jueves, 28 de junio de 2018

«Hacer América más blanca de nuevo»



Voy a prestarme la definición que usó la periodista Fabiola Santiago para referirse a la política antiinmigratoria del presidente Trump [“Proyecto migratorio de Trump busca ‘Hacer a América blanca de nuevo’ y que sólo hable inglés”, El Nuevo Herald, 07/08/2017], las tantas medidas que la Administración Trump ha tomado contra la inmigración —ilegal para latinoamericanos, legal para musulmanes—, la mayoría legalmente vetadas y otras (como la niña hondureña que motivó la portada Welcome to America en la revista Time) reculadas ante las fuertes críticas.

La frase de Santiago desnuda —como la política antiglobalizadora que analicé en un comentario anterior— los temores atávicos de algunos sectores estadounidenses respecto del mundo exterior —sobre todo en aquellos (descendientes de migrantes todos) hoy rezagados de los beneficios de la integración y que encuentran en los inmigrantes su presunta Némesis. Trump no ha sido el creador ni del rechazo al migrante ni a la globalización: sólo ha sabido, muy eficiente electoralmente, aprovecharse de ellos.

Afortunadamente, el equilibrio de poderes funciona en los EEUU y muchas de las medidas contra los inmigrantes han sido revertidas o no han avanzado más que en su promulgación. La reciente decisión judicial que ordena la pronta reunificación de las familias separadas en frontera da otro golpe a la política de “tolerancia cero”, la que ya había tenido que ser modificada por el presidente la semana pasada ante el rechazo generalizado; esto se une al amplio fracaso en el Congreso —301 contra 121— de la reforma migratoria impulsada por el gobierno.    

La “victoria” en la Corte Suprema al aprobar —5 a 4— la tercera versión del veto migratorio contra 5 países musulmanes es una escaramuza parcial. La batalla continuará, de ambos lados.

Información consultada

https://elcomercio.pe/mundo/actualidad/revista-time-enfrenta-donald-trump-nina-inmigrante-portada-noticia-529592

domingo, 24 de junio de 2018

Donald Trump rema contra su propia corriente



El aislamiento no es ninguna nueva política en los EEUU. Extraña mezcla en un país de inmigrantes —desde el Mayflower hasta los reprimidos de ahora— y proteccionista. Desde la Doctrina Monroe de John Quincy Adams —originalmente aislacionista pero luego extendida como intrusionista y expansionista— e incluso desde Washington hasta hoy con el America First: A Budget Blueprint to Make America Great Again (Estados Unidos Primero: un Plan Presupuestario para Hacer que Estados Unidos Vuelva A Ser Grande) —el primer presupuesto federal de Trump—, el proteccionismo ha estado firme en el imaginario de la política del vecino norteño.

Después del fracaso integrador y pacifista del presidente demócrata Wilson cuando en 1920 el Senado (con mayoría republicana) se negó a firmar el Tratado de Versalles y el Pacto de la Sociedad de Naciones —ambos promovidos por Wilson y fundamentales en su proyecto mundial—, el siguiente hito fue cuando los EEUU entran en la II Guerra Mundial tras el ataque de Pearl Harbor —callando al aislacionista American First Comitee de Charles Lindbergh y sus simpatías progermanas— y Franklin Delano Roosevelt pudo sentar las bases de la ONU y el sistema financiero mundial actual a partir de Bretton Woods —y luego la OTAN—, convirtiendo a los EEUU en la primer potencia y líder occidental… hasta ahora.

Donald Trump recuperó esa tradición aislacionista y, a diferencia de Ronald Reagan —que también utilizó el eslogan American First!—, busca acabar con la globalización promoviendo el proteccionismo —a riesgo de desatar una guerra comercial a pesar de la débil hegemonía económica del país—, obliterando lo que precisamente hizo poderoso al país.


Información consultada

https://es.wikipedia.org/wiki/Franklin_D._Roosevelt

martes, 19 de junio de 2018

Colombia, Nicaragua y la fe en la libertad



Colombia desde el domingo tiene nuevo presidente, Iván Duque Márquez. En primera vuelta, Duque Márquez obtuvo cerca de 7,6 M de votos, el 39,14% de los más de 19,6 M que asistieron; ahora fueron a las urnas 19,5 M y lo eligieron el 53,98% (cerca de 10,4 M), con la legitimidad de ganar en 24 de las 33 reparticiones territoriales del país y por más de 12 puntos porcentuales (casi 2,5 M más de votos) que su oponente, exguerrillero y con afinidades con el socialismo del siglo 21.

Con una fuerte presencia partidaria en el Congreso (primera fuerza en el Senado y segunda en Diputados) y con la primera mujer vicepresidente en la historia de Colombia (Marta Lucía Ramírez Blanco), Duque Márquez tendrá que mantener el desarrollo del país (potenciado desde los dos períodos de su mentor, Álvaro Uribe Vélez) y cumplir el deseo de la mayoría de colombianos que votaron NO en el plebiscito de 2016, haciendo menos impunes los Acuerdos de Paz pero sin eliminarlos; su habilidad política será puesta a prueba pues frente a él tendrá muchas de las fuerzas de izquierda y sectores vinculados con el actual presidente.

Cerca de allí, Nicaragua duele, y mucho. El pueblo que venció la dictadura de los Somoza en 1979 y que en 1990 le dijo adiós al neosandinismo de Daniel Ortega Saavedra y sus adláteres (que ya no era el sandinismo de Carlos Fonseca Amador y José Santos López que unió a socialdemócratas, cristianos y socialistas por la libertad y la democracia) del que se distanciaron muchos excomandantes guerrilleros y aliados civiles (como el entonces vicepresidente Sergio Ramírez Mercado, este año Premio Cervantes de las Letras) y que en los meses antes del gobierno de Violeta Barrios de Chamorro protagonizaron la vergonzosa “Piñata”: la apropiación personal de la mayor cantidad de bienes y propiedades en manos del Estado, traicionando los ideales de Augusto César Sandino.

En las elecciones de 2006 los nicaragüenses, tras los fracasos y corrupción de los gobiernos que siguieron a Doña Violeta, nuevamente eligieron a Ortega Saavedra quien, entonces aliado tácito con el empresariado y acercado a la Iglesia Católica, prontamente tiró las bases de un régimen del socialismo 21 sin límite de tiempo ni oposición (a su “dictablanda” la denominó “Revolución Cristiana, Socialista y Solidaria”), cooptando todos los Poderes del Estado e “interpretando” la Constitución para reelegirse indefinidamente; gracias a los petrodólares venezolanos, mantuvo una “paz social” coartando la poca oposición instituida.

Pero lo que parecía controlado, se desbordó el pasado 18 de abril cuando, ya escasos los petrodólares, el gobierno quiso afectar la seguridad social y grupos progubernamentales (las “turbas”) agredieron a un grupo de jubilados que protestaban. De ahí, se salieron a manifestar los estudiantes universitarios y en poco se les sumó gran parte de la sociedad civil. El diálogo mediado por la Iglesia Católica (que, como contra Somoza, con Leopoldo cardenal Brenes Solórzano y sus obispos defiende al pueblo que protesta) se reinició, tras más de 160 muertos (entre ellos seis de una familia calcinados en su casa de Managua en venganza), 1.400 heridos por las “turbas” y la policía (el Ejército explícitamente se ha distanciado de la represión) y el país paralizado. Como un estudiante le dijo el primer día a Ortega Saavedra: «Esta no es una mesa de diálogo, es una mesa para negociar su salida. Ríndase ante todo este pueblo. […] Estamos siendo perseguidos, somos estudiantes. Nosotros hemos puesto los muertos».

Información consultada

https://www.nytimes.com/es/2018/05/29/revoluciones-daniel-ortega-nicaragua-caparros

martes, 5 de junio de 2018

Pedro Sánchez apostó... ¿salto al vacío?



Tras la transición más rápida de la democracia española (bastante joven para los tiempos europeos) tras la caída también más rápida de un gobierno del período, Pedro Sánchez Pérez-Castejón recibía (primero sin Biblia ni crucifijo) la jefatura del Gobierno del rey Felipe VI y se convertía en el séptimo desde la Transición (y el primero gracias a que defenestró al anterior con una moción parlamentaria de censura). Así, el líder del Partido Socialista Obrero Español alcanzó lo que buscaba hace tanto tiempo.

Pero lograrlo ¿fue un éxito de Sánchez y el PSOE? O, por el contrario, similar como le pasó a PPK en Perú, ¿fue la suma de los errores de Mariano Rajoy Brey y del Partido Popular: corrupción, medias verdades y muchas mentiras? Como escribí en “¿De Guatemala a Guatepeor?: La España de Pedro Sánchez” [El Deber, 02/06/2018], la corrupción sistémica de gran parte de la clase política española devino en forma de gobernar con falta de escrúpulos y transparencia, no sólo del Partido Popular sino también, entre otros, del PSOE (caso Malaya, los ERE, incluso Gürtel) y en Cataluña de Convergència Democràtica y su heredero PDeCAT, lo que ha provocado en gran parte de la población el desapego y descreimiento de la política y, de rebote, el surgimiento de propuestas suicidas como PODEMOS y su modelo chavista. La condena de la trama Gürtel (coimas y financiamiento partidario ilegal a cambio de contratos a precios inflados, como Lava Jato) incluyó al Partido Popular como «partícipe a título lucrativo» (convirtiéndose en el primer partido en el Gobierno condenado por corrupción) además de confirmar la contabilidad paralela e ilegal del Partido (la «caja B») y cuestionar la credibilidad de las declaraciones judiciales de Rajoy.
Más que una victoria de Sánchez y del PSOE, la censura fue la victoria de la mayoría del espectro político contra el PP y Rajoy (político inmovilista, indeciso y pusilánime) porque, aunque sacaron al país de la crisis que creció con la demagogia populista del anterior gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero (ahora garante de Maduro, el mismo que la vocera del PSOE describió, sin pudor ni memoria, de «esperanza y de ilusión»), no solucionaron problemas sociales ni combatieron la corrupción.

Sánchez tendrá graves retos, empezando por  Cataluña (el nuevo President, Joaquim «Quim» Torra i Pla, también juró el sábado, finalizando la aplicación del 155), deberá «pagar las deudas» políticas que ahora ha contraído (con PODEMOS y los nacionalistas las más difíciles) y gobernar en la necesidad de alianzas para cualquier decisión, porque España es una democracia parlamentaria y los socialistas sólo tienen 84 de 350 diputados (24%) y 62 de 266 senadores (23%), sus menores desde la redemocratización.

Entre sus retos estarán sobrevivir con la política de austeridad de la Unión Europea (la que siempre criticó), los muy altos niveles de deuda (cerca del 100% del PIB) y de desempleo (17,4%), entre los más altos de la UE y, aunque el crecimiento pronosticado (2,6%) es de los mejores de la región, tendrá que equilibrarlos todos para poder cumplir con una prometida redistribución económica. También deberá moderar las fuerzas centrífugas que desde Cataluña (pero no sólo desde ella) intentan desmembrar el país y convivir con sus dos peores enemigos: PP y PODEMOS. Las políticas que tome la nueva administración reducirán o reforzarán el continuo drenaje de votantes, los de centro hacia Ciudadanos y los de izquierda hacia PODEMOS; eso se comprobará en las próximas elecciones, otra incógnita a dilucidar.


Información consultada

https://es.wikipedia.org/wiki/Congreso_de_los_Diputados
https://es.wikipedia.org/wiki/Partido_Demócrata_Europeo_Catalán
https://politica.elpais.com/politica/2018/06/01/actualidad/1527833707_590950.html
https://www.elconfidencial.com/espana/2018-06-01/mocion-censura-pedro-sanchez-presidente-rajoy_1572762/
https://www.elperiodico.com/es/politica/20180524/el-pp-primer-partido-condenado-por-corrupcion-6836906
https://www.libertaddigital.com/espana/2018-04-25/rivera-lo-hicimos-en-murcia-con-chaves-y-grinan-y-ahora-con-cifuentes-1276617686/

sábado, 2 de junio de 2018

¿De Guatemala a Guatepeor?: La España de Pedro Sánchez



El viernes, el Partido Popular entregó la jefatura del Gobierno al Socialista Obrero Español y su líder Pedro Sánchez Pérez-Castejón alcanzó lo que buscaba hace tanto tiempo.

¿Por qué se cayeron Mariano Rajoy Brey y su gente? Por la corrupción sistémica que, en buena parte de la clase política española, se convirtió en forma de gobernar. ¡Pero no es privativa de los Populares! No pocos dirigentes socialistas también hicierono gala de falta de escrúpulos y transparencia similares (caso Malaya, los ERE, la misma trama Gürtel que terminó de hundir a Rajoy) y no es necesario recordar las “maravillas” descubiertas de Convergència Democràtica de Catalunya y su heredero el Partit Demòcrata Europeu Català, por sólo citar de los más repetidos en medios.

Rajoy pasará a la historia peninsular como el escribano de provincias que logró liderar los Populares para después renegar de su antecesor (Aznar) y convertir el partido de uno de derecha moderno en otro socialdemócrata de derecha; también será el político del inmovilismo “porque sabía manejar muy bien los tiempos” y de la estrategia del avestruz, negando todo (la crisis de Cataluña y el actual desenlace son ejemplos de sus indecisiones).
Sánchez tampoco es un bendecido. Sus consignas bloqueadoras (el ¡No es No!) y su búsqueda del Poder a cualquier precio en 2016 uniendo Ciudadanos y Podemos y ahora recibiendo el apoyo de todos los nacionalistas e independistas extremistas, no son augurio de esperanzas, sobre todo luego del fatal paso de Rodríguez Zapatero por el cargo que ahora ocupará. 

Sánchez y Quim Torra i Pla llegan al poder simultáneamente. Esperemos ver qué pasará.

Información consultada

https://politica.elpais.com/politica/2018/06/01/actualidad/1527833707_590950.html