domingo, 16 de agosto de 2015

Hollywood en La Habana

No creo que alguien dude de que Hollywood es la otra capital estadounidense. Desde la apropiación diaria del gran espectáculo big show— tan permanentemente presente en la vida estadounidense, hasta la vinculación con sus dos grandes expresidentes recientes —Kennedy, el primero en salir a la TV (además de indiscreto amante de la Monroe) y Reagan con su Guerra de las Galaxias (espectáculo también)—, Hollywood y su fábrica de fantasías son inseparables de los hitos del país del Norte.

Y no podía dejar de ser un big show la iza de la bandera estadounidense en La Habana, en el mismo edificio en que 54 años siete meses y 24 días antes —cuento 13 días de años bisiestos— Larry Morris, Mike East y Jim Tracey, entonces tres jóvenes marines, la arriaban y ayer, invitados especiales en “la Embajada” —calificativo que nunca perdió aunque no lo fuera y que la distinguía sin confusión alguna—, se la entregaban a otros tres jóvenes nuevos marines —nueva guardia de la Embajada— para izarla.

También es simbólico que la ceremonia fuera el día después del 89 aniversario del Comandante Fidel, piedra en el zapato de 10 presidentes norteamericanos y su permanente crítico—hoy aún, al menos parcialmente, inconforme con la nueva situación—, “robándole” la noticia. Porque hacerlo este día también es muy simbólico —muy Hollywood—: es como un uróboros —la serpiente que muerde su cola— donde el onceavo presidente desde que «Ike» Eisenhower rompiera relaciones, las reabre para reiniciar una relación muy histórica.

Como dijo Kerry —el primer Secretario de Estado en La Habana en 70 años—, “ha llegado el momento de movernos en una dirección más promisoria”.
 

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