jueves, 29 de octubre de 2015

Días de elecciones y decisiones

                                         
El pasado domingo fue un “pesado” día electoral para Latinoamérica porque hubo elecciones en Haití, Argentina, Guatemala y Colombia.

El país más pobre de las Américas celebró elecciones generales en busca de solucionar su crónica inestabilidad política. Pero como muestra del desorden casi permanente del país, los casi 6 millones de electores elegirán el sucesor del actual presidente Michel Martelly entre 54 candidatos; entre ellos, las últimas encuestas daban como favorito a Jude Célestin (LAPEH), seguido por  el oficialista Jovenel Moïse (PHTK) y Moïse Jean-Charles (Pitit Desalin). Los resultados se sabrán en diez días pero la muy probable segunda vuelta electoral se realizará el 27 de diciembre.

Los más de 7 millones de electores de Guatemala fue a segunda vuelta presidencial tras elecciones marcadas por la creciente indignación ciudadana hacia el sistema político que llevó a la cárcel primero a la vicepresidente, Roxana Baldetti Elías, y después al presidente Otto Pérez Molina, detenido 3 días antes de los comicios. En este ballotage participaron el humorista y director Jimmy Morales por FCN-Nación y la exprimera dama Sandra Torres Casanova por UNE, ambos abanderados contra la corrupción. La amplia victoria fue de Morales.

Colombia celebró comicios regionales para elegir gobernadores, asambleístas departamentales, alcaldes, concejales y ediles. Pero más allá de las importancias locales, lo determinante de estas elecciones es que las autoridades electas serán muy importantes a la hora de refrendar en votación los acuerdos de paz con las FARC y, de ser aprobados, gestionar y administrar los primeros años del posconflicto en medio de la desaceleración económica. También importante es que en esta elección se cerraron 12 años de gobernar la izquierda en la Alcaldía Mayor de Bogotá con la victoria del ex alcalde Enrique Peñalosa Londoño de Movimiento "Equipo por Bogotá" y Cambio Radical.

Pero la elección con más expectación fue la argentina para elegir presidente, 24 senadores (de 72), 130 diputados (de 257) y 11 gobernadores provinciales (de 23), lo que dará una nueva realidad al futuro presidente; también se eligieron 43 miembros del Parlasur.
Una elección en que, luego de las PASO, compitieron 6 candidatos: el postkirchnerista Daniel Scioli Méndez (FpV), Mauricio Macri Blanco (Cambiemos, centroderecha), el ex kirchnerista Sergio Massa Cherti (UNA, centro), Margarita Stolbizer Ramos (Progresistas, izquierda), el trotskista Nicolás del Caño (FIT) y Adolfo Rodríguez Saá (Compromiso Federal, centroderecha), pero sólo 2 con opciones: Scioli y Macri, con Massa lejos.

Y aunque el ballotage era opción, todas las encuestas daban a Scioli como amplio puntero o ganador. Pero sucedió lo imprevisto: Macri remontó, por momentos superó a Scioli y terminaron en empate técnico (Cambiemos ganó también imprevistamente y con amplio margen la provincia de Buenos Aires, bastión kirchnerista y gobernada por Scioli). Massa estuvo dentro de los pronósticos y pasó a ser árbitro del ballotage del 22 de noviembre mientras el resto no contó.

¿Quién sucederá a CFK el 10 de diciembre? Todo puede suceder pero ya Macri confirmó que el “cambio es posible” y lo seguro es que terminó la Era K.

También el pasado 25 hubo elecciones generales en Tanzania y Costa de Marfil; legislativas en Polonia y Omán; locales en Ucrania, y referéndum constitucional en la República del Congo.

Información consultada


domingo, 25 de octubre de 2015

Seguir o cambiar y cómo hacerlo, esa es la gran duda en Argentina

                               
Hoy Argentina elige presidente o, al menos, reduce los posibles a dos. Desde las PASO de agosto, las opciones son para el postkirchnerista Daniel Osvaldo Scioli Méndez y el centroderechista Mauricio Macri Blanco, en las encuestas con niveles semejantes a agosto (Scioli: 38 a 40%; Macri: 30 a 28%); de seguir esta tendencia, sería difícil ganar en primera vuelta, aunque ambos apuestan a captar el 20% no definido —más descreído que indeciso. Lejos está Sergio Massa Cherti, quien no remonta su 20% de las PASO pero sería árbitro del muy probable ballotage, y el resto no cuenta.

Y es que la paradoja de estas elecciones pasa porque ninguno de ellos se “vende” hoy más allá de un imaginario centro político: Scioli como centroizquierda cada vez más centro, Macri desde la centroderecha casi al centro y Massa centrista con movimientos de cadera hacia ambos lados inmediatos. Más allá de otras diferencias o confluencias, la economía es transversal a los tres programas: Scioli dice que va a corregir los desbalances macroeconómicos y ser menos populista que la dinastía K, Macri que mantendrá los bonos —producto de la bonanza de commodities que rebajaron la pobreza pero frustraron el desarrollo del país y crearon una gran población parásita que vota por los K— y Massa que aliviará los impuestos. La incredulidad de los votantes entrevistados raya 50% para todos ellos.

Los 32 millones de electores argentinos tendrán que decidir sobre el cambio gradual de Scioli para “seguir haciendo”, el “cambio es posible” de Macri o “el cambio justo” de Massa —homófono del programa español.

Información consultada


martes, 13 de octubre de 2015

Mala Primavera, peor estío


Siempre defiendo la libertad y la democracia, por eso en celebré las Primaveras Árabes y critiqué las falsas democracias de esa Región (dictaduras con formalidades democráticas) pero he visto que muchas de esas Primaveras devinieron en fanatismos confesionales.
El primer brote primaveral fue en octubre de 2010 en el Sahara Occidental. Le siguió Túnez en marzo siguiente, la única democracia lograda; tras Túnez, le siguieron protestas menores en Argelia, Líbano, Jordania, Mauritania, Sudán, Yibuti, Somalia, Kuwait, Marruecos y Omán y Arabia Saudita. Complicadas fueron las de Iraq (que a poco le costaron el poder al primer ministro Al-Maliki) y Bahréin, que terminó con la ocupación del país por tropas del Consejo de Cooperación del Golfo encabezadas por  Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos para fortalecer la monarquía.

Así, hasta las más largas Primaveras: la egipcia, hoy apaciguada, y la yemení, complicada por tribalismos que llevaron a la intervención saudí. Y también Libia y Siria, las más cruentas. En Libia, las protestas populares se convirtieron en una rebelión contra la dictadura de Gadafi, que cayó y fue asesinado. Por su parte, la violencia desatada por Al-Asad contra las protestas por democracia desencadenaron una rebelión popular respondida con tropas y bombardeos aéreos. Originalmente liderados por el Ejército Libre Sirio (prácticamente hoy desaparecido) y el Consejo Nacional, del mismo se fueron desgajando grupos cada vez más radicales de tendencia salafista suní (como es Arabia Saudita y como fue Al-Qaeda) hasta llegar al terror del grupo yihadista takfirista sunní DÁESH (EIIL o Califato del Estado Islámico), dominando grandes territorios en Siria e Iraq con suma crueldad.

La estrategia occidental fue cortoplacista, sin involucrarse directamente, apoyando a grupos rebeldes, muchas veces poco conocidos, con dinero, asesores y armas (caídas en manos salafistas). Como en Afganistán donde el apoyo a los muyahidines opuestos a la URSS se convirtió en Al Qaeda, en Iraq y Siria el apoyo terminó en Al Nusra y el Califato, aterrorizando toda la región y provocando oleadas de refugiados (mezclados con migrantes económicos) que colapsan a Europa y crean una inesperada crisis humanitaria…
Y para confundir, múltiples intereses: Israel contra Hezbollah e Irán; Turquía contra los kurdos; salafistas suníes contra chiíes; Irán contra Israel; las monarquías contra Irán… Y Rusia, con un Cáucaso a punto de explotar plagado de extremistas islámicos y buscando reposicionarse como potencia.

¿Qué pasará? Hoy, dos coaliciones con intereses distintos combaten con bombardeos (hasta ahora) al DÁESH: una, con EEUU, sus aliados occidentales, Turquía y los países del Golfo; la otra (hasta ahora más efectiva), de Rusia, Iraq, Irán y Siria (y con China cerca).
Cientos de miles de muertos y muchos más huyendo hacen meditar cómo fue hecho. Peor si Donald Trump, campeón del conservadurismo en EEUU, considera que el mundo hoy sería más seguro con Saddam Hussein…


Información consultada

http://libia-sos.blogspot.com/