viernes, 9 de mayo de 2014

Difícil vuelta de media tuerca para un historiador

Luis Guillermo Solís Rivera ya asumió la Presidencia de Costa Rica. Mencionaré a sus retos, algunos menos visibles.

El primer gran reto es la gobernabilidad en un país que se precia de ser firmemente democrático. De los 57 diputados a la Asamblea Legislativa, Acción Ciudadana (PAC) de Solís Rivera sólo tiene 13 —2 más que en 2010— por lo que necesitó alianzas para avanzar sus iniciativas y las escogió a ambos lados de su espectro: con la centroderechista Unidad Social Cristiana —8 diputados, también en el Ejecutivo— y el bolivariano Frente Amplio —9. Gobernar desde la centroizquierda socialdemócrata (PAC) con dos enemigos políticos, como señala mi amigo Claudio Alpizar Otoya hoy en La República de San José es estar "durmiendo con el adversario". Aliados condicionales a la espera de poder aventajarlo.

El segundo, mantener el desarrollo nacional y mejorar los indicadores sociales, sobre todo la pobreza, alta a pesar de la buena macroeconomía. El tercero, recuperar la confianza ciudadana en su clase política, para que no peligre la democracia. El cuarto, mantener cohesionado al PAC —LGSR fue candidato de emergencia ante las incompatibilidades de los precandidatos.

Sólo así cumplirá.


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