sábado, 24 de diciembre de 2011
De izquierda, de derecha o de todo un poco
Para la segunda vuelta de las elecciones generales del Perú, el país se polarizó entre los partidarios de Humala Tasso con Gana Perú –coalición del Partido Nacionalista con organizaciones de izquierda– y los de Fujimori Higuchi con Fuerza 2011, y las discusiones vehementes sobre si volverían las estatizaciones para acabar con la bonanza económica (aunque con asignaturas sociales pendientes) o regresara el fujimorismo con corrupción y coerción de libertades develó tensiones importantes, con los recursos naturales como parte importante de esa discusión.
Pero cuando el 5 de junio Perú eligió –por escaso 51%– a Ollanta Moisés Humala Tasso como Presidente, su discurso había evolucionado de radical nacionalista de izquierda a centro izquierda–durante la campaña, había cambiado cuatro veces su programa de gobierno–, captando adhesiones y electores y tratando de tranquilizar a los mercados e inversores extranjeros –principalmente en la gran minería–, a la vez que mantenía el caudal de votos que lo había acompañado desde la primera vuelta electoral en abril.
El 22 de agosto, en el III Consejo Consultivo Empresarial del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), el Presidente Humala Tasso invocó a los empresarios asistentes a seguir invirtiendo en el país para asegurar la política social de su gobierno, afirmando que su gestión buscaría mejorar las relaciones con el sector minero; en este sentido, el Gobierno terminaba de negociar exitosamente un nuevo Código Minero que aumentaría los ingresos del Estado a la vez que confirmaba la seguridad jurídica para los inversores.
Y es en este panorama que resurge en Cajamarca, en el sur peruano –una de las menos desarrolladas del Perú y bastión electoral de Humala–, el conflicto por el Proyecto Minas Conga de la Minera Yanacocha S.A. –la mayor productora de oro de Latinoamérica y cuyo principal propietario es la estadounidense Newmont Mining Corporation (que fuera propietaria de Kory Kollo, en Bolivia), junto con la peruana Compañía de Minas Buenaventura S.A.–, que conlleva desaparecer varias lagunas de la región compensándolas con reservorios artificiales que, presuntamente, duplicarían la capacidad de las lagunas, aunque los pobladores, organizaciones ambientales y el propio Gobierno Regional consideran una afección mucho mayor, además de inviabilizar la agroeconomía local con los desechos del proceso minero.
Las soluciones propuestas por el Gobierno y la Minera no satisficieron a los protestantes, mantenido los enfrentamientos y bloqueos, ante lo cual la empresa anunció la suspensión del Proyecto para facilitar el diálogo pero el fracaso de las negociaciones con los huelguistas, presididas por el entonces Primer Ministro Lerner Ghitis, llevó al Gobierno a decretar el Estado de Emergencia en la Región y reestructurar a fondo el Gabinete ministerial, colocando un exmilitar al frente –Óscar Valdés Dancuart, coronel en retiro– y manteniendo los ministros más confiados por los inversionistas.
Después de estas decisiones, Gobierno, Minera y pobladores acordaron solicitar un arbitraje internacional para evaluar el Proyecto.
Sin embargo, la conclusión más importante es el pragmatismo del Presidente Humala, alejado de las consignas electorales que lo llevaron a la Presidencia. La revista británica The Economist lo caracterizó en su artículo “Doing the Conga”: "Los expertos que pensaban que Humala terminaría moviéndose hacia la izquierda, estaban equivocados."
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