https://urgente.bo/noticia/jos%C3%A9-rafael-vilar-en-el-conflicto-se-moviliz%C3%B3-la-burgues%C3%ADa-popular-el-gobierno-ve-fantasmas
viernes, 10 de diciembre de 2021
El paso de la tercera ola a la cuarta: inmunización, prevención. ¿Y después?
https://www.paginasiete.bo/gente/2021/12/10/el-paso-de-la-tercera-ola-la-cuarta-inmunizacion-prevencion-y-despues-317645.html
martes, 28 de septiembre de 2021
Ni otro Porvenir ni otra Chaparina
En 2008, la masacre de Porvenir en Pando —nunca completamente aclarada: lo reconoce el mismo informe de UNASUR, a pesar de su clara filiación— inició la crisis de la Media Luna opositora del régimen masista; el asalto y masacre del Hotel Las Américas en abril de 2009 y la Nueva Constitución aprobada y vigente, cerraron bruscamente el ciclo de la Media Luna. Sin ya oposición política beligerante —circunscrita a la Asamblea Legislativa Plurinacional y a pocos gobiernos subnacionales y sin voz en muchos medios de comunicación para no perder pauta gubernamental— y con los cuatro Poderes cooptados, en 2011 el Gobierno de Morales Ayma-García Linera pasó a la ofensiva de afianzar el Poder incluso contra su discurso “indigenista reivindicador”: la violenta represión —de nuevo masacre— en Chaparina contra indígenas de tierras bajas so pretexto de desarrollo económico, viabilidad, acuerdo entre sectores de la burguesía beniana aliada al MAS y “productores” del Chapare.
Los ocho días transcurridos entre los últimos viernes
marcaron lo que vivirá el país en los próximos meses: las quebradas relaciones
entre niveles de gobierno y la cada vez mayor desencontrada ilación Oposición-Oficialismo,
junto el golpeteo acompasado de tam tams
y taikos anunciando una cada vez más
lejana conciliación.
La inauguración de la EXPOCRUZ marcó el intento de la cúpula
empresarial cruceña para abrir puentes con el Presidente Arce y éste, en
respuesta —machaqueo incluido de “golpe” cada vez más descreído—, vengó el
desaire que ese gran empresariado le hizo al baipasearlo yendo directamente a
pedir apoyo y comprensión a Morales Ayma —como gran factótum del Poder
masista—, lo que dejó a Arce Catacora en un a modo de “presidente delegado”
como fue Cámpora para Perón; amerita mejor estrategia corporativa. Arce anunció
importantes obras e inversiones en Santa Cruz, las mismas que horas antes había
comunicado a las autoridades masistas electas en el departamento —forma de
recordar lo que había sostenido desde antes: “trabajaremos con nuestras autoridades”. La ausencia del
gobernador —días luego la explicó porque lo silenció el protocolo palaciego— le
dejó mala percepción.
Lo de la Plaza el 24 tuvo muchas explicaciones posteriores
—creíbles como no creíbles, incluyendo la bandera whipala (tamaño para flamear
en mástil) guardada en un bolsillo ministerial— pero demostró fehacientemente
que “diálogo” se entiende sólo con
desarme de posiciones: lo dijo Morales, lo matizó Choquehuanca y, a su modo, lo
reafirmó Camacho. Cada vez más, se cumple que los acuerdos de paz
centroamericanos sólo fueron posibles —“aceptables” a regañadientes pero
imprescindibles— cuando quienes jalaban para sí los extremos de la cuerda
entendieron que ambos caerían para no levantarse.
Hoy no hay Media Luna ni hay fuerzas externas poderosas para
atornillar en la Plaza Murillo; el Poder ya no es macizo; lo “indígena” no es
monolítico ni sigue en la inocencia de los discursos; también el país está en
crisis, más allá de anuncios almibarados y, de ambas partes, exhibiciones de
supuestas potencias gonadales. Bastaría empezar a entenderlo.
Para cerrar, tres comentarios bonus. El primero, triste por amigos que fallecieron estos días:
Juan Carlos Costas Salmón, gran comunicador veraz, formador de medios y, siempre,
buen amigo. El otro fue Pablo Ramos Sánchez, mi Rector a quien le agradezco me
convenciera no irme de Bolivia en los lejanos 90s; nos separaban posiciones
ideológicas distantes pero el mutuo respeto mantuvo el afecto. Descansen en
Paz, amigos míos.
El segundo (pendiente de la semana anterior: la CELAC. Lo
que López Obrador concibió como una loa a su pretendido “liderazgo” regional —como
si el padrinazgo del vapuleado Grupo de Puebla fuera su catapulta—, el
relanzamiento del CELAC —tan moribundo como UNASUR— y su mazazo a la OEA, se le
escapó cuando varios presidentes utilizaron el evento para defender la
democracia y criticar, en su frente, a las antidemocracias de la Región.
El último es la despedida de la Era Merkel, por voluntad
propia y no por las urnas. Con su retiro se cierran 16 años de gobierno
interrumpido, tantos como Helmut Kohl —reunificador de Alemania— y sólo tres
menos que el Canciller de Hierro,
Otto von Bismarck, que formó Alemania en el siglo xix. Con el tiempo se verá su legado pero, sin dudas, Merkel
—como Margaret Thatcher en el xx—
marcó nuestra época, más allá de los afectos o desafectos que se le pudieran
tener.
Información consultada
http://www.diputados.gob.mx/sedia/sia/spe/SPE-ISS-04-09.pdf
https://anteriorportal.erbol.com.bo/tags/masacre_chaparina
https://correodelsur.com/politica/20210919_molestia-en-santa-cruz-por-dichos-de-arce.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Angela_Merkel
https://es.wikipedia.org/wiki/Asalto_al_Hotel_Las_Américas
https://es.wikipedia.org/wiki/Helmut_Kohl
https://es.wikipedia.org/wiki/Masacre_de_Porvenir
https://es.wikipedia.org/wiki/Otto_von_Bismarck
https://es.wikipedia.org/wiki/Referéndum_constitucional_de_Bolivia_de_2009
https://www.comunicacion.gob.bo/?q=20170922/24206
https://www.facebook.com/CentaRekSenadora/photos/a.1009079345835880/4299804026763379/
https://www.facebook.com/watch/?v=906558893275683
martes, 14 de septiembre de 2021
“Las dictaduras repiten sus mentiras”
Con esta frase del escritor —primer centroamericano Premio
Cervantes en 2017— y político nicaragüense Sergio Ramírez Mercado empiezo mi
columna de hoy.
El exacerbamiento de la dictadura —“dictablanda aparente”
hasta 2018, como otras “dictaduras democráticas” [sic] latinoamericanas— de Daniel Ortega Saavedra, traicionando la
Revolución Sandinista que, junto con amplios sectores civiles nicaragüense, derrotó
la dictadura somocista pero que —luego de 1990 desesperados con la derrota
electoral (causa presta de su repartija de bienes confiscados: la Piñata) y sostenidamente desde 2007, sin
ambages para 2011 y sin make-up desde
2018—, Ortega Saavedra —pontificado por su esposa y apartada la mayoría de los
que hicieron 1979— ha protagonizado la Revolución
robada, claro ejemplo como puede pervertirse una Revolución que unió
marxistas y cristianos —los grupos eclesiales de base fueron decisivos para la
victoria de 1979 en las ciudades— en otra, escondida tras su falaz etiqueta de
“Revolución cristiana, socialista y solidaria”.
Insatisfecha la camarilla orteguista de que las limitaciones
a los opositores para las elecciones de 2017 fueron una descarada forma de
asegurar el Poder Ejecutivo y la cooptación del Legislativo —el Judicial y el
Electoral lo estaban ya—, la sublevación popular de 2018, aplastada con dura represión
gubernamental, les advirtió que peligraba la reproducción de ese Poder en 2021 —“reelegible”
gracias a la obsecuente Asamblea Legislativa, dominada por el orteguismo
(dizque “sandinista”) y con los obsecuentes micropartidos que medraban del
orteguismo— y fue preparando una serie de leyes que, con argumentos absurdos,
allanaban el camino a toda posible oposición o disenso del orteguismo.
La historia es muy conocida: Todos los precandidatos realmente
opositores, iniciando con Cristiana Chamorro Barrios —periodista y
activista nicaragüense, hija de la expresidente Violeta Barrios de Chamorro y
del periodista Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, asesinado por el somocismo—
y muchos otras figuras públicas nicaragüenses, incluidos comandantes de la
guerrilla y exdirigentes de la Revolución Sandinista, han sido detenidos y
acusados de “traición a la Patria” —“patria” en el sentido de feudo de Daniel
Ortega, como se repite en otros países del socialismo del siglo 21—,
“terrorismo” y muchos otros “delitos”, lo que ha llevado a Humberto Ortega
Saavedra —comandante guerrillero, exjefe del Ejército Nacional y crítico de su
hermano Daniel— a afirmar: «Estoy claro
que estos que están detenidos no son terroristas, no han atentado en contra de
la estabilidad del país; simplemente son opositores que tienen su punto de
vista como yo lo tengo», afirmando que él mismo «podría ser catalogado de terrorista o traidor a la patria».
Sergio Ramírez Mercado, junto con el Padre Ernesto Cardenal
Martínez las voces intelectuales más prestigiosas de Nicaragua después de Rubén
Darío, formó parte —junto con Daniel Ortega Saavedra y otros tres miembros— de
la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional que gobernó tras el
triunfo de la Revolución Sandinista en 1979 y luego, tras el triunfo electoral
del sandinismo en 1984 —primeras libres en muchas décadas— ejerció como
vicepresidente de Ortega Saavedra hasta 1990.
Guardo muchos recuerdos de Nicaragua en los años 80,
hermosos algunos, tristes otros, pero no puedo olvidar la bondad, generosidad y
bonhomía del pueblo nicaragüense —gané muchos amigos y fui bendecido con una
hermana para toda la vida: Margarita Zapata Choiseul— pero vi las primeras manifestaciones
del fracaso de la Revolución desde el mismo sistema, más allá incluso de las
consecuencias de la guerra silenciosa con la denominada “contra”. De Sergio
Ramírez pude recibir, en los nicas de
a pie y en sandinistas e, incluso, opositores de entonces, la imagen de un
hombre digno y respetable, parangón que compartía con el padre Ernesto
Cardenal. Hoy, opositor del régimen decepcionado de su deriva autoritaria —como
también lo estuvo el padre Cardenal antes de morir—, Ramírez Mercado es otra de
las voces que aterran al orteguismo y que quisieran callar.
Aprovecharé las últimas líneas disponibles y la apertura que
La Razón me ha dispensado siempre
para destacar la apabullante derrota kirchnerista en las PASO: 25% el
oficialismo contra más del 45% la oposición mayoritaria —más si sumamos otros
sectores afines a éste. Muy mal augurio para el kirchnerismo en noviembre.
Información consultada
https://eldeber.com.bo/bbc/sergio-ramirez-la-fiscalia-de-nicaragua-ordena-la-detencion-_246558
https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Fonseca
https://es.wikipedia.org/wiki/Cristiana_Chamorro
https://es.wikipedia.org/wiki/Daniel_Ortega
https://es.wikipedia.org/wiki/Ernesto_Cardenal
https://es.wikipedia.org/wiki/Sergio_Ramírez
https://rebelion.org/docs/90187.pdf
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-57338515
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-57339385
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-58510922
https://www.consejomexicano.org/index.php?s=contenido&id=10160
https://www.lanacion.com.ar/politica/elecciones-2021-en-vivo-nid12092021/
viernes, 3 de septiembre de 2021
COVID-19 en Bolivia: Tercera Ola, inmunización, ¿Cuarta Ola?
En la edición del periódico aparece con el título "La tercera ola fue la más letal en el país; la vacunación, clave en la cuarta ola"
Dieciocho meses –en pocos días– después del inicio de la
pandemia en Bolivia (diecisiete hoy de mi “Cronología del coronavirus en
Bolivia” en Eju!, diaria primero,
luego semanal, bisemanal y, por cansancio, ahora mensual), la gentileza de Página Siete me permite publicar acá mi
cuarto artículo de análisis sobre la pandemia.
¿Hemos cambiado en estos dos años? Hasta mentes lúcidas como
Yuval Noah Harari transitaron –con muchos de nosotros en el camino– desde un a
modo de neopostmodernismo casi inspirador hasta decirnos un “volvemos a lo
mismo”.
¿Qué ha pasado?
¿Qué hicimos bien, qué hicimos mal?
De inicio, en todo el mundo –incluida China, aunque pudo
tener más información por ser allí la génesis– cundió el desconcierto. La
mayoría de las naciones nos cerramos en nuestras fronteras y, muchos, en
nuestras casas –aún recuerdo un entusiasta oficialista tras las elecciones de
2020 denunciando el encierro como “crimen contra el pueblo”, acusación que
“olvidó” rápidamente cuando se enteró que la más férrea cuarentena fue de su alter ego kirchnerista– y el mundo
pareciera que se regeneraba: menos contaminación –casi sin industrias–, más
naturaleza y, además, más solidaridad entre nosotros.
Pero, también, recursos insuficientes. Ni los países más
desarrollados –que experimentaron todas las opciones– estaban preparados para
enfrentar la primera pandemia global desde la gripe española –que de España sólo tuvo el nombre– a comienzos del
siglo xx pero con una diferencia
fundamental: ahora, estamos conectados permanente y globalmente a medios y
Redes donde todos opinamos, la alfabetización es muchísimo mayor y pululan los fake news –la forma “in” de los bulos y los rumores.
¿Cómo nos fue en Bolivia?
Olas en Bolivia
La denominada Primera Ola en Bolivia se inició el 10 de
marzo del año pasado –un poco más tarde que el resto de Latinoamérica,
entendible por estar menos conectados al mundo– con contagio exógeno y en menos
de dos semanas la propagación era ya comunitaria.
En Bolivia –y en casi toda Latinoamérica– se aplicó entonces
la estrategia de contención: cerrar
fronteras, detener el país aunque agravara la economía –Bolivia por sí con
sostenidos malos indicadores los últimos cinco años–, buscando diferir el seguro
colapso sanitario al provocar una “meseta” de nuevos contagios detectados, alargándolos
en niveles menos altos. El precario estado de la sanidad pública —consecuencia
de décadas de pobre inversión en recursos humanos y tecnológicos, patética en
los últimos 14 años de boom de
ingresos extraordinarios ajenos a gestión propia— y el desconcierto de los
expertos y servicios de salud a nivel mundial –sin protocolos ni tratamientos
comprobados, bajos insumos (muchas veces rapiñados por los mejores postores) y
ninguna vacuna aún–, sumado en Bolivia con la crisis posfraude y la debilidad
de la Transición (y sus males aparejados), nos llevó a una Primera Ola larga
que, como en muchos países de la Región, fue alta en fallecidos –consecuencia
generalizada de las carencias mencionadas– y relativamente reducida en
morbilidad –no sólo por los encierros en cuarentena sino, además, por carencia
de pruebas de detección.
Hablemos de la Segunda y Tercera Olas en Bolivia.
Estrategias empleadas en Bolivia contra el COVID-19
Como mencioné antes, la estrategia empleada para la Primera
Ola fue la detención: las causas de
porqué ésta se implementó ya fueron explicitadas.
En diciembre, tras el declive de la Primera Ola y
avizorándose la Segunda, la gestión del entonces ministro Edgar Pozo definió
una nueva estrategia con dos ejes: detección
–pruebas PCR masivas para revelar contagiados– y prevención –vacunación a toda la población mayor de 18 años. Ayudaban
a esta nueva estrategia varios factores: había mucha más información y, por
ende, protocolos más confiables; las primeras vacunas estaban terminando su
tercera fase de pruebas para su aprobación; la cuarentena rígida había cumplido
su cometido y era insostenible económicamente.
La Segunda Ola fue objeto de más pruebas que la Primera –había
los insumos– pero la vacunación inició con fallas: la apuesta ideologizada
(“antiimperialista” «porque el
imperialismo no nos deja vacunas y nos está matando», como afirmó “nuestro”
[anti]canciller) llevó a contratar vacunas Sputnik V rusas mayoritariamente; al
final, el incumplimiento continuado ruso fue paliándose con la compra y
donaciones de vacunas Sinopharm china y ¡paradoja! muchas donadas por “los que
nos estaban matando”: EEUU y también Suecia, España y, de por acá, México.
Hasta el 31 de agosto, Bolivia había inoculado 6.019.660
dosis simples para una población meta de 7.180.428 personas mayores de 18 años,
de las cuales el 45,3% correspondía a primeras dosis y el 38,5% (2.766.347) con
pauta completa: segunda dosis o unidosis (vacuna Janssen), según datos del
Reporte Epidemiológico N° 534 del MINSALUD. Este 38,5% era el porcentaje de
inmunizados total alcanzado ese día.
El 6 de Agosto, en su mensaje a la Nación, el presidente
Arce Catacora fijó una meta del 90% de inmunizados total para el primero de
diciembre, una cifra que correspondería a una nueva posible inmunidad de rebaño
o inmunidad comunitaria frente a la variante Delta aún no detectada
oficialmente en Bolivia pero mucho más contagiosa y mortal que las anteriores. Al
analizar el cumplimiento de inoculaciones con pauta completa, podemos ver la
situación para cumplirla: al 31/08 estaban inoculados con toda la pauta
2.766.347 personas y faltaban 3.696.038, lo que implica que la cantidad de
personas a ser vacunadas diariamente con pauta completa debe ser de 40.616 inoculaciones
de pauta completa (segunda dosis o unidosis), lo que implicará un fuerte
aventón (y provisión de vacunas faltantes).
Pandemia en la Región
Es interesante lograr una visión de la Región para entender
cómo estamos y romper mitos –optimistas o pesimistas– de nuestra realidad.
Morbilidad, letalidad, mortalidad
Hagamos un paréntesis antes de seguir y, aunque explicados
muchas veces, no es ocioso recordar definiciones sencillas de cada término para
entender qué veremos en este artículo.
Morbilidad es el
índice de personas enfermas en un lugar y tiempo determinado. La tasa de
morbilidad es la incidencia de
la enfermedad que, usualmente, se mide en porcentaje
de casos por 100.000 habitantes.
Letalidad es el porcentaje de fallecidos entre los afectados
por esa enfermedad.
Mortalidad es el
índice de defunciones producidas en un territorio en un período determinado y
su tasa se calcula por el número de muertes por la enfermedad por
cada 100.000 habitantes.
Pandemia en Bolivia
Morbilidad
Una
revisión de la tasa de morbilidad en Bolivia nos comprueba que Potosí ha sido
el departamento con más baja morbilidad porcentual y Tarija el de más alta
durante las tres Olas.
Letalidad,
mortalidad y Ratio de dosis x 100 habitantes
La
letalidad en Bolivia no ha sido directamente proporcional con la morbilidad:
Tarija (junto con La Paz) son los departamentos con menor tasa de fallecidos
respecto a contagiados y Oruro el de mayor tasa. En el siguiente indicador (tasa
de mortalidad), el índice más bajo en Bolivia está en el departamento de La
Paz, que repite el lugar de su letalidad, seguido de Potosí.
La OMS utiliza el ratio (porcentaje) de dosis inoculadas por
cada 100 habitantes (en números totales de población): En Bolivia, el
departamento que tenía el 31/08 un mayor Ratiox100 era Tarija, seguido muy de
cerca por Chuquisaca, Santa Cruz, Oruro y Cochabamba en ese orden, lo que
clarifica las discusiones entre los diferentes SEDES y el MINSALUD.
Pandemia en la Región
Morbilidad
A nivel de Región (descartando los datos ostensiblemente
irreales de Nicaragua, Haití y Venezuela), el país con más alta tasa de
morbilidad ha sido Argentina, seguido de Uruguay (por la Tercera Ola porque en
la Primera fue ejemplo positivo) y Panamá.
Bolivia en la suma de las tres Olas, queda con tasa de
morbilidad media a baja.
Letalidad
La mayor tasa de letalidad en la Región ha sido la de Perú,
situación que veremos nuevamente en la mortalidad. Brasil, a pesar de sus
altísimas cifras de contagiados, tiene una baja letalidad y Cuba la menor.
Bolivia está en los países de letalidad media.
Mortalidad
A nivel latinoamericano, Perú repite su ubicación en el
fatídico primer lugar en tasa de mortalidad –posición que también ostenta a
nivel mundial.
Bolivia está en el décimo lugar regional de mortalidad,
descartando los tres antes señalados.
Vacunación
Como mencioné para Bolivia, la OMS utiliza como indicador de
avance de vacunación el ratio (porcentaje) de dosis inoculadas por cada 100
habitantes totales.
En Latinoamérica, Uruguay ocupaba el 31/08 la tasa Rx100 más
alta, seguido de Chile y, un poco más lejos, Cuba; de los países con datos
confiables, Guatemala está más de siete veces menos que Uruguay mientras
Bolivia ocupa el dieciseisavo lugar, contando desde Uruguay.
Resumiendo
Aunque Bolivia ahora está en el final de su Tercera Ola –que
tuvo los valores diarios más altos de contagios (3.839 el 09/06) y decesos (124
el 15/06)–, es importante que todos tomemos recaudos para una Cuarta Ola con la
variante Delta: más pruebas, más inmunizaciones con pauta completa pero, sobre
todo, que cada uno de nosotros tomemos la prevención y profilaxis como una
necesidad imperiosa y que no nos flexibilicemos en ello.
Sólo así podremos vencer la Cuarta Ola. Depende de nosotros.
Información consultada
https://elpais.com/elpais/2020/04/06/planeta_futuro/1586170713_492779.html
https://ourworldindata.org/coronavirus#coronavirus-country-profiles
https://www.facebook.com/GobSantaCruz
https://www.facebook.com/SaludDePando
https://www.facebook.com/SedesBeni2021
https://www.facebook.com/SEDESCh
https://www.facebook.com/sedescochabamba
https://www.facebook.com/Sedeslp
https://www.facebook.com/SEDESOR
https://www.facebook.com/SEDES-Potosí-110681273851746/
https://www.facebook.com/Tarija.SEDES
https://www.significados.com/morbilidad/
Afganistán, hegemonía y misión: De Brzezinski a Fukuyama
Desde el anuncio de la retirada de las tropas de OTAN hasta
la salida de las últimas de EEUU el pasado 31 de agosto, días tras días
Afganistán ha estado en centro de casi todas las noticias más leídas.
¿Derrota, humillación, fracaso, culpa ajena? De ello y de
más, pero también del ojo de la concepción estratégica de la hegemonía.
Primero, un poco de historia.
De Ariana a Afganistán
Hace más de 7 mil años, ya lo que hoy conocemos como
Afganistán era habitado por algunos de los primeros asentamientos agrícolas y
ganaderos conocidos, contemporáneos de Mesopotamia aunque muy diferentes en
geografía. Cruce de caminos —incluida la Ruta de la Seda— e imperios —persas,
macedonio (con Alejandro Magno), hindúes, mongoles (de Gengis Khan), árabes—
conocido como Ariana (por los arios persas que se le asentaron), luego Khurasán
"donde el sol sale" (junto con territorios hoy de Irán,
Uzbekistán y Tayikistán) para hoy ser Afganistán (del árabe Afġāni y el sufijo persa stan: “tierra de los afganos”).
Aunque la historia del Reino de Afganistán —unidad más o
menos armónica de los señores tribales— comienza en inicios del siglo XVIII con
la dinastía pashtún de los Barakzai, sólo a comienzos del siglo XX —transcurridas
tres guerras con los británicos que dominaban lo que hoy son sus vecinos: India, Pakistán y, más lejana, Bangla Desh— es
que es reconocida su soberanía, sucediéndose períodos muy aperturistas y avanzados
—como elaborar su constitución, parlamentarismo y la instrucción y el voto
femeninos (éste un año antes que los EEUU)— con otros oscurantistas.
En esta pulseta entre modernización y oscurantismo, se funda
la República en 1973, en 1978 llega al poder el partido comunista y en 1979 se
inicia la intervención militar soviética que duraría hasta 1989.
La era de los muyahidines
Aunque muŷāhidīn
es un término muy común para «combatiente por el Islam» (en Irán, Argelia, Bosnia-Herzegovina),
el término nos llega en Occidente desde la rebelión antisoviética de las tribus
afganas con el concepto de «hacer el ŷihād»,
una obligación religiosa musulmana muchas veces entendida como «guerra santa»
aunque no es su único propósito.
La entrada de las tropas soviéticas para apoyar al régimen
comunista de Kabul, llevó a que los jefes tribales contrarios —«señores de la
guerra»— aprovecharan el escenario de la Guerra Fría para buscar apoyo
estadounidense, primero con el presidente Jimmy Carter —a quien su consejero de
Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski (de quien volveremos a hablar) convenció
era buena idea antisoviética la de una operación encubierta para equipar y
armar a la insurgencia afgana— quien aprobó inició los primeros suministros
militares a los rebeldes —en ese momento, viejo armamento de fabricación
soviética, como fusiles AK-47— y apoyó el reclutamientos de combatientes
voluntarios y aportaciones económicas y logísiticas de diversos países árabes,
como Arabia Saudita —uno de los más activos—, Egipto y Pakistán, iniciando la
Operación Ciclón, otra guerra indirecta o subsidiaria —proxy war— entre EEUU y URSS.
El apoyo en armamento y recursos aumentó con el nuevo
gobierno de Ronald Reagan desde 1981, apoyado por un poderoso lobby en el
Congreso —donde Reagan pronunció en 1986 su célebre frase «No están solos, combatientes de la libertad. Estados
Unidos los apoyará», la que posiblemente no recordó cuando las Torres
Gemelas cayeron, siete años después de que se le diagnosticó Alzheimer— y
suministrando a la guerrilla muyahidín lanzamisiles portátiles FIM-92 Stinger tierra-aire,
que destruyeron la superioridad helitransportada soviética y fueron decisivos
para la guerra. Entre los más fervientes lobbyist
de esa Operación Ciclón estuvo el congresista demócrata por Texas Charles (Charlie) Wilson, poderoso miembro de la
Comisión de Presupuesto que facilitó que fluyera el apoyo económico a los
muyahidines y que fue luego el referente del filme Charlie Wilson's War. (Antes de su muerte en 2010, Wilson expresó arrepentimiento
de ese apoyo y las consecuencias que tuvo con los talibanes contra EEUU).
De Brzezinski a Fukuyama
Zbigniew Brzezinski (Brzeziński originalmente en polaco) fue
el consejero de Seguridad Nacional del Presidente Carter y —además coincidir su
gestión con el inicio del conflicto soviético en Afganistán— fue un teórico del
repotenciamiento y reorientación de la hegemonía norteamericana a nivel
mundial, un halcón en la dicotomía frente
los que abogaban por una menor presencia activa de EEUU como potencia mundial:
los palomas. Aunque autor de otros
libros, The Grand Chessboard: American
Primacy and Its Geostrategic Imperatives (El gran tablero mundial: La supremacía estadounidense y sus imperativos
geoestratégicos: 1997) puede considerarse una epifanía del sueño hegemónico
atribuido erróneamente a la anticolonialista Doctrina Monroe —de John Quincy
Adams y James Monroe— y realmente enarbolado en las sustanciales alteraciones
(“interpretaciones”) de los Corolarios Hayes —de Rutherford B. Hayes— y
Roosevelt —por Teddy, el del Big Stick. El análisis del ejercicio del poder en Eurasia (el «gran
tablero»: Europa, Asia y Oriente Medio, donde se concentra la mayor parte de la
población, los recursos naturales y la actividad económica del planeta) que
hace Brzezinski en su libro condice el ejercicio de la supremacía que los EEUU
debía ratificar y defender en Eurasia a través de “gestionar” las relaciones y
los conflictos. Aunque posterior a su participación en cargo oficial —las
continuó desde instituciones alternas como la Comisión Trilateral—, no queda
duda que, mucho antes de su explicitación, fue la base de su colaboración
pública permanente en el establishment
estadounidense desde la campaña de John F. Kennedy hasta su muerte.
Francis Fukuyama, a diferencia de Brzezinski, nunca ocupó algún
cargo público y pontificó con su libro The
End of History and the Last Man (El
fin de la historia y el último hombre) de 1992 la polémica tesis que
la Historia —lucha de ideologías— había concluido con la caída del
bloque soviético y el fin de la Guerra Fría en 1989 —año también del fin de la
invasión soviética a Afganistán—, dando paso a un utópico mundo «final» basado
en una democracia liberal, lo que —paradójicamente— terminaba siendo muy
cercano al pensamiento único marxista-leninista porque las ideologías ya no eran
necesarias y habían sido sustituidas por la economía y EEUU “era” la única
realización posible del sueño marxista de una sociedad sin clases.
La guerra de Afganistán terminó… hace 10 años en Pakistán
El 2 de mayo de 2011, un grupo de comandos Navy
Seals ejecutó en Abbottabad, ciudad de Pakistán, la Operación Neptune Spear (Lanza
de Neptuno) para eliminar a “Gerónimo”, el hombre más buscado por EEUU desde
2001: Osama bin Laden —en árabe Usāma bin Muhammad bin `Awad bin Lādin—, el
líder de Al Qaeda, el enemigo público número 1 de EEUU, un viejo conocido de la
CIA y de Charlie Wilson desde que,
con los muyahidines, bin Laden combatió contra la invasión soviética de
Afganistán.
Para acabar con Al Qaeda, enroscado con los talibanes que
gobernaban Afganistán luego de la salida de las tropas soviéticas, EEUU —junto
con fuerzas de la Alianza Atlántica— invadió el país con el objetivo de
desmantelar a la red terrorista de bin Laden y derrocar al gobierno
de los talibanes que los protegía —también a otros grupos terroristas.
A pesar de la democratización —impuesta por EEUU y, en
verdad, más aparente que real— y de la creación de fuerzas armadas
gubernamentales, la coalición encabezada por EEUU tuvo que encargarse de la
seguridad del país. En 2014, la OTAN puso fin oficialmente a las operaciones de
combate en Afganistán y le transfirió la plena responsabilidad de la seguridad
al gobierno afgano, lo que en la práctica significó que EEUU tuviera que asumir
una mayor participación en el conflicto.
¿Por qué EEUU —aparentemente cumplido el objetivo de
eliminar a bin Laden y, con ello, derrotar a Al Qaeda (aunque fuera
circunstancialmente)— no se retiró de Afganistán hasta 10 años después, en una
retirada que fue, más que todo, un descalabro a pesar de lograr evacuar a las
tropas y muchísimos colaboradores locales?
La respuesta la encuentro confrontando a Brzezinski con
Fukuyama y en una frase del presidente Biden anunciando la espantada del gobierno
afgano y la toma de Kabul por los talibanes: «Construir una nación en Afganistán nunca fue un objetivo de Estados
Unidos».
La concepción estratégica de Brzezinski de “gestionar los
conflictos” estuvo más en la base de los tres gobiernos estadounidenses antes
de la retirada bajo Biden; por el contrario, la del “fin de la historia” de
Fukuyama —incluyendo los conflictos asimétricos
y de baja intensidad— tiene más de Afganistán-mercado
que de Afganistán-nación democrática:
·
El Presidente Biden mencionó que la guerra de
Afganistán costó a su país 300 millones de dólares al día: eso es más 2.300 billones de dólares, básicamente en
logística, armamento y potenciamiento.
- · Ochocientos mil soldados estadounidenses estuvieron en Afganistán en algún momento de estos 20 años. Más de 2.440 militares murieron —y 77 periodistas, 444 trabajadores humanitarios y alrededor de 4 mil contratistas— y más de 20 mil estadounidenses fueron heridos, lisiados y afectados sicológicamente.
- · Del resto de la OTAN, hubo más de 1.100 bajas fatales.
- · También murieron más de 66 mil militares afganos y cerca de 48 mil civiles y más de 75 mil afganos fueron heridos.
- · 85 mil millones de dólares costó entrenar y equipar las fuerzas afganas, desbandadas en la primera semana de inicio de la retirada estadounidense. Mucho de ese equipo, altamente sofisticado, está en manos de los talibanes.
- · 144 mil millones de dólares fueron invertidos en la reconstrucción del país a través de contratistas privados y diferentes ONG, dirigidos para implementar programas y proyectos para remodelar las fuerzas de seguridad de Afganistán, , ayudar al desarrollo económico y social —más de 24 mil millones del total que ni remotamente paliaron la pobreza— y combatir el tráfico de drogas (más de 10 mil millones), cifras que, en gran proporción, se desperdiciaron en programas "mal concebidos" o corruptos. Del total, 7 mil millones se utilizaron en construir infraestructura, muchas veces inútil.
·
Asimismo, de ese monto anterior se destinó mejorar
la gobernanza
·
Tras la salida, aún EEUU deberá seguir cubriendo
el costo de los intereses de la deuda contraída para esa guerra, que se calcula
aumentarán a unos 6,5 billones de dólares para 2050, que generaciones de
estadounidenses tendrán la carga —vía impuestos— de saldar la deuda.
·
Además, los costos médicos y por discapacidad de
los veteranos de las guerras de Afganistán e Irak (350 mil millones de
dólares) continuarán durante décadas mientras vivan esos veteranos
afectados; para 2048 estará sobre los 2 billones.
Aunque el acuerdo que fijó
un calendario para la retirada definitiva de Estados Unidos y sus aliados tras
casi 20 años de conflicto fue firmado en Doha, Qatar en febrero de 2020 entre
el gobierno de Donald Trump y los talibanes, Biden ha sido el ejecutor de la
herencia.
Días antes de la desbandada, los jefes del Pentágono
aseguraban —“citando” fuentes de su inteligencia— meses de resistencia a los
talibanes por el gobierno afgano y sus fuerzas militares —las de Saigón
aguantaron dos años después de la salida de las tropas estadounidenses de Viet
Nam. Por el contrario, las autoridades afganas y sus fuerzas armadas no duraron
hasta el fin de la ha sido una "catastrófica retirada" de EEUU. Una
necesaria reingeniería del poder militar y sus mandos urge para renovar la confianza
del país en sus fuerzas armadas.
La respuesta es obvia: Fukuyama —y las ganancias del mercado para el complejo militar industrial y los contratistas de EEUU— fue quien “ganó” la guerra. Sin construir nación.
Información consultada
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https://abcnews.go.com/Blotter/osama-bin-laden-killed-navy-seals-firefight/story?id=13505792
https://actualidad.rt.com/actualidad/402390-exoficiales-eeuu-demandar-dimision-jefes-pentagono
https://cnnespanol.cnn.com/2021/08/13/movimiento-taliban-en-datos-trax/
https://elamerican.com/uk-and-france-set-the-example-in-afghanistan-withdrawal/
https://eldeber.com.bo/bbc/afganistan-operacion-ciclon-que-papel-jugo-estados-unidos-en-el-origen-de-los-talibanes_244874
https://elpais.com/elpais/2018/04/20/ciencia/1524219983_369281.html
https://en.wikipedia.org/wiki/Proxy_war
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https://es.wikipedia.org/wiki/Bajas_de_la_Coalición_en_Afganistán
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https://www.sinpermiso.info/textos/el-gran-tablero-mundial-roto-brzezinski-renuncia-al-imperio-0
https://www.thejakartapost.com/news/2013/06/21/us-welcomes-qatar-decision-taliban-name-change.html