martes, 2 de septiembre de 2014

Asa Nisi Masa

Decir “creativo” es pensar en artista, escritor o, aun, científico y casi nunca en político que, con mucho, debe ser creativo (y mucho cuando va en las malas).

Desde diciembre pasado (“Más serán menos”) he dedicado columnas previniendo contra la polarización opositora, lo continué en “Uno más otro y más…” (marzo) y seguí en junio (“Menos serán más”). En el primero mencionaba la “falta voluntad y un plan conjunto de la oposición, hoy lejos de replicar la Mesa de Unidad venezolana”, carencias mantenidas a pesar de alianzas y desalianzas; con muchos precandidatos opositores (Costas Aguilera, Doria Medina Auza, Del Granado Cosío, Patzi Paco, Gil Moreno, Rodríguez Pari, Quiroga Ramírez, Fernández Saucedo y quizás hasta Paz Zamora, Reyes Villa Bacigalupo y alguien por el MNR residual) frente a un liderazgo oficialista que ya había goleado antes (54% en 2005 y 64% en 2009; 74% como meta ahora), las expectativas opositoras eran muy escasas o nulas. A junio, el panorama se reconfiguró con la Concertación Unidad Demócrata (CUD) uniendo sectores mayoritarios del fracasado Frente Amplio con el Movimiento Demócrata Social de Costas Aguilera, ubicándose en un hipotético centro democrático; además, entonces sólo estaba Del Granado Cosío con su movimiento histórico y menos del 5% de intenciones. El reto para la CUD era recaptar todas las disidencias posibles del Frente Amplio y expandirse a otros sectores.

Pero no fue así. Hacia la derecha-centroderecha, Quiroga Ramírez postuló por el Partido Demócrata Cristiano y hacia la centroizquierda Fernando Vargas Mosúa por el Partido Verde; por otra parte, el cómodo margen que entonces obtenía la CUD en las encuestas (32,3%, sumadas las intenciones de voto para Doria Medina Auza y Costas Aguilera, sus líderes, a menos de 10% de las relevadas para el MAS) se deshizo a 15-17% mientras el MAS crecía de los anteriores indecisos (que aún siguen altos en los estudios). El tercer espacio, reducido, es para Quiroga Ramírez mientras Del Granado Cosío alcanza valores similares o menores al error muestral y Vargas Mosúa no aparece. Y aclaro que, aunque siempre he sido crítico de las encuestas electorales, los errores locales nunca han sido, ni cerca, tan burdos como los de 2010 de las encuestadores “pesos pesados” que permanente dieron amplio ganador a Mockus Šivickas para perder (27% frente al 69%) con Santos Calderón.

Y acá entra el análisis creativo: Queda claro que los liderazgos opositores son poco relevantes como candidatos presidenciales frente a Morales Ayma y la disputa por una segunda vuelta se hace, más cada vez, lejana e improbable. Entonces la batalla se centraría en el segundo escalón: los asambleístas, pero en todos los partidos (oficialista y opositores) los carismas son escasos y el machismo (y el reciclaje) permea, lo que da que lamentar. Quedaría la opción improbable: renuncias y cohesiones dentro de la oposición. Pero ni egos ni intereses dan margen de expectación.

Así van las cosas. Menos oníricas que para Guido.



Información consultada

http://es.wikipedia.org/wiki/8½ 

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