domingo, 19 de febrero de 2012

El ejemplo y la enseñanza

El pasado 12 significó un antes y un después para la oposición en Venezuela. El antes porque en 13 años de chavismo, los partidos tradicionales fracasaron frente a la “locomotora” Chávez y porque, desde 2007, la oposición (unas 30 organizaciones políticas y cívicas) fue reinventándose y articulando en la Mesa de Unidad Democrática (MUD), proceso largo y lento que dio sus primeros frutos en las Legislativas de 2010. Para poder enfrentarse con posibilidades en las generales del 7 de Octubre próximo, la MUD hizo una apuesta arriesgada: convocar a primarias abiertas para elegir al candidato de consenso. Los resultados se conocen: participaron más de 3 millones de electores (17% del padrón), Henrique Capriles Radonski fue elegido candidato con más de 62% de los votos y  los otros  precandidatos le dieron su total apoyo.

Y ése es el después: la posibilidad estadística de ganarle a Chávez, captando los indecisos (más de 30% del padrón) y los chavistas desencantados.
Y es también un después para otros países con socialismo del siglo xxi, como Bolivia. Tres oposiciones partidarias principales: UN, MSM y VERDES no se articulan hasta ahora y sus acciones son reacciones, generalmente inefectivas, frente a la mayoría oficialista, y en aprovechar, a veces, las dificultades internas del MAS. Sólo primeros y tímidos pasos de UN (el retirar su candidato en Sucre en pro de la mayoría y el pedido de primarias ahora) van en el sentido de unificarlos.
Por otro lado, las oposiciones no partidarias (indígenas, principalmente; COB; cívicos) tampoco se han articulados aunque, en el caso de los indígenas de Tierras Bajas, son la fuerza más visible y acreditada entre la población.
El ejemplo está dado; la enseñanza sigue por aprenderse.

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