martes, 24 de enero de 2012

De Kayrós, Aión y Kronos

“El tiempo descubre la verdad.” (Lucio Anneo Séneca)
Este domingo pasado se cumplieron 2 años del Estado Plurinacional de Bolivia y 6 de la Era Morales (y si a alguien no le agrada esta etiqueta, tendrá que aceptarla porque es la inflexión entre dos épocas: la de 1983 a 2005, neoliberal principalmente, y otra que vendrá, quizás más pronto que tarde porque nada es inmutable, y que no podríamos aún definir pero que nunca volverá a ser como las anteriores).
En esos 6 años han pasado muchas cosas: Se desmontó un Estado que ya era fallido (por causas propias y ajenas) y se ha tratado de construir otro, pero su construcción –con buenas obras, que las ha habido, y con malas experiencias– se ha detenido en estructura y no en contenido, excepto aquél que justificara –o tratara de hacerlo– la estructura. También se movilizó a un país, a favor y en contra de consignas y banderas, y aunque esté aparentemente dividido –por propios y ajenos–, su propia dinámica, la del país, lo está recomponiendo distinto (como el kháos griego en la dialéctica hegeliana). Se obtuvieron los mayores ingresos para el Estado desde la época de la plata, pero las causantes fueron ajenas y el aprovechamiento poco. Tuvo las mayores convocatorias de la historia reciente pero incoherencias horadaron apoyos. Desapareció una forma de hacer oposición pero aún no se ha empezado otra –y siguen los transfugios por pegas o plata y el ilusionismo de la predestinación. No hay partidos –excepto el MAS, pero tampoco lo es– pero no hay qué los sustituya y sólo quién. Se dignificó al indígena y se plantó cara al racismo pero el “ser indígena” es, hoy recién, una idea complicada. Se buscaron afinidades que no fueron pertenencia. Se desacreditó el neoliberalismo para construir el comunitarismo pero se acabó en el capitalismo. Se “nacionalizó” los cocales pero se terminó internacionalizando nuestra tribulación y, ahora, su combate. Y así, casi llegamos a coincidir con la sentencia que Tomasi di Lampedusa pusiera en boca de Don Fabrizio Corbera en “Il Gattopardo”: "Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi." ("Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie.")
Y en este viaje por el tiempo, me vienen a la mente 3 divinidades griegas: Kronos, Aión y Kayrós. No me ocuparé de Kronos porque es el tiempo que siempre pasa. Por el contrario, Aión es lo eterno, la vida, y Kayrós es el momento justo e imprevisto (el “aquí” y el “ahora”) en el que tenemos que actuar para lograr el futuro que deseamos. Tomado por el cristianismo como el “llamado de la Salvación”, en realidad vivimos continuamente buscando –en el más amplio sentido– el Kayrós pero cada vez lo entendemos nuevamente como éschatos: la última llamada.
Lejos de griegos y hebreos y más aun de nosotros, dos tradiciones orales del Lejano Oriente nos lo habían prevenido en sus proverbios: “Hablar no cuece el arroz” (China) y “la barca pasa, pero el río queda” (Malasia). Como siempre, la inteligencia popular nos da lecciones.

Referencias:

viernes, 13 de enero de 2012

Se buscan liderazgos

Todos los hombres estamos hechos del mismo barro pero no del mismo molde. (Proverbio mexicano)

Hay una anécdota del siglo iv a.C. cuando el filósofo Diógenes de Sinope (el Cínico) apareció por las calles de Atenas –cuna de la democracia y la cultura occidentales– en pleno día con linterna en mano diciendo: «Busco un hombre.» Si él estuviera hoy en Bolivia hubiera espetado: «Busco un líder», porque liderazgos son las principales carencias de la actualidad política boliviana.
Entre 2006 y 2009, se posicionó Evo Morales Ayma identificado como líder del concepto de cambio, a la par que el liderazgo de Jorge Quiroga Ramírez se diluyó entre un pasado que no se recordaba y un futuro que no proponía. Mejor le fue a Rubén Costas Aguilera, primero líder cívico y luego Prefecto y Gobernador, posicionándose entonces como cara visible de la oposición –aunque nunca fue su articulador y, menos, verdadero líder– con Prefectos y Comités Cívicos en el CONALDE, paradójicamente en la misma medida de que Quiroga Ramírez perdía espacios.
2009 fue el año del cénit de Morales Ayma –e inicio de declinación– pero también el nadir de Costas Aguilera y la oposición civicoprefectural (ya afectada con la revocación de Reyes Villa Bacigalupo en 2008 y la detención de Fernández Ferreira al siguiente), cuando se inicia el caso Rózsa y se autosilencia la oposición de Costas Aguilera, mucho más ruidosa (asaz escandalosa) y mediática que efectiva.
Hoy, la dicotomía de liderazgos políticos en Bolivia es simple: de una acera, sólo Morales Ayma, disminuido progresivamente pero nacional; de la otra, Costas Aguilera, Del Granado Cosío y Doria Medina Auza, los primeros posicionados regional o localmente y el tercero más en sectores emergentes pero que no han podido trascender como líderes opositores nacionales, sin aceptar alianzas ni declinar sus protagonismos (aunque Doria Medina Auza recién dio un primer paso muy importante al retirar su candidato en las elecciones de Sucre en pro de consolidar la victoria opositora).
En estos días, mi amigo Rubén Aguilar Valenzuela me envió la excelente reseña que escribiera para el portal Animal Político (México) del libro “El liderazgo al estilo de los jesuitas” (“Heroic Leadership “) de Chris Lowney. De él, rescato (por su utilidad para formar liderazgos) dos de los principios que han hecho fuerte a la Compañía de Jesús: “Conocer y entender sus fortalezas, sus debilidades, sus valores y tener una visión de mundo” e “Innovar confiadamente y adaptarse a un mundo cambiante”.
No quiero concluir sin referirme al impasse de las acusaciones públicas de Costas Aguilera el 6 de julio de 2010 de que el Vicepresidente García Linera recibía dineros del narcotráfico (lo que pudo ser un error de expresión que fue registrado). Comparto con el presidente cívico Vaca Díez Busch que si Costas Aguilera no tiene pruebas, debería retractarse para concluir lo que sólo genera escándalo mediático.
Abrí con un proverbio mexicano y cierro con otro, chino: “Las mentes grandes discuten ideas; las medianas, cosas; y las pequeñas, personas.”

Referencias:
es.wikipedia.org/wiki/Samuel_Doria_Medina