno.
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