miércoles, 16 de noviembre de 2011

De varias elecciones

El fin de semana pasado, 2 países centroamericanos fueron a elecciones: Guatemala y Nicaragua.
Guatemala iba a la segunda vuelta de unos comicios que buscaban el sucesor del centroizquierdista Álvaro Colom Caballeros, proceso electoral que tuvo el intento de postulación de su ex esposa Sandra Torres Casanova, quien se divorció de él en abril de este año para tratar de burlar el precepto constitucional guatemalteco que prohíbe postular a familiares del presidente en ejercicio, lo que no logró.
En esta segunda vuelta se enfrentaron el general retirado Otto Pérez Molina –perdedor en 2007 frente a Colom–, del Partido Patriota, y Manuel Baldizón Méndez, del Partido Líder, ambos políticos de derecha. Según los analistas, Pérez Molina ganó por su discurso más basado en combatir la inseguridad ciudadana y menos populista que el de su oponente.
En Nicaragua, el presidente Daniel Ortega Saavedra fue reelegido con más de 62% de los votos, en unas elecciones matizadas por 2 hechos: la cuestionada legalidad de su postulación –para muchos, contraria a la Constitución vigente pero que un fallo judicial la interpretara favorablemente–, y el fraccionamiento de la oposición, incluidos 3 partidos que se denominan Liberal.
Con este tercer período de Ortega–el primero de 1985 a 1990–, en Nicaragua se afianza el Frente Sandinista, con orientación populista de izquierda que mantiene una relativa bonanza económica, en gran medida por el apoyo económico de Venezuela, país del que Nicaragua es un firme aliado.
Con estas 2 elecciones, no cambia sustancialmente el panorama político de Centroamérica, porque se han superado las graves contradicciones internas de la década de los 90, aunque no se hayan solucionado todos los problemas.
Del otro lado del Atlántico, el próximo domingo 20 España elegirá al nuevo Presidente del Gobierno entre Mariano Rajoy Brey (PP) y Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE). Pero las últimas encuestas (DYM) dan al PP 47% de los votos válidos, lo que le aseguraría una amplia mayoría –la mayor obtenida– y la Presidencia para Rajoy, y un descalabro para el PSOE, que sólo tiene como baza el afianzar la duda en los indecisos de que el PP va a aplicar, en toda España, las mismas medidas que sus gobiernos autonómicos están aplicando hoy.

Y nos queda Bolivia, donde el pasado viernes 11, después de varias postergaciones, el Tribunal Supremo Electoral presentó los resultados de las elecciones judiciales y confirmó que los votos no válidos (blancos y nulos, alrededor de 15% y 43%, respectivamente) ganaron ampliamente a los válidos (43%, aproximadamente), con abstencionismo de 20%.

De ello, sólo tengo 2 comentarios: según el oficial “Atlas Electoral de Bolivia”, el voto nulo de los últimos 30 años de democracia –que es expresión de rechazo al evento electoral– no había superado jamás 6% (presidenciales de 1985 y 1989) de los votos emitidos. El otro es matemático: consecuencia de la cantidad de votos inválidos, la inmensa mayoría de los candidatos que fueron elegidos sólo recibieron un apoyo marginal de los electores.

                                                                                            


Referencias:
http://www.lavozdegalicia.es/espana/2011/11/07/00031320697109184924988.htm

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