jueves, 7 de julio de 2016
El tobogán de Cristina Fernández
El año pasado, CFK dio un paso arriesgadísimo cuando
decidió no postular algún cargo electivo por primera vez desde 1989 porque con
esa decisión perdía la inmunidad de arresto frente a todas las investigaciones
por irregularidades que seguro le vendrían —por corrupción activa y pasiva, por
decisiones de sus gestiones… Quizás confiaba en el campo minado que dejaba a su
sucesor: la economía en desastre, el poder judicial atemorizado —a veces
cómplice—, su Frente para la Victoria dominando Congreso y provincias… La
receta para su regreso triunfal.
Pero ahora, con su FpV resquebrajado, sus
incondicionales inmersos en procesos, “sus” parlamentarios y gobernadores escabulléndosele,
los jueces “desperezados”, la economía empezando a ordenarse —aunque traumático—
y los medios, proclives en su mandato, olvidándola —sin la guita selectiva—, CFK
añorará su masiva despedida en diciembre y quizás tenga nostalgia de la
multitud que la apoyó en abril. Con sus bienes bajo inhibición general e
involucrada en más procesos, tras los escándalos de José López y Lázaro Báez y
con la diputada Margarita Stolbizer decidida a que los K paguen las culpas que
tengan, ella quizás descubra que en 2015 “no la pensó bien”.
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