lunes, 19 de agosto de 2013

Cartes Jara, Paraguay y sus retos cercanos

"Hacer un Paraguay más justo, inclusivo y digno." [Palabras del discurso de asunción del nuevo Mandatario paraguayo.]

Horacio Manuel Cartes Jara —empresario, banquero, líder deportivo y uno de los hombres más adinerados de su país, cuestionado pero nunca condenado— tras la elecciones de abril que confirmaron la legalidad de los procesos democráticos en el Paraguay y que le dieron un indiscutido triunfo con 45,83% de votos se convirtió el pasado 15 de agosto en el cuadragésimo noveno Presidente de su país y octavo después del regreso a la democracia.

Outsider en política porque recién incursionó en ella cuando en 2009 se afilió a la Asociación Nacional Republicana (ANR, el Partido Colorado del que fue candidato) y antes nunca había votado en una elección, hasta ahora ha sabido manejar —adecuadamente y sin afectar el país— el tema exterior más espinoso de la política exterior nacional: la relación con el MERCOSUR. Los otros 3 miembros —Argentina, Brasil y Uruguay, sus socios comerciales más cercanos y los países que en el siglo xix despoblaron el Paraguay en la Guerra contra la Triple Alianza y lo hicieron retroceder a situación muy anterior a la independencia— lo habían suspendido temporal y rápidamente el 29 de junio de 2012 tras la destitución en juicio congresal express pocos días antes del anterior mandatario Lugo Méndez —una decisión que entonces el mandatario uruguayo Mujica Cordano, que apoyó la suspensión, calificó como definitivamente política— por considerarla un "quiebre democrático", promoviendo también la suspensión en UNASUR, junto con los países bolivarianos. (Esta decisión permitió que, ese mismo día, estos tres países aprobaran el ingreso de Venezuela al MERCOSUR, bloqueado durante años por el Congreso paraguayo, con lo que se incumplían los artículos 20 del Tratado de Asunción —ingresos por decisión unánime de países miembros—, 37 del Protocolo de Ouro Preto —decisiones por consenso y con la presencia de todos los miembros— y 12 del Protocolo de Adhesión de Venezuela —vigencia de la adhesión tras la ratificación por los cinco países. Paradojas geopolíticas.)

Realizadas las elecciones paraguayas —muy observadas para encontrar potenciales irregularidades— y asumidas las nuevas autoridades, quedaban invalidadas las razones que justificaban las sanciones por lo que el bloque procedió a suspenderlas; sin embargo, para Paraguay quedan aún dos aspectos sin resolver: el incumplimiento de los tratados y que Venezuela había asumido la Presidencia Pro Témpore, reclamada por el país mediterráneo. Cartes Jara ha promovido los reclamos paraguayos al respecto, anunciando la posibilidad que, de no satisfacerlos, el país no regrese al MERCOSUR, posición apoyada por su propio partido y, tácitamente, el Liberal —segunda fuerza y que ocupó la presidencia tras Lugo Méndez— y una parte importante del empresariado, que alega que este año suspendido —aunque no sancionado económicamente— Paraguay será el país de mayor crecimiento en Latinoamérica, mientras que a favor del reingreso se han pronunciado parte del empresariado exportador, el Frente Guasú de Lugo Méndez —que se redujo a 3,3% en votación, incluida dentro del escaso 9,2% de todo el espectro de la izquierda paraguaya— y algunos sectores sociales, además de varios representantes políticos preocupados por el tema migratorio; la “movida” política en este momento promovida por Cartes Jara es la de relaciones bilaterales con sus “socios” —invitó a su toma de posesión y se reunió separadamente con Rousseff, Fernández de Kirchner y Mujica Cordano, aunque el no haber invitado a Maduro Moros fue una significativa demostración a pesar de los buenos augurios que éste le enviara—, basándose en que las relaciones con Argentina y Brasil pasan mucho por el suministro de energía conjunta con cada uno —Yacyretá-Apipé e Itaipú, respectivamente—, además que las relaciones económicas con Brasil, su principal socio comercial, no serán afectadas gracias al lobby brasiguayo mientras que las que tiene con Argentina continuamente sufren las barreras y decisiones australes, motivo de reclamo también brasilero —y uruguayo más. Dentro o fuera del Mercosur —a pesar de lo que diga Mujica Cordano— Paraguay crece significativamente —revaluado por la CEPAL en 12,5% frente al promedio latinoamericano de 3% y que el Banco Central paraguayo estima en más de 13% a pesar del aislamiento, algo de lo que Paraguay conoce desde su independencia— frente a actuales “socios” que no lo hacen, en un bloque proteccionista con alta inflación que con los próximos nuevos miembros —Bolivia y Ecuador— será sucursal de la ALBA.

Aparte de las decisiones que Cartes Jara y su administración tomen respecto al Bloque —parte de la reinserción del Paraguay en la comunidad latinoamericana sin violentar su dignidad nacional, eliminando definitivamente el estigma impuesto—, el nuevo Presidente enfrentará tres grandes retos que le obligarán a tomar prontas y oportunas decisiones: en primer lugar, deberá aprovechar el crecimiento económico pronosticado —uno de los mayores mundiales— y la baja inflación acumulada para combatir los altos niveles nacionales de pobreza, sobre todo rurales e indígenas, a la vez que hacer sostenible ese crecimiento; asimismo, tendrá que promover y lograr la prometida —en su discurso ocupó relevancia significativa— inclusión social de todos los paraguayos a través de la participación política de todos los sectores nacionales —con independencia de “color” político e ideología, buen recibida por el expresidente Lugo Méndez aunque su Frente Guasú mantiene una posición crítica frente al gobierno— como única vía para alcanzar las metas que se ha impuesto. El tercero de los retos no es menos importante y será el más visible a corto plazo: Impedir que su gestión sea mediatizada por el clientelismo político de su mismo partido, repitiendo graves y repudiables errores de los anteriores gobiernos “colorados”, aunque no haya sido privativo de ellos; a pesar de que el rápido regreso del Partido Colorado a la Presidencia tras su derrota en 2008 —tras 61 años ininterrumpidos en el Poder, que sumados con su anterior período (1887 y 1904) lo hacen más longevo gobernando que el PRI mexicano y el PCC cubano— puede alentar un triunfalismo falso, el mismo carácter de recién llegado e independencia económica del nuevo Presidente pueden ayudarlo a evitar.

Otra tarea fundamental aguarda a la nueva Administración: incorporar los jóvenes —el mayor percentil de la población paraguaya actual— a la actividad productiva y la política nacional con voz propia y escuchada —no sólo como objeto de voto—, lo que marcará diferencia para el futuro próximo; por eso Cartes Jara les dijo en su discurso inaugural: “Ustedes no son el futuro, ustedes son el presente […] no les pido paciencia, les pido sana rebeldía."

También mencionada en el discurso, la lucha contra la violencia es otra tarea importante de la nueva Administración, muy vinculada al reforzamiento de la justicia y la transparencia y la lucha contra la corrupción —el Índice de Percepción de la Corrupción 2012 de Transparencia Internacional ubica a Paraguay en el lugar 150 de 176 países, con 25 puntos de 100 posibles; en Latinoamérica sólo es superada en corrupción por Venezuela y Haití, con 19 puntos, penúltimo lugar nada envidiable que repitió de los Índices 2011 al 2009. Los sucesos de Tacuatí —el secuestro y asesinato de cinco guardias de una hacienda y el posterior ataque a efectivos policiales, ambos por parte del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP) y no el primero en esta zona, donde ejerció de obispo el expresidente Lugo Méndez— al día siguiente de la asunción de Cartes Jara y que “casualmente” también coincide con el final del juicio por los sucesos de Curuguaty el 15 junio de 2012, detonante de la destitución de Lugo Méndez. (Se debe recordar que durante el ejercicio episcopal de Lugo Méndez se le acusó de haber dado santuario en 2005 a los secuestradores y asesinos de Cecilia Cubas Gusinky —hija del expresidente Cubas Grau—, miembros del Movimiento Patria Libre, con fuertes vínculos con las FARC colombianas.)

Por lo pronto, el primer gabinete ministerial de la Administración Cartes Jara —de los 11 nombrados, 3 son mujeres— ha sido caracterizado básicamente como “técnico”, aunque el nombramiento cuestionado ha sido el del Canciller Eladio Loizaga Lezcano por presuntas vinculaciones con la dictadura de Stroessner Matiauda —también de la ANR.

Estaremos atentos a los próximos 100 días.







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