domingo, 7 de septiembre de 2014

“Si el barco se hunde, abra más huecos para que salga el agua…”


“Y encomiéndese a quién pueda”.

Cambio y enroques ejecutivos, más militares y de la familia Chávez en el Gobierno —facciones capaces de desestabilizar a NMM—, discursos apologéticos y falsas noticias —“reducción progresiva y significativa” de la inflación sin cifras, al estilo Moreno Bravo en Argentina— son las recetas de NMM para salvar la Revolución bolivariana.

Significativa de este "sacudón del gobierno" fue la remoción de Rafael Ramírez Carreño de la Vicepresidencia de Economía, Ministerio de Petróleo y Presidencia de PDVSA y su traspaso a Cancillería y Vicepresidencia de Soberanía Política. Ahora, los tres cargos económicos pasan a distintos funcionarios —uno militar y otro primo del fallecido Hugo Chávez Frías—, reduciéndose significativamente la concentración del poder, lo que es la segunda novedad de los cambios —con probable paralización del pragmatismo que RRC promovía. La tercera es la llegada de Elías Jaua Milano a los flamantes Ministerio de Comunas y Movimientos Sociales y Vicepresidencia de Desarrollo del Socialismo Territorial.

Bautizadas por NMM como “cinco revoluciones” —económica, del conocimiento, de las “misiones” sociales, política y “socialismo territorial”, con vicepresidencias para cada una y bajo el yerno del difunto HChF—, retoman los “cinco motores de la revolución” de HChF en 2006 que luego descartó.

¿Resolverán las crisis chavistas: inflación galopante, amplia escasez, contracción económica, baja productividad, alta deuda externa, monoexportador, importador de todo lo que consume, cuando 77,3% de los venezolanos —según IVAD— evalúa negativa la situación del país? La respuesta es inequívoca: No, sólo profundizan el fracaso.

“Tormenta perfecta” con recesión —caída del PIB entre 3,1-5%—, desabastecimiento —tercio de la canasta— e inflación —hasta julio, la canasta aumentó 76% interanualmente y más de 60% en global (8 veces el promedio regional, Argentina incluida), agravada por la brecha entre las tasas oficiales —6,3 bolívares por dólar— y no oficial —hasta 90—, deuda china —más de 50 millardos— y baja competitividad —puesto 131 de 148 países: Foro Económico Mundial— que recrece la pobreza extrema —25,1% (2003); 7,3% (2011); 9,8% (2013).




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