miércoles, 28 de mayo de 2014

Conciliar posiciones en los derechos económicos

Próxima la reunión de G77+China, recordaré que el Grupo surge con los países no desarrollados en la primera UNCTAD (1964) con antecedentes en Bandung (1955) y los No Alineados (1961). Coordinando por consenso las posiciones económicas conjuntas, el Grupo —hoy 133— actúa a través de reuniones ministeriales periódicas siguiendo las estrategias de las Cumbres del Sur: La Habana (2000) y Doha (2005): acceso a tecnologías, deuda externa, globalización, relaciones Norte-Sur y cooperación Sur-Sur; la tercera está pendiente desde 2010 en África. Además, celebra reuniones ministeriales especiales como las de sus aniversarios 25 (Caracas), 30 (Nueva York) y 40 (Sao Paulo).

Si en 2005 los BRICS marcaron una posible ruta de desarrollo independiente, hoy ni ellos ni los MINT —más nuevos— dan pautas. Brasil, como la mayoría, está con bajísimo crecimiento y fuerte inflación; a todos les afecta la fuerte reducción de capitales, redirigidos hacia economías desarrolladas.

Para Bolivia —además de imagen— puede favorecerle el ejemplo argentino e incluir sus reclamos marítimos en la agenda, con independencia de que se aprueben.



Información consultada

martes, 27 de mayo de 2014

Uribe Vélez gana primer round

¿Acaso alguien duda que los votos mayoritarios para Óscar Iván Zuluaga Escobar fueron, en realidad, para Álvaro Uribe Vélez? Porque lo que se votaba en estas presidenciales colombianas eran, sobre todo, dos modelos de futuro que pasaban por la paz con las guerrillas: uno concesional —el de Juan Manuel Santos Calderón— y otro sin perdón —el de Uribe Vélez. El ex presidente —que no pudo constitucionalmente reelegirse en 2010 y delegó como heredero en Santos Calderón, luego su enemigo— logró durante su gestión, con su política de seguridad democrática, enfrentar exitosamente a las guerrillas para afianzar la gobernabilidad del país y remontar su crecimiento económico y esos dos éxitos —a pesar de su autoritarismo, su complacencia con las Autodefensas Unidas de Colombia, los falsos positivos y otras críticas— pesaron en la votación.

Tras escrutado 99,97% de la votación, el candidato uribista —Centro Democrático— obtuvo 29,25% votos válidos, ganándole al actual presidente —Partido de la U— que alcanzó 25,69%. Les siguieron Marta Lucía Ramírez de Rincón —Partido Conservador— con 15,52%, Clara López Obregón —Polo Democrático Alternativo— con sorpresivo 15,23% y Enrique Peñalosa Londoño —Alianza Verde, la misma organización que perdiera estrepitosamente con Antanas Mockus Šivickas en 2010—, “predicho” posible contrincante en segunda vuelta y otro gran perdedor, con sólo 8,28%. Pero el gran “ganador” fue la abstención: 59,93% del padrón electoral, la más alta en los últimos 20 años; el voto en blanco fue 5,99% y pifiado —nulos y no marcados—, 2,75%. Y el tercer perdedor —como en 2010—: las encuestas, erradas nuevamente.

Aunque las acusaciones de sobornos y financiamientos electorales de narcos y espionaje y piratería de correos electrónicos contra los dos candidatos mayoritarios —antiguos colegas de gabinete— han convertido estas presidenciales colombianas en una sucia batalla, más pesó el tema de la paz con la guerrilla —la principal baza electoral de Santos Calderón, inconclusa tras 18 meses de negociación—, sin olvidar que, a pesar de los buenos índices macroeconómicos, al actual gobierno se le acusa de no bajar el desempleo ni la pobreza y de no mejorar la salud pública ni tener una política agraria adecuada, además de la creciente inseguridad ciudadana.

Como mencionaba en un comentario que publiqué antes, esta guerra entre Santos Calderón y Uribe Vélez —la verdadera batalla— no concluyó ayer. Y aunque faltan las alianzas de perdedores con los finalistas, aún nos quedará, y mucho, por ver de este sucio ventilador de excrementos hasta el ballotage del 15 de junio, el gran referendo sobre el futuro de Colombia y las negociaciones con las guerrillas.

Pero lo que no queda duda es que Uribe Vélez es el árbitro político en la Colombia del siglo xxi: elegido presidente en 2002 y reelegido en 2006, en 2010 hizo ganar abrumadoramente a su heredero Santos Calderón y ahora lo hace tambalear con otro nuevo delfín, Zuluaga Escobar. Casi un patriarca garciamarquiano.



Información consultada


Santos-Uribe, una batalla a muerte

Así se está la víspera de las elecciones de este domingo en Colombia: una guerra frontalmente sucia entre los dos presuntos punteros en las encuestas —“presuntos” recordando los pronósticos fallados de 2010—: el actual presidente Juan Manuel Santos Calderón —candidato por el Partido Social de Unidad Nacional (De la U)— y Óscar Iván Zuluaga Escobar —por  Centro Democrático, el partido uribista. Primero, la denuncia —de tribunales estadounidenses— contra el asesor de campaña de Santos Calderón, JJ Rendón, por presunta relación con narcotraficantes y recibir dinero de ellos, convivencia que el ex presidente Uribe Vélez amplió a financiamiento de la campaña santista de 2010; luego, la denuncia con grabaciones que Zuluaga Escobar estaba implicado en un hackeo —con detenidos— de comunicaciones de participantes en las conversaciones de paz con la guerrilla en La Habana tras el propósito de frustrarlas.

Santos Calderón ha hecho del proceso de paz su bandera y aunque no ha podido concluirlas —lo que hubiera sido su principal baza electoral— logró algunos resultados aunque no se han divulgado cuáles concesiones ha dado el gobierno; por el contrario, Uribe Vélez y sus seguidores quieren paz sin concesiones. Fuera de esto y de la mejor relación con Venezuela —muy enfrentados cuando Uribe Vélez—, no hay muchas diferencias entre el actual y el pasado gobierno, quizás más autoritario el anterior y más ambivalente el actual.

Faltan escasos cinco días para las elecciones. ¿Qué más pasará?, porque esta guerra entre Santos Calderón y Uribe Vélez —la verdadera batalla— no concluye acá.



Información consultada


viernes, 23 de mayo de 2014

El Frente Amplio del Uruguay: ¿Un modelo a seguir?

(Originalmente: "Frente Amplio del Uruguay - Experiencia en democracia")

«El mundo no es en blanco y negro […] y que nadie, por poderoso que sea, es el único propietario de la verdad. En el mundo actual, tener fuerza no implica tener razón, ser rico no implica ser próspero, y ser diferentes no implica tener que ser desiguales.» [Tabaré Vázquez Rosas, 39º Presidente Constitucional de la República Oriental del Uruguay]

Cuando The Economist en 2013 eligió a Uruguay como su primer “país del año”, reconocía la trayectoria histórica de una sociedad que —con el interregno dictatorial de 1973-1985— ha sabido fomentar su civilidad y cultura democrática en los últimos dos siglos, instruyendo su población como prioridad. Desde este principio se puede entender la convivencia respetuosa dentro de la política uruguaya entre todas las tendencias políticas y, en específico, del espectro desde el centro-centroizquierda hasta la izquierda radical en el Frente Amplio.[1]

Nace el Frente Amplio

El Frente Amplio fue fundado en 1971, dos años antes de la dictadura cívico militar, como constatación que diferentes ideologías —comunismo, socialismo, socialdemocracia, democracia cristiana e, incluso, liberalismo— podían unirse para defender intereses comunes, respectando sus diferencias, haciendo oposición efectiva y alcanzar el poder.[2] En su fundación, lo integraron organizaciones con larga trayectoria de centro, centroizquierda e izquierda —los partidos Demócrata Cristiano, Socialista y Comunista—, otros partidos y movimientos de izquierda —Frente Socialista, Patria Grande, Unión Popular, Partido Obrero Revolucionario, Movimiento Independiente 7 de Octubre, entre otros—, grupos disidentes de los Partidos Nacional[3] —Movimientos Popular Frenteamplista y Patria Grande— y Colorado —Movimientos Pregón y Por el Gobierno del Pueblo—, así como personalidades independientes, como el general en retiro Líber Seregni Mosquera, ex Colorado. Seregni Mosquera —quien renunció a su estado militar activo por razones atribuidas con su desacuerdo con las represiones del entonces gobierno colorado de Jorge Pacheco Areco— fue elegido primer presidente del Frente y su candidato a la Presidencia de la República en las elecciones de ese año, donde logró el tercer lugar[4] con 18,3% de los votos válidos y 5 senadores (de 30) y 18 diputados (de 99).

Tras el golpe de estado de 1973, el Frente Amplio fue proscrito y reprimido junto con todas las fuerzas políticas y partidos que la formaban y su líder, Seregni Mosquera, fue encarcelado; recién en 1984 se levantaron las proscripciones.[5] El Frente Amplio continuó operando desde la clandestinidad, como parte de la Resistencia a la dictadura y muchos de sus integrantes fueron detenidos, torturados y encarcelados por años.[6]

En las elecciones previas al regreso a la democracia, en 1984, el Frente Amplio —con Seregni Mosquera aún proscrito políticamente— quedó en tercer lugar, tras los Partidos Colorado —su candidato, Julio María Sanguinetti Coirolo, fue el nuevo presidente— y Nacional; obtuvo 20,77% de los votos y 21 diputados y 6 senadores.

En las elecciones nacionales de 1989, ya con el general Seregni Mosquera como candidato presidencial, el Frente Amplio ascendió en votación a 21,23% de los válidos —nuevamente tercero por detrás del candidato blanco electo, Luis Alberto Lacalle de Herrera, y del Partido Colorado— y aumentó sus legisladores en 1 senador.[7]

Pero ese mismo año, en las elecciones departamentales, su candidato Tabaré Vázquez Rosas fue electo Intendente de Montevideo con 36,8% de los votos válidos. Esta victoria —la primera que rompería la hegemonía blanco-colorada (sobre todo colorada) desde 1909 y que la coalición no perdería en las sucesivas hasta la actualidad— en el gobierno del departamento de Montevideo —el más poblado del país: 40,14% de los uruguayos (2011)— le permitiría a Vázquez Rosas convertirse en el líder del Frente Amplio y, como tal, el candidato presidencial para las elecciones de 1994, 1999 y 2004.

A partir de 1994, el Frente Amplio amplió sus miembros y crece electoralmente; ese año obtuvo 30,61% de los votos efectivos y Vázquez Rosas queda en tercer lugar, a escaso 1,74% —35.202 votos— del nuevamente ganador colorado Sanguinetti Coirolo, obteniendo 31 diputados y 9 senadores, que unidos a los 5 diputados y 1 senador nuevoespacistas[8] le hicieron primera mayoría en el Poder Legislativo, la que repetirían sucesivamente en 1999,[9] 2004[10] y 2009.[11]

En 1999 se aplicó por vez primera el sistema de elecciones internas. En ellas, Vázquez Rosas venció a su contrincante por más de 5 a 1 y en el ballotage de las generales de ese año —primera vez que se implementaba—quedó en segundo lugar, con 45,87% de los votos válidos.[12] Es importante destacar que Vázquez Rosas había ganado la primera vuelta electoral con 157.287 (7,3%) más que su oponente, Jorge Batlle Ibáñez; sin embargo, en la segunda vuelta electoral, Batlle Ibáñez obtuvo apoyo de los votos del candidato perdedor del Partido Nacional.[13] En estas elecciones, la coalición por primera vez se convierte en la principal fuerza electoral del país y logra 40% de parlamentarios.

Con este panorama previo, el Frente Amplio llega a las elecciones generales de 2004 en coalición con Nuevo Espacio bajo la denominación Encuentro Progresista-Frente Amplio-Nueva Mayoría. En estas elecciones, la coalición triunfaría en primera vuelta con 50,45% de los votos (1.124.761), arriba del candidato blanco (34.30%) y mucho más del colorado (10,36%), convirtiéndose Tabaré Vázquez Rosas en el primer presidente democrático de la República Oriental del Uruguay proveniente de la izquierda, desde que en 1825 fuera elegido como primer Presidente constitucional del país José Fructuoso Rivera y Toscana, fundador del Partido Colorado.

El Frente Amplio gobierna[14]

Luego de estas elecciones y de la recomposición de Encuentro Progresista y Nuevo Espacio dentro del Frente Amplio, éste inicia su transformación de agrupación opositora —creada para dar supervivencia y voz al amplio espectro de organizaciones políticas fuera de los dos partidos tradicionales— a gobernante, estableciendo el nuevo Presidente como estilo pragmático de gestión  el escuchar posiciones —tanto de aliados como de opositores—, debatir y conciliar, desproveyéndolo de sectarismos; esta forma de política le permitiría al Frente Amplio afianzarse y proyectarse en otra nueva gestión.[15]

Entre sus programas de gobierno más conocidos —y exitosos— estuvieron: Plan de Emergencia Social —para enfrentar la pobreza y atender necesidades básicas en alimentación y salud: 80.000 hogares ingresaron al Plan y 335.000 mil recibieron el Ingreso Ciudadano—; Plan de Equidad —su continuación: servicios sociales universales, trabajo digno y prestaciones sociales básicas—; Reforma de Salud —creación del Fondo Nacional de Salud y el Sistema Nacional Integrado de Salud y descentralización de la Administración de los Servicios de Salud del Estado—; Decreto antitabaquismo "Un millón de gracias" —prohibición total de consumo de tabaco en lugares públicos cerrados y de toda su publicidad mediática—,celebrado internacionalmente; aclaración de delitos de lesa humanidad —documentándolos y excluyendo de la Ley de Caducidad las "cabezas", incluidos los dos ex presidentes de facto vivos, Bordaberry Arocena y Gregorio Álvarez Armelino—; Programa "Uruguay Trabaja"; reducción del desempleo —de 17% en 2002 a 7,7% en 2007—; Plan Ceiba —una computadora portátil para cada maestro y alumno de todas las escuelas públicas—, otro de los más reconocidos; Plan Cardales —democratizar la tecnología (televisión por cable, telefonía móvil y fija e Internet) en forma simultánea y muy económica—; "Gol al Futuro" —obligando a estudiar a los jóvenes futbolistas—; Programa de alfabetización —para personas en contexto crítico: mayores de 18 años con educación primaria inconclusa—; Reforma tributaria "Uruguay Avanza" —nuevo sistema de impuestos que incluía la renta de las personas físicas. En su política internacional, se destacó por reanudar relaciones con Cuba; amistad entre los gobiernos uruguayo y venezolano; enfrentamientos con Argentina; duras críticas al MERCOSUR; negativa a firmar un TLC con EEUU; mejora de las relaciones con Bolivia, Chile, Brasil y Ecuador, y apertura comercial con Nueva Zelanda, Rusia, China, India y Emiratos Árabes Unidos.

En las elecciones internas de 2009, los ciudadanos afines con el Frente Amplio seleccionaron como candidato presidencial[16] a José Mujica Cordano, ex guerrillero, diputado y senador, ministro durante casi toda la gestión Vázquez Rosas y líder del Movimiento de Participación Popular.[17]

Las elecciones generales de ese año fueron las más confrontadas del actual período democrático, enfrentándose Mujica Cordano con candidatos de los partidos Nacional —nuevamente el expresidente Lacalle de Herrera—, Colorado —Pedro Bordaberry Herrán, hijo del expresidente y dictador Bordaberry Arocena—, Independiente y Asamblea Popular. Aunque Mujica Cordano obtuvo la primera mayoría (203.128 votos más que su siguiente contendor, Lacalle de Herrera), al no obtener la mitad más uno de los sufragios, tuvo que ir a segundas vueltas; en ésta, ganó con 52.39% de los votos, lo que le permitió convertirse en el Presidente electo, jurando su cargo ante su propia esposa, la ex guerrillera Lucía Topolansky Saavedra, primera Senadora de la Nación.

La Administración del actual Presidente —más cercana a los movimientos bolivarianos y afines que la anterior— ha continuado el modelo social de Estado benefactor de la anterior Gestión, apoyada en su mayoría parlamentaria simple en ambas Cámaras, lo que le ha  permitido promover políticas como la de “muerte digna”, derecho al aborto —vetada por Vázquez Rosas—, matrimonio igualitario con derecho de adopción y legalización y regulación de la venta de marihuana. Otras importantes han sido el Plan de Integración Socio-Habitacional «Juntos» —continuación del Plan de Emergencia, para proveer de hogares a familias carenciadas—, proyecto de la Universidad Tecnológica del Uruguay y desbloqueo del conflicto con Argentina por plantas de celulosa.

Sin embargo, magros resultados en 2010 [18] obligaron al Frente Amplio a un proceso de análisis interno.

El Frente Amplio del Uruguay hoy

Quizás los dos problemas principales a los que hoy se enfrenta la coalición son la eventual pérdida de convocatoria electoral y la insatisfacción de militantes originales por el incumplimiento de postulados iniciales. Frente a esto, ya en 2011 el ex presidente Vázquez Rosas propuso actualizarlo ideológicamente y modernizar su estructura organizativa.

Luego que en 2012, por primera vez el Frente Amplio definiera a su nuevo presidente —Mónica Xavier Yelpo— en elecciones abiertas, para las internas de este año se enfrentan el ex presidente Vázquez Rosas —el político más popular de Uruguay: 70% de popularidad y 17% de impopularidad (2010), con el apoyo de los principales sectores de la coalición—[19] y la senadora Constanza Moreira, contestataria de la estructura frenteamplista y apoyada por sectores minoritarios.[20] Entre ambos, saldrá el candidato que representará a la coalición este año.
———————————————
El Frente Amplio uruguayo pudo llegar al poder, mantenerlo —y, con probabilidad, reproducirlo— porque, dentro de la lucha política, se rescataron ideas y no protagonistas, se respetó a los adversarios sin claudicar, se debatió sin odios y se concilió sin dobles discursos pero, sobre todo, porque sus integrantes entendieron que la coalición era un fin y no un medio, aceptaron renunciar a premisas propias no fundamentales en pro de alcanzar un Proyecto País. Todo esto dentro del espíritu democrático muy acendrado en Uruguay.

The Economist concluye su elección con una feraz definición: «Modest yet bold, liberal and fun-loving, Uruguay is our country of the year.»[21]


[1]     Actualmente pero con posible menos armonía, un fenómeno similar se está dando con la Nueva Mayoría que gobierna en Chile, tras un Proyecto País con varios componentes —educativo, social, económico, constitucional— que son vistos con ópticas no coincidentes por sus integrantes.
[2]     Un ejemplo muy actual de ello es la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) venezolana, donde coinciden movimientos, partidos y organizaciones de disímiles tendencias con un objetivo común: poder hacer oposición efectiva al chavismo.
[3]     O Blanco. Fundado en 1836 a la vez que el Colorado, los dos más tradicionales dentro de la política uruguaya y que han ocupado democráticamente la Presidencia desde el inicio de la República.
[4]    El segundo lugar lo ocupó el Partido Nacional, que denunció las elecciones como fraudulentas, perdiendo por 0,8% de los sufragios frente a Juan María Bordaberry Arocena (Partido Colorado), Presidente constitucional entre 1972 y 1973 y dictador entre 1973 y 1976. Fueron las primeras elecciones uruguayas con voto obligatorio y con derecho al sufragio de los soldados de línea.
[5]     Líber Seregni Mosquera estuvo encarcelado entre julio de 1973 y noviembre de 1974 y entre enero de 1976 y marzo de 1984 y los últimos presos políticos fueron liberados recién en 1985.
[6]     También los integrantes de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT). Durante el período dictatorial hubo más de 12.000 detenidos y torturados, entre ellos el actual presidente, José Mujica Cordano, guerrillero urbano.
[7]     21 diputados y 7 senadores.
[8]        Nuevo Espacio fue un grupo político uruguayo fundado en 1994 tras el desgajamiento de algunos sectores del Frente Amplio, al que se reincorporó oficialmente en 2005, aunque ya en las elecciones de 2004 —ganadas por el Frente Amplio— fueron en alianza.
[9]     40 diputados y 12 senadores (4 y 1 de Nuevo Espacio, respectivamente).
[10]    51 diputados y 16 senadores. Ya Nuevo Espacio estaba reintegrado al Frente Amplio.
[11]    50 diputados y 16 senadores.
[12]    El candidato electo, Batlle Ibáñez, alcanzó 176.659 (14,03%) votos válidos más.
[13]    El expresidente Lacalle de Herrera.
[14]    En las elecciones departamentales de 2005, también por primera vez el Frente Amplio logró vencer en ocho intendencias. Sin embargo, en las siguientes elecciones en 2010 perdió cuatro de ellas aunque ganó un departamento que había quedado en poder de la oposición.
[15]    Y que también le desgajaría algunos sectores minoritarios descontentos con esa apertura. Esta oposición de izquierda radical se coaligó en la denominada Unidad Popular que integran los poco significativos Asamblea Popular, Movimiento 26 de Marzo, Partido Comunista Revolucionario, Movimiento de Defensa de los Jubilados, Movimiento Avanzar, Partido Humanista, Agrupación Nacional ProUNIR, Partido Bolchevique del Uruguay, Refundación Comunista, Intransigencia Socialista y Partido Obrero y Campesino del Uruguay.
[16]    En Uruguay no existe reelección inmediata.
[17]    Fundado en 1989 por los integrantes de la guerrilla urbana del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros e integrado al Frente Amplio desde entonces. En una primera época, el Movimiento de Participación Popular estuvo también formado por otros sectores de la izquierda radical: Partido por la Victoria del Pueblo, Movimiento Revolucionario Oriental, Partido Comunista Revolucionario y Partido Socialista de los Trabajadores.
[18]    Además de la pérdida de varias Intendencias, en Montevideo la Intendente electa del Frente Amplio obtuvo 16% menos que lo que ganó el Frente Amplio en 2004, el primer descenso electoral local de la coalición desde 1989.
[19]    Partido Socialista, Partido Obrero Revolucionario, Movimiento de Participación Popular, Frente Líber Seregni (integrado por Asamblea Uruguay, Banderas de Líber, Alianza Progresista y Nuevo Espacio), Frente Unido (integrado por Vertiente Artiguista, Movimiento Alternativa Socialista y Corriente de Integración Frenteamplista de Maldonado), Agrupación 13 de diciembre, Compromiso Frenteamplista, Partido Comunista, Cabildo 1813, PAIS (Participación, Acción, Integración, Social), Frenteamplismo Auténtico, Claveles Rojos, Baluarte Progresista, Grupo Atabaque, CAP- L, Columna Progresista y Espacio Celeste.
[20]    Partido por la Victoria del Pueblo, Partido Socialista de los Trabajadores, Movimiento de Integración Alternativo, Grupo Magnolia, Grupo IR, Alternativa Frenteamplista, Frenteamplistas por el Cambio, Izquierda en Marcha y varias agrupaciones de base.
[21]    «Modesto pero audaz, liberal y amante de la diversión. Uruguay es nuestro país del año.»

Referencias