martes, 6 de enero de 2015

Latinoamérica de 2014 a 2015

Dos mil catorce fue un año complicado: el declive de la bonanza de los commodities y algunas elecciones —no todas— con nerviosismo para los aspirantes fuertes, pero 2015 lo será más.

Recordando elecciones, en la Región —descarto el Caribe anglo-franco-neerlandés— se eligió presidente en Costa Rica, El Salvador, Colombia, Panamá, Brasil, Bolivia y Uruguay; de ellas, en cinco hubo ballotage —Bolivia no necesitó y Panamá no lo estipula—, lo que es señal de que en esos países no fueron victorias contundentes. En Colombia, Brasil y Bolivia sus gobernantes fueron reelegidos pero en los dos primeros sufrieron para lograrlo. Desde el color político y aunque las etiquetas son frágiles, para clarificar mencionaré que Costa Rica pasó de centro a centro-centroizquierda, en El Salvador se reforzó la izquierda, Colombia se mantuvo en la centroderecha, Panamá se mueve entre derecha y centroderecha —liberales—, mientras que Brasil mantiene su centroizquierda —aunque más al centro—, Bolivia su izquierda y Uruguay su centroizquierda. Una visión simplista diría un giro hacia la centroizquierda-izquierda, lo que reforzaría el capitalismo populista de Estado del socialismo del siglo XXI —con los principales miembros de la ALBA: Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela y sus simpatizantes: El Salvador, Brasil, Uruguay, Argentina y sectores del oficialismo chileno— pero, como veremos a continuación, esa visión maniquea es errada.

El largo estancamiento nipoeuropeo y la progresiva ralentización china producen un continuado descenso de precios en commodities que afecta a casi toda Latinoamérica; además, la recuperación económica de EEUU le regresa los capitales —“golondrina”— que durante su crisis llegaron a Latinoamérica y, sobre todo, a los BRICS+MINT —desacelerándolos y, a su vez, necesitando menos commodities—, a lo que se suma el abrupto descenso de los precios del petróleo —consecuencia de las desaceleraciones pero agudizado interesadamente por las monarquías del Golfo, saudíes sobre todo, y el boom del shale oil— y malas —Brasil— o pésimas —Venezuela y Argentina— conducciones económicas.

De los países hidrocarburíferos y mineros, México —por su apertura actual y su amplio comercio con EEUU en franca recuperación— podrá ser el menos afectado en su economía  entre los exportadores; igual sus socios en apertura, Chile con su FEES, Colombia y Perú. En Brasil ganó Rousseff pero gobernarán las propuestas económicas de Neves —que no tendrá que hacer el trabajo feo como sí le tocará al próximo que sustituya al kirchnerismo. Venezuela, luego del fracaso del diálogo y de la constatación de que una oposición en distintas velocidades no es viable, va hacia su implosión.

En resumen, los ahorradores serán beneficiados y pronto los espejismos económicos de cualquier tendencia se esfumarán, arrastrando populismos, economías ideologizadas y proteccionismos. No son buenos augurios pero confío que se aminore, en general, el trauma para los más pobres y sin otra “década perdida”.


Referencias


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