martes, 29 de mayo de 2018

Criminal farsa



El domingo, el régimen madurista buscó “afianzar” su dictadura: a la ilegalidad de la Asamblea Constituyente y de los comicios regionales y municipales del año pasado le sumó la “reelección” presidencial.

Sin oposición (los “candidatos oponentes” eran “el juego de legalidad”), rechazada por la mayoría de los países latinoamericanos, EEUU, Canadá y la Unión Europea, con un Consejo Electoral abiertamente sumiso y corrupto (el año pasado, la empresa que proveía servicio de voto electrónico desde que Chávez lo instauró denunció, que la CNE había realizado un fraude millonario para la Constituyente) y con una abstención récord (la “oficial” en 54%, la de Meganálisis en casi 83%) a pesar de las coacciones a los empleados públicos y a los beneficiarios de las Misiones para que votaran (el oficialismo promovió el voto ilegal con el madurista Carné de la Patria y no la cédula para facilitar el fraude), fue tan burda la farsa que hasta uno de los candidatos corifeos (Henri Falcón Fuentes, exchavista, exopositor) llamó a desconocer las elecciones “por las serias irregularidades” y realizar nuevas, aunque las posibilidades de que ganaran la farsa él o alguno de los otros dos candidatos de relleno era irreal porque todo estaba dispuesto para darle la victoria a Maduro Moros.

Hasta el momento sólo  sus aliados han reconocido los resultados: Bolivia, Cuba, El Salvador e Irán (falta Nicaragua). China y Rusia también; China para que el actual régimen en el poder le siga pagando (en petróleo) las decenas de miles de millones en créditos adeudados; Rusia porque Venezuela es su principal aliado geopolítico regional.

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