domingo, 19 de octubre de 2014

Candombe electoral en la tierra de Artigas

El candombe uruguayo —ritmo de cuatro negras por compás con clave 3:2, como el son cubano— no estaba en las elucubraciones imaginativas de Franco Teutonicus cuando escribía su Ars cantus mensurabilis. Sincrético —como el son—: criollo mestizado con bantú; sincopático, imprevisto, sensual —lo que no excluye su originaria religiosidad— y casi hipnótico, callejero y carnavalero —a diferencia del son—, afianzado en la potencia de su percusión —con tambores chico, repique y piano en la Banda Oriental, bongós, maracas y claves en la Isla, y con distinta fusión con cuerdas y piano—, candombe es alma del oriental gregario e irreverente —otra diferencia con el son.

E imprevistas y de síncope son también estas elecciones uruguayas. Siete candidatos y sólo uno —Tabaré Vázquez Rosas— parecía seguro para gobernar los próximos 5 años desde la centroizquierda del Frente Amplio —con él gobernó entre 2005 y 2010— y menos comprometido con la ALBA que su sucesor. Pero eso se rompe cuando el tradicional Partido Nacional elige —fuera de pronósticos— al joven Luis Alberto Lacalle Pou y los acerca a un balotaje tan imprevisible como el candombe, además —con el colorado Pedro Bordaberry Herrán y con Pablo Mieres Gómez del Partido Independiente— de quitarle la cómoda mayoría congresal de estos dos períodos frenteamplistas.




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1 comentario:

  1. Pelo visto, meu caro Rafael, com exceção de Bolivia, os prognósticos eleitorais em America Latina estão a surpreender a todos. abs

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