martes, 28 de marzo de 2017

Condón, educación y aborto


En los últimos meses, el tema del aborto y su legalización es eje de muchos debates importantes —explicitados desde posiciones científicas, la defensa de la objeción de conciencia y de la libertad de elección, muchas veces usadas contrapuestamente, hasta la misandria— pero nula o escasamente desde la prevención del embarazo a través de los métodos preventivos y la educación sexual, áreas de la salud pública y la educación integrales, responsabilidad del Estado. A estos temas me referiré.

En la prevención del embarazo definimos como métodos anticonceptivos a “cualquier acto, dispositivo o medicación para impedir una concepción o un embarazo viable” cuyo empleo conllevará el control de la reproducción —de la natalidad— en un concepto amplio de planificación familiar: educación sexual, prevención y tratamiento de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y tratamientos contra la infertilidad, entre otros; sobre la interrupción del embarazo —agresivo a la vida tanto de la madre como del feto, además de agresivo a la integridad física de la madre—, en lo debatido se obvia que el Programa de Acción del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) excluyó el aborto como método de planificación familiar.

La Educación Sexual Integral incluye la enseñanza, difusión y divulgación de la sexualidad humana en todas las edades del desarrollo, las relaciones sexuales, la orientación sexual, la reproducción y los derechos sexuales y reproductivos, desproveyéndolos de tabúes, prejuicios y mitos. La educación sexual —fundamental contra el machismo, la violencia de género y la sexualidad irresponsable— promueve el respeto a las identidades y concita la participación de la escuela —el Estado lo ha incluido dentro de la vigente Ley de Educación “Avelino Siñani-Elizardo Pérez”, aunque desconozco la profundidad y amplitud de su aplicación—, la familia —muchas veces prejuiciosamente renuente a tratar el tema o tendiente a sólo hacerlo desde la fecundación— y la sociedad civil, eje de opinión pública y muchas veces reduciendo sexualidad a genitalidad.

Entre los métodos anticonceptivos más efectivos, baratos, de fácil uso y accesibles están los “de barrera”. De éstos, el condón masculino —el único en el que participa el hombre— tiene un alto porcentaje (85-95%) de efectividad anticonceptiva y —aunque cuestionado con falsos prejuicios machistas y criticado antes por razones religiosas y de falsa promiscuidad— protege a la madre de las ETS, le evita los conflictos de un embarazo no deseado y las afecciones físicas y posteriores psicológicas de su interrupción. Lamentablemente, la exclusión de los métodos preventivos y la educación sexual de las discusiones actuales y la definición de pobreza y estudio como causales, son sesgos neomalthusianos —plenamente rebatidos en China— simplificadores de la acción responsable del Estado y contradictorios con la Agenda Patriótica 2025.

La Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo de El Cairo demandó «encarar la práctica actual de recurrir al aborto para la regulación de la fecundidad mediante la satisfacción de la necesidad de las mujeres de esos países de contar con mejor información y más opciones El aborto como método contraceptivo crece ante la falta de adecuada educación sexual —más escasa bajo carencia, sobre todo rural— y de acceso y promoción del uso de métodos preventivos seguros y no agresivos.




Información consultada

s/a: Programa de Acción. UNFPA, 2004.
Varios: Sexualidad y género. Un derecho educativo. Módulo educativo para profesores y profesoras del sistema educativo del Estado Plurinacional de Bolivia. Viceministerio para Igualdad de Oportunidades, La Paz, 2010.

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